Entrevistas
GIFF 26: Ramón Medina y el humor negro de un Anillo de Bodas
En la cobertura del GIFF 26 charlamos con Ramón Medina cuyo cortometraje cómico Anillo de Bodas aspira a ser reconocido en competencia
Villano por excelencia y con una presencia intimidante en series y películas pero con un corazón de oro y talento innegable, Ramón Medina llegó al GIFF 26 con un nuevo proyecto bajo el brazo en el que es capaz de burlarse de buena forma de ciertos rituales tradicionales de la sociedad mexicana gracias a un perverso humor negro. En Pólvora charlamos acerca de su cortometraje en competencia que aspira a conquistar al público mediante buen humor.
La comedia pulida de Ramón Medina
Medina comenzó hablando de la génesis de su relato. “Surgió de una anécdota familiar, además de que soy amante del humor y de la comedia negra. Básicamente conjugué esos dos aspectos para lograr esto. A ello, le sumé unos aliados increíbles como mi fotógrafo que es un caprichoso y quiso hacer cosas que uno difícilmente piensa al principio que se pueden lograr pero se hicieron. Además recibimos el apoyo del municipio de Pátzcuaro y de mi gran amigo, Rodolfo de Anda Jr., que lamentablemente no vio el corto terminado”.
“Me alegra decir que tanto el guion como el storyboard son igualitos a lo que vemos en pantalla. Cuando los actores lo leyeron, como Paloma Woolrich o Patricia Reyes Spíndola, a quienes conozco de hace mucho como a la mayoría de los que salen en el cortometraje, les costaba un poco de trabajo reconocer que funcionaría. Tenían muchas dudas de si iba a quedar el tono adecuado para generar gracia”, añadió Ramón.
Asimismo, el actor y director hizo hincapié en la importancia de este tipo de historias. “La comedia siempre es muy necesaria. Lo que menos quería en Anillo de Bodas era hacer algo de denuncia de absolutamente nada. Hay que recordar que no tiene nada de malo que existan proyectos donde se vale pasarla bien, que es lo que yo quería desde un principio tanto con el público como con el equipo que formó parte de la grabación”.
Crear un buen humor no es sencillo, mucho menos en estas etapas de corrección política, pero Ramón Medina tuvo el gran ojo y la confianza de creer que funcionaría de esa forma. “Hubo momentos donde pensaban ellos que si decían el diálogo de otra forma podría funcionar mejor, a lo que les decía ‘te juro que si lo dices con esa pausa va a generar gracia’. Todo esto son cosas con las que he vivido, soy michoacano y esto es un copy paste de lo que he escuchado toda mi vida. Me alegra ver que no nos equivocamos”, expresó.
Uno de los talentos que destaca es el de Noé Hernández que luce muy bien en la mitad de este relato satírico. ” De hecho, tenía grabado su final y funcionaba muy bien pero parecía que ahí se terminaba su historia. Por ello, en la edición decidimos cortarlo pues para volver a levantar el corto a la mitad del relato iba a ser complicado. Fue algo que nos pesó pero decidí que no lo mostráramos para que el cortometraje no se cayera a la mitad del relato”, reveló Medina.
La noche y el día: detalles detrás del Anillo de Bodas
La primera mitad del hilarante corto fue grabada en un cementerio, algo que propuso un reto interesante para el actor michoacano. “La noche tiene su propia identidad y se diferencia claramente de lo que vemos de día en este pueblo. La idea siempre fue así, además de que el detalle gore de la sangre lo realizamos en la post. Le fui bajando a eso porque, como buen amante del terror, quería algo muchísimo más grotesco pero como director te das cuenta de que funcionaba mejor sin la exageración para que uno se sorprenda al verlo”.
“La estética es en gran parte por la visión de Juancho. La parte del cementerio y los colores azules, así como la luna detrás le dan un aire de comedia setentera que raya casi en el estilo Scooby Doo. A eso, le sumamos ese humor punzante que me fascina, me dio gusto poder descargar mucho de lo que me gusta escuchar para pasarla bien y hacer que quienes la vena también lo hagan”, agregó el oriundo de Zitácuaro.
No sólo la estética fue un gran reto, sino también el presupuesto y los tiempos de grabación. “Solamente tuvimos poco menos de 48 horas para filmarlo en los que necesitamos hacer una preproducción bastante minuciosa porque teníamos más de 40 planos y había que sacarlos en menos de dos días. Afortunadamente la gente se subió al proyecto, estoy muy agradecido con todos ellos en el pueblo”, explicó agradecido Ramón Medina.
“Trabajamos mucho Juancho y yo en el lenguaje cinematográfico para que toda esta locura tuviera sentido. No hay una sola toma gratuita, nos haya quedado o no. Todo fue pensado y analizado para que sucediera y generara la comedia que queríamos crear. El detalle de la paloma me la dio mi gran amigo Henry Bedwell, me lo mencionó hace años y creo que funciona de maravilla para rematar la gran broma que es este corto”, complementó el director del cortometraje
Una boda, un funeral, muchas risas
Para Medina siempre fue importante tomar estos rituales sociales establecidos para verles un lado absurdo. “Abordamos esos temas tan venerados como la muerte y el matrimonio desde un lugar donde no buscamos ofender a nadie. Si bien nos metemos en el universo de la comedia negra, nos atrevemos a burlarnos de esas instituciones y de ese racimo que existe hasta entre casi hermanos por la cuestión del color de la tez. Eso, cuando lo ves suceder en la convivencia de una comunidad te parece un sinsentido porque quien lo dice se ve igualita a la que critica, lo cual resulta bastante irónico o hasta mexicano”, dijo entre risas el realizador.
“El anillo de bodas es el gran tesoro y el valor que le hemos dado a una cosa tan pequeña como ese objeto de metal porque alguien nos dijo que era muy valioso. Pero realmente el poder que le damos depende de uno mismo y llega a niveles absurdos, puede significar todo y estás dispuesto a morir, llorar o robar por una cosa tan insignificante. Todo eso para obtener un objeto que, al final, no tiene mayor propósito que la connotación que le das”, reflexionó Ramón.
Finalmente, Medina expuso su emoción por la recepción y la selección por parte del GIFF 26. “Este es el festival más grande en el que se ha proyectado con un público que suele ser duro de roer. Me alegró ver que, en las proyecciones, la historia funciona de forma increíble. Obviamente, disfruto mucho cada vez que lo veo, pero eso no quiere decir que le vaya a gustar a los demás, pero al ver que sí conecta es una sensación maravillosa”, concluyó.