Pólvora Live
Prayers: así fue la emotiva noche de Cholo Goth en el Circo Volador
“Pa’ los cholos y las cholas”, cómo dice Don Cheto. Centenares de personas nos reunimos la noche del sábado 18 de junio en el Circo Volador, en una ecléctica fila de cholillos, cómo les llama un amigo de Chihuahua, y personajes góticos. Una cita anticipada por muchos, pues debido a problemas legales con la maldita migra (ahora referenciando a Brujería), Leafar Sayer, nombre artístico de Rafael Reyes, Prayers no podía presentarse en nuestro país.
A pesar de su reciente separación con el gran Dave Parley (a quién veremos con su nuevo proyecto por acá en octubre), el proyecto de Cholo Goth sigue más fuerte que nunca y ante más de dos mil personas, la hermandad de San Diego unió las almas de sus fans capitalinos.
Scorpio Seis Nueve: el invitado de lujo para la Cholo Night
Para arrancar la noche, uno de los mejores DJs de la escena oscura tomó el escenario: Scorpio Seis Nueve. “¡Bienvenidos!”, gritó ante la gente cuando sus tornamesas se encontraron listas. Bajo el atuendo de demonio, entre cuernos, pupilentes y una estrafalaria estola de plumas, se esconde una de las personas más simpáticas y amenas que hayamos visto en internet. Un auténtico disc jockey, especie en extinción que carga a todas partes su arsenal de vinilos para cada mezcla. Por ahí sonaron temas de Rammstein, Molchat Doma y un par de amenas sorpresas nacionales cómo Calaverx y Hoffen.
Inmerso en una penumbra, se le veía feliz, grabando historias de vez en cuándo pero el público, lucía muy apagado, salvo al momento de sonar canciones muy conocidas. Aunque reconozco, el set sí pecó de bastante largo.
El cierre de Scorpio lució precipitado por la presión del tiempo pero con una versión bastante joya de “My Way”, se despidió de una gran forma. Síganlo en Facebook, cada noche sube un video presentando canciones de su vasta colección de acetatos. Seguro conocerás buenas bandas gracias a él. Un crack.
Prayers, un emocionante y poderoso performance
No sabíamos como saldría Leafar al escenario. En historias de Instagram previas al show, el cantante llegaba al aeropuerto en silla de ruedas. Tan solo una hora antes, su pie, con uñas de impecable pedicure, recibía un tratamiento con pomada.
Diez minutos antes de la hora pactada, el logotipo de Prayers iluminó las pantallas verticales colocadas. Sus colegas, con machete en mano, salieron a escena para anticipar la llegada del perro convertido en Dios. Y ahí entró, totalmente de pie, con pentagrama en el pecho, largas botas negras y un abrigo con imagen de la banda. Entre los machetes, Leafar apareció. “Paloma Negra”, “Gothic Summer” y “Black Leather” se encargaron de dar el inicio.
“Siento su energía, México. ¡Los quiero muchísimo!”, repetía el vocalista a todo momento. Los cholos atrás de él, siempre con un porte serio, intimidante, “cuidando al jefe”. ¡Quisiera tener su trabajo! En las pantallas, impresionantes videos decoraban el espectáculo. Los hits no faltaron: “Tears in the Rain”, “Young Gods” y el antaño “Only Death Can Set Me Free”, con conmovedoras imágenes de su familia proyectando tras de él.
El hombre tendrá decenas de tatuajes en el cuerpo, una fortitud envidiable y un enorme carisma pero no tiene miedo a explotar sus sentimientos frentes a sus admiradores. Un llanto se apoderó de su rostro en varias ocasiones mientras todos, le apoyábamos con nuestros gritos. “Sé que les cuesta mucho trabajo ganarse la plata para pagar el boleto, espero no haberles arruinado la noche”, se lamentaba. ¡Jamás lo harías!
Hubo errores en la ejecución, varias canciones tuvieron que repetirse. “Luis es quien me ayuda en los visuales. Él sí es un profesional, yo estoy bien pendejo”, bromeaba Leafar. Al menos sabemos que Prayers no realiza playback en sus conciertos. En especial en un himno tan importante en la última década para la comunidad gótica cómo lo es “From Dog to God”.
¡Épico cuándo salieron danzantes prehispánicos para bailar “Mexica”! Ese sentimiento de identidad tan marcado de la comunidad latina en la frontera gabacha es muy contagioso y entre celulares entusiastas grabando videos y los estrepitosos aplausos, los artistas pasaron muy contentos al backstage. A mi lado, un chico de barba casi lloraba mientras gritaba “Mexica, Mexica”. Increíble.
Pero Leafar es un hombre enamorado que extraña a su esposa, Kat Von D. Y cuándo tocó “Perfect for You”, imágenes de ella comenzaron a pasarse en las pantallas. Sus lágrimas volvieron a caer y esta vez, sus camaradas cholos salieron a la acción para abrazarlo.
El cierre de Prayers fue un tanto errático pero lleno de sorpresa. Sonó “La vida es un sueño”, cántico de batalla para todos los cholo goths presentes. “Quiero estar con ustedes, abrazarlos, besarlos, tomarnos una foto” y de la nada, con todo y pie torcido, bajó hacia el público para convivir con la mayor cantidad de personas posible. Entre el cariño, las felicitaciones, el apoyo y mucho amor, acabó la canción. Fin del show.
Por ahí faltaron “Ready to Bleed” y su excelente cover a “West End Girls”. Pero no hay porque quejarse. Fue una noche que esperé por 7 años desde que el famoso documental de Vice vio la luz. Y aunque habría tenido mucho más impacto verlo junto a Dave, sin duda fue una velada inolvidable para todos. Prayers es lo máximo.