Entrevistas
GIFF 26: Mariana Musalem, la mente detrás de las Armas Blancas
Desde León, Pólvora charló con Mariana Musalem, realizadora que presentó un bello ‘coming of age’ acerca de los amores de verano y la pérdida
Licenciada en Literatura Hispánica, egresada del Centro de Capacitación Cinematográfica con especialidad en realización y postgraduada en Guión por la ESCAC, Barcelona, la realizadora y escritora Mariana Musalem tiene una amplia experiencia que ha demostrado en varios cortometrajes premiados en diferentes festivales, demostrando su sensibilidad detrás de la cámara. Ahora, le toca debutar en el GIFF 26 con su ópera prima, Armas Blancas y en Pólvora charlamos con ella al respecto.
Entre la ficción y la vida misma: Mariana Musalem y su inspiración
“Quería hablar de mi niñez, mi primer amor. A partir de eso, le pregunté a todo mundo
cómo había sido esa primera vez que le gustaba alguien, incluso a aquellos que ya son
papás o mamás. Ellos también me contaron cómo vivían su etapa con sus hijos. También
hablé con muchos niños, además de mis actores acerca de este tema. Era como hacerles
entrevistas acerca de las cosas de la vida y su visión de las mismas”, recordó la directora acerca de su aproximación al guion y la importancia de su pasado para escribirlo.
“De pequeña enfrenté muchas muertes importantes a mi alrededor y eso me causaba un shock que provocó muchas preguntas que me guardé hasta que encontré un refugio en una de mis tías que llegó a la casa debido a un proceso de divorcio. A pesar de estar enfrentado sus propios problemas, nunca dejó de cuidarnos y ponernos atención como los niños de la casa que éramos. Tuvo un trato muy amoroso a pesar de que no podía responder a nuestras interrogantes”, añadió Musalem.
La bella pero dolorosa historia de Armas Blancas enfrentó varios cambios hasta encontrar el tono adecuado con ayuda de sus protagonistas. “Hubo procesos de reescritura, que es una constante en la realización de un filme. El trabajo con los niños protagonistas fue interesante, de repente me daban apuntes de cómo se diría mejor alguna frase y ese tipo de retroalimentación como si fueran adultos. Estaba muy atenta a esos aportes que me daban y ahí se creó una gran química”, declaró la también guionista mexicana.
De catarsis, inocencias y pérdidas: el alma del relato
Mariana Musalem enfrentó varios sentimientos y revelaciones durante el rodaje de su ópera prima que ayudaron a que todo fluyera de mejor manera con los niños protagonistas. “Por momentos sentí que desempeñé un papel de madre. Tuve que resolver a veces algunos problemas para frenar ciertas diferencias y aprovechar el día. Una vez, tuve que sentarme a hablar con ellos por media hora para que hicieran las paces. Eso me dio un aprendizaje interesante. Otra cosa muy reveladora fue cuando entrevisté a Sofía, mi actriz, y me preguntó
qué era lo mejor que me había pasado en la vida. Me impactó y me di cuenta que no había
pensado en ello realmente”, afirmó.
“Existe una escena que involucra una ambulancia que me sirvió como una forma de arreglar un momento en que no estuve con mi mejor amigo cuando falleció su papá. No pude ir porque estaba lejos de él y dependía de lo que dijeran mis padres. Entonces aproveché ese momento para ponerme ahí, en esa niña, y sanar esa herida mediante la ficción”, rememoró emotivamente la directora de este relato de madurez y dolor.
Al hablar del porqué tomar aspectos tan cercanos a ella para dar vida a Armas Blancas, Musalem se mostró sincera. “Uno de mis maestros en una maestría nos dijo que habláramos de lo que sabemos, pues no hay mejor forma de empezar con su ópera prima que ello. Claro que hay vivencias muy personales en la cinta, pero también intenté capturar el espectro de las cosas que me contaron los demás. Pero eso no quiere decir que no pueda realizar algo con un tema que desconozca, como lo he hecho en la ficción de mis cortometrajes”, mencionó.
La inocencia y la pérdida vistas a través de la mirada de sus infantes protagonistas también son la clave para que este relato funcione, pues todos a cualquier edad conectamos con ello. “Son cosas que pasan. La vida te pone en lugares donde la estás pasando muy bien y de repente te llega una bomba. Pero eso nos enseña a apreciar lo que tenemos en el momento y no arrepentirnos de nada si las perdemos. Quería mostrar justo ese instante de rompimiento donde tienes que despertar y ver que no todo es miel sobre hojuelas y existe un aprendizaje constante donde lo malo que nos pasa realmente no es tan grave”, reflexionó la escritora.
El foco de la pérdida recae en la figura del tío, un personaje que da para que tenga su propia historia aparte. “Desde el principio teníamos al tío como esa figura que rompería la armonía del hogar. Si bien los padres están un tanto desdibujados, se siente esa tensión por su presencia. La tormenta que provoca eso en Valeria, la protagonista, es curiosa y decide refugiarse en él, pero definitivamente es un relato que podría dar hasta para otra película por el asunto de la separación, el dolor y la pérdida que está encarando”, dijo Musalem.
Asimismo, la mirada inocente y las tomas a través de los ojos de los niños hablan de un lenguaje cinematográfico interesante en el proyecto. “Siempre fue la intención manejarlo así. Ellos son los protagonistas, son a quienes les están pasando estas cosas y si bien son testigos de lo que pasa con los adultos, la historia está centrada en ellos. Había que considerar siempre dónde poníamos la cámara para que se sintiera como su punto de vista. Aunque a veces, quería que las imágenes parecieran como un recuerdo o ensoñación que ellos tenían”, enfatizó.
Sin duda, otro punto destacado es el simbolismo del agua en el filme. “Es un elemento muy liberador, pues nos iguala a todos. Desde el momento en que entras en contacto con ella, es capaz de calmarte o causarte euforia. Además, me gusta mucho el mar y me encantan las cintas que terminan con ese momento en el que el protagonista se tira al agua y reflexiona mientras te relaja o te reencuentra contigo mismo”, expresó Mariana.
Finalmente, Musalem confesó cual es el arma blanca simbólica que le ha costado más enfrentar en su vida. “Han sido muchas pero en general me han enseñado a no amargarme. Creo que eso es lo principal y me interesa que la película transmita ese mensaje, que todos tenemos heridas y malos recuerdos pero hay que seguir adelante a pesar de ello, no quedarnos en la amargura del pasado. Esto es un coming of age que no es traumático, sino que alienta a seguir adelante, ayudarnos y aprender de todo ello”, concluyó.