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Cine

Confesiones, una de las mejores películas mexicanas del año

Confesiones es la nueva película dirigida por Carlos Carrera, autor de La mujer de Benjamín y El crimen del Padre Amaro.

Mario Valencia

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Reseña de Confesiones
Confesiones
4.5 Reviewer
Calificación

Oh Carlos Carrera, como nos hacías falta. Pocos pueden darse el lujo de tener una filmografía tan relevante en nuestro país como él. Desde su ópera prima con La mujer de Benjamín, la Palma de Oro en Cannes por El héroe, la nominación al Oscar con El crimen del padre Amaro y la enorme batalla de producir Ana y Bruno, el artista es uno de los nombres que más enorgullecen. Con su regreso en Confesiones, Carrera se anota un nuevo hito lanzando su trabajo más crudo y visceral, el trágico relato de una cotidianidad opacada por secretos familiares.

Con las actuaciones de Juan Manuel Bernal, Claudia Ramírez, Luis Gnecco y el debut del amado actor de doblaje, Emilio Treviño, estamos ante un triunfo absoluto donde predomina la maestría de Carlos en realizar obras incomodas y sobre todo, inolvidables.

Reseña de Confesiones
El suspenso es latente todo el tiempo, en especial por el abanico de posibilidades del final. Imagen: Sony Pictures.

De qué va Confesiones, la nueva cinta protagonizada por Juan Manuel Bernal y Claudia Ramírez

Una familia de clase alta sufre el secuestro de su hija. Durante esa misma noche, reciben la visita de uno de los captores, quien no busca dinero ni bienes materiales: solo obtener la confesión de un grave pecado cometido por uno de los miembros de la familia. Padre, madre e hijo, llegarán al límite de la humillación con tal de recuperar a la pequeña en un perverso juego por develar lo ocurrido.

Es terriblemente complicado hacer un buen home invasion, subgénero del horror donde los protagonistas son violentados dentro de su propia casa. Para mi, el ejemplo perfecto siempre será Funny Games de Haneke, perversa y sádica por igual, una oda al placer del sufrimiento. Sin embargo, al trasladar estos contextos de las clases altas a nuestro país corres el riesgo de enfrentarte a una falta de empatía hacia las víctimas o una ingenuidad ante la situación como pasó en Animales Humanos hace unos años. Por fortuna, Confesiones logra eludir ambas y se envuelve en un elemento bien nacional: el humor negro.

Reseña de Confesiones
Bernal, Treviño y Carrera en la presentación de Confesiones. Foto: Mario Valencia/Pólvora.

A lo largo de la trama, la familia es presa de una agresiva presión a confesar sus gracias, misma que se vuelve ligera en ocasiones gracias a las jocosas observaciones del secuestrador encarnado por Juan Manuel Bernal. Para muchos, estos se volverán incómodos (lo sé, un tipo junto a mi en la sala me miraba aterrado mientras reía), pero le da muchísima sustancia a lo que bien pudo terminar en tortura sin sentido hasta llegar al giro final. Bernal no se vuelve este criminal genérico, desarrolla una personalidad entrañable que al llegar a su conclusión, lo vuelve irreprochable de sus acciones. Este papel es la mejor actuación de su carrera.

De igual manera, el director supo aprovechar perfecto el sentimiento de claustrofobia que exige el género. Casi toda la película se desarrolla en la sala de una casa pero incluso cuando un personaje se ve obligado a salir en una parte, sigue presente esta atadura hacia la situación, no hacia una luz de escape. Maravilloso.

Lo mejor viene en el desarrollo del guión. Siempre habrá un aspecto predecible en esta clase de filmes pero lo importante, es como se llega a el. Tras la presentación de esta familia tan soberbia, es inevitable no esperar lo peor de ellos y tal vez dentro de mi propia perversión como espectador, siempre habrá algo satisfactorio en ver a los riquillos sufrir para variar. Pero las razones de sus crímenes los llevan a entretejer una complicidad importante a fin de complacer el “que dirán” que obligan las clases altas que para la cina, funcionan excelente, sobre todo tras el brutal monólogo final.

Solo ciertas torpezas en la dirección de actores durante el primer acto que los lleva a retratos francamente caricaturizados alejan a Confesiones de la perfección pero que ello no te desanime. Esta película es un obligado de nuestro cine contemporáneo.

Reseña de Confesiones
Tremendo duelo entre la desesperación de Bernal y la hipócrita calma que mantiene Gnecco para “intentar salvarse”. Imagen: Sony Pictures.

Conclusión: Otro hito en la filmografía de Carlos Carrera

Películas que se auto nombran como la más violenta del cine mexicana han habido muchas pero sin tanta alharaca y teniendo una perfecta presentación y desarrollo, Confesiones sí lo es. Esto sin hablar a nivel gráfico (porque obvio hay sangrita), sino la manera en la que consigue esta tortura psicológica de intriga, la justificación de los secretos para conservar las apariencias y aún así, equilibrarla con ciertos toques de inocencia sueltos por ahí. No cualquiera lo logra.

De Treviño se perfilan cosas interesantes a futuro si decide tomar esta ruta dramática. A pesar de interpretar al típico chaval whitexican insoportable, llega un punto donde el personaje funciona gracias a él. En manos equivocadas habría sido un error.

Sin duda, que gran año ha sido para nuestro cine. Corre a verla ya.

Fotógrafo y reportero desde 2015, programador del Festival Macabro, profesor de Historia del cine en la FES Acatlán y coordinador de materiales en Filmin Latino.

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