Pólvora Live
Café Tacvba dio un ‘señor concierto’ en el Auditorio Nacional
Arrancó una serie de shows de Café Tacvba en el Auditorio Nacional llamado Un Segundo Concierto Acústcio y aquí te lo contamos.
Hay bandas que son ya iconos en el rock nacional ya sea por su ingenio, su entrega, su capacidad de reinvención o incluso su duradera carrera. Una de esas agrupaciones, que llega ya a poco más de tres décadas, es ni más ni menos que aquella salida de los lugares más recónditos de Ciudad Satélite, Café Tacvba.
Los hermanos Quique y Joselo Rangel, Emmanuel ‘Meme’ del Real y el ‘mil nombres’ Rubén Albarrán se presentaron la noche del 2 de junio en el Auditorio Nacional para hacer del recinto un lugar de fiesta para Café Tacvba, esa banda que ha marcado el camino de varios en el universo del rock mexicano (aunque muchos digan que no son rockeros) que, a las 8:40 y sin necesidad de abridores o invitados, comenzarían la primera de cuatro veladas de su gira Un Segundo Concierto Acústico.
CANCIONES OLVIDADAS Y HITS DEL CAFÉ TACVBA
Después de dos años de encierro de no encontrarse con su público de la CDMX, aquel que los vio nacer y crecer musicalmente; y después de que Albarrán encontrara el micrófono adecuado para la presentación, los tacvbos iniciaron el ritual con “María”, que inmediatamente causó furor en los miles de asistentes que llenaron el recinto.
“Diente de León” y “Trópico de Cáncer” siguieron la fiesta acústica entre los gritos del público de ‘Oeoeoe, Café, Café’ que invocaban la mejor de las vibras para este reencuentro acústico entre el ‘cafeta’ y su querido público.
“Muchas gracias, que alegría pasarla esta noche con ustedes. Deseamos que la pasen muy chingón, que canten, bailen, se liberen y regresen contentos a casa”, exclamaba Rubén, provocando la entrega total de los asistentes para continuar recordando uno de los mejores álbumes de la banda y de la historia del rock mexicano, Re. Con “El Metro” y “El Ciclón”, rolas que no tocaban en vivo desde hace un rato, o como agregaría el polémico vocalista, las “viejitas pero bonitas”.
Recordando que el público presente es como un ramo de flores preciosas, la locura en el Coloso de Reforma continuó con “Las Flores” para después, al grito de guerra de “vamos a bailar y echar desmadre” sonara uno de sus primeros hits: “La Chica Banda”, dando por terminado el bloque acústico de la noche para dar paso a una banda oaxaqueña y a un Rubén ataviado de su traje blanco.
Fue entonces que los asistentes sintieron “La Muerte Chiquita” desde el escenario para dar pase al acompañamiento del resto de la banda en una rola dedicada a los grandes cuerpos de agua, los mares y los ríos: “Olita del Altamar”. Cerrando el bloque con banda, Quique Rangel hizo gala de su voz al entonar “Futuro”, otro tema que causó sensación en los presentes que no paraban de cantar, bailar y beber a ritmo de los satelucos.
Después de un breve momento de transición, el telón negro que había detrás de Café Tacvba cayó para revelar a la orquesta que le daría el toque sinfónico al resto de la noche, abriendo con “El Aparato” para seguir encarrerados en “La Locomotora” mientras Albarrán agradecía a los músicos por el acompañamiento en esta noche de fiesta.
Entonces se escuchó otro grito de guerra musical que retumbó hasta la memoria de José Emilio Pacheco pues todo el Auditorio entonó ese ‘Oye Carlos…’ para dar pie a “Las Batallas”, que, al más puro estilo de su segundo desenchufado supieron ligarlo con otro gran éxito: “Rarotonga”, esto mientras Rubén bailaba y brincaba, cansándose, pero entregándose a fondo ante los rendidos asistentes.
La locura se convirtió en calma con un toque de nostalgia pues esta velada resonó con la canción de trío de cantina llamada “Esa Noche”. Otro clásico de los tacvbos que dio paso a la entrada de un organillero, algo tradicional que sirvió de introducción para “Mediodía”, seguida de “El Outsider”, en donde Rubén mencionó que “este mundo ya tiene una fecha de caducidad”, donde Café Tacvba brilló con el acompañamiento del saxofón interpretado por Franklin y una trompeta cautivadora de la mano de una joven llamada Nicte.
Para reafirmar la sangre chilanga de la agrupación, el show acústico sinfónico prosiguió con un himno de Jaime López en el que la “Chilanga Banda” se dejó sentir en todo el recinto, ya fueran pachucos, cholos, chundos, chichinflas o malafachas. Así, con la vibra de la gente a tope, la velada tacvba continuó con la melodía de “Volver a Comenzar” con Meme dejando los teclados por primera vez en la noche y Joselo Rangel cantando una parte del tema que fue coreado por todos. “Que gran emoción, muchas gracias a todos”, declaraba el vocalista y líder de la agrupación visiblemente sensible ante este reencuentro.
Así, viajamos de nuevo al pasado de los rockeros con “El Puñal y el Corazón”, donde entre la bailada y el desmadre en el escenario; Albarrán deja caer su gorro y muestra su melena que se movía a ritmo de la canción, motivando los aplausos de todos. Pero fue en el cierre de este tema cuando la banda dejó sus instrumentos de lado para ponerse a bailar y así despedirse por primera vez en una tocada que pintaba para ser de las más memorables que ha ofrecido Café Tacvba.
La euforia no cesaba ni siquiera con las luces encendidas, pues el coro de ‘Oeoeoe, Café, Café’ y el ‘Papapapaeoeo’ llamaban de regreso a este cuarteto para realizar su primer encore de la noche. Dejando de lado su vestimenta blanca para ahora estar de negro y con su playera clásica del Segundo Acústico, Rubén y los tacvbos interpretarían “El Espacio”.
Continuaron la velada con una dedicatoria a la madre Tierra en el crossover entre “Volcán” y “De Este Lado del Camino”. Cayó la oscuridad de nuevo y Meme salía acompañado de Joselo y la orquesta para tomar el escenario del Auditorio, robándose el corazón adolorido de los presentes al cantar “Aviéntame”, canción del soundtrack de Amores Perros. Luego llegaba el momento sad de la noche con una de las canciones más cursis y dedicadas en México: “Eres”.
Regresó entonces Rubén de su breve descanso con “Quiero Ver”, ahora con su poncho negro encima mientras la celebración de más de tres décadas comenzaba a llegar a su fin. “Deseamos que hayan disfrutado esta noche pues hemos navegado por la vida muy felizmente gracias a la música y a ustedes, gracias por el camino que hemos compartido”, afirmaba el conmovido vocalista para reventar todo con “El Baile y el Salón”, tema que marcaba el final de una velada mágica con los tacvbos… o así se creía.
Eso no era el final pues los oriundos de Ciudad Satélite tenían una rola más. Ante los incesantes gritos de ‘otra, otra’, el cuarteto saldría una vez más, esta vez ya sin la orquesta en el escenario, pero si con toda la buena vibra para cerrar con broche de oro con el cover a Juan Luis Guerra con “Ojalá Que Llueva Café”, dejando así el testimonio de una carrera en un show de dos horas y media en el que demostraron que, cuando se alejan de posturas ajenas a la música y se entregan a su público, son una de las mejores bandas del rock en español sin lugar a dudas.