Cine
Pequeñas Cartas Indiscretas: Una tragicomedia inglesa sobre el poder femenino
Thea Sharrock nos da una propuesta amable y groseramente divertida; la belleza de Olivia Colman y lo guarro de Jessie Buckley es el motor de entretenimiento para este pedazo de ficción y realidad.
La hora del té ha llegado con una comedia británica algo refinada, curiosa y, porque no decirlo, groseramente divertida para nuestro entretenimiento de etiqueta. Pequeñas Cartas Indiscretas (Wicked Little Letters) es dirigida por Thea Sharrock (Yo Antes de Ti, 2016), un relato basado en una historia real que nos hará pensar que a veces la realidad y la ficción buscan superarse por mucho, aunque tengamos muchas palabrotas de por medio.
Dicho trabajo cuenta con las actuaciones de Olivia Colman, una pobre solterona muy wannabe, quien comparte créditos con Jessie Buckley, la ruda y sin nada de filtros como madre soltera irlandesa, que bien podría pertenecer a los mismos Peaky Blinders.
Estamos ante un pequeño especial ficticio y cinematográfico -pero nada reconocido porque no tiene nada que ver- del programa: La Historia de las Palabrotas (History of Swear Words, 2021) aquella miniserie profana conducida por Nicolas Cage y en la cual se exploraba la historia e impacto cultural de ciertas palabrotas muy célebres del idioma inglés. En este trabajo de Thea Sharrock, veremos cómo estas, junto con otras ideas pusieron de cabeza al condado de Littlehampton con la presencia de unas Pequeñas Cartas Indiscretas que comenzaron a llegar de la nada a la gente.
De qué va Pequeñas Cartas Indiscretas
Son los años 20 en Inglaterra y la devota Edith Swan (Olivia Colman), junto a otros habitantes de la localidad, empiezan a recibir escandalosas cartas escritas con un lenguaje tan excéntrico como obsceno. Rápidamente y gracias a Edward Swan (Timothy Spall), padre de Edith, las sospechas y gran culpabilidad recaen sobre Rose Gooding (Jessie Buckley) una vecina impetuosa, sin filtros y con una boca llena más de grosería que sabiduría, pero siempre diciendo la verdad, ve cómo su libertad y la custodia de su hija Nancy (Alisha Weir) como relación con su pareja (Malachi Kirby) peligran debido a estas acusaciones.
Mientras las cartas siguen asolando la población, la marcha sufragista es parte importante de lo que se lee en los diarios y el machismo es un vapor muy vistoso en la vida diaria de ciertas comunidades y entornos, la agente de policía mujer: Gladys Moss (Anjana Vasan) pondrá todo su ingenio a trabajar para resolver el misterio y atrapar al verdadero culpable de todo este embrollo y esas Pequeñas Cartas Indiscretas.
“¿Por qué iba a enviar una carta cuando puedo simplemente decirlo?”
Desde donde miremos, este trabajo de Thea Sharrock presenta muchos puntos de vista que nos harán llegar de diferente forma a esas Pequeñas Cartas Indiscretas. Y es que existe por ahí la historia de una amistad hasta volverse enemistad, algo que podremos leer en: The Littlehampton Libels: A Miscarriage of Justice and a Mystery about Words in 1920´s England, del autor Christopher Hilliard, ya que acá daremos un vistazo rápido a la realidad y ficción que pende de un hilo para contarnos ciertos hechos y como este trabajo funciona como algo engañoso, divertido, pero sin revolucionar al género de la tragicomedia que va de la mano.
El poder alzar la voz y retomar una sororidad a veces perdida o mal vista, así como darnos un contexto interesante para desarrollar todo lo que tiene por contarnos tanto para impartir la justicia correcta en un interesante entretenimiento que, sin su pizca de historia, Pequeñas Cartas Indiscretas pasaría de largo y perteneciendo a una más del montón que se pierde ante los grandes blockbusters que van llegando.
Situados en la realidad y fuera un poco de la visión que nos plantea Pequeñas Cartas Indiscretas.
La batalla de Edith contra Rose comenzaría por un jardín comunitario y unos botes de basura repletos, los cuales junto con unos conejos que los Swan tenían para comer, emitían un olor desagradable. Pero la cereza del pastel sería un domingo de pascua, donde Edith escuchó al otro lado de su pared, una discusión muy acalorada y repleta de obscenidades entre Rose, su hermana Ruth y el marido de Rose, en donde el hijo que esperaba Ruth podría ser de la pareja de Rose. Así que las groserías se dejaron escuchar en todo su esplendor, haciendo que Rose Gooding fuera catalogada como una mujer impropia y con un lenguaje sucio, nada digno de esa época.
Y aunque quisiera decirte qué es lo que sucede luego de esto y cómo comenzaron las cartas obscenas, es atentar con los ya famosos spoilers. Siendo este el momento donde me adelanto al final y te aviso que es ahí, donde radica la magia de esta historia y donde lo anterior, cambiado en ciertos aspectos, sirvió de base para darle un punto y aparte a la película de Pequeñas Cartas Indiscretas.
Sharrock nos lleva a una época donde el machismo se imponía y donde la mujer era buena para la cocina, encargarse de la casa y servir sin protestar. Aunque acá las Pequeñas Cartas Indiscretas no nos da todo lo anterior de golpe, ya que lo va manejando todo de entrada con humor y ese tono británico, al cual muy pocos están acostumbrados pero que en ocasiones llega a ser más refinado, ácido o directo que el americano.
Pero, dicho lo anterior, el relato que trae Pequeñas Cartas Indiscretas pasa a volverse un thriller extraño y así mezclarse con un drama histórico y de género, claro, apelando mucho a ese humor o idea que da en el blanco de la forma más sincera o hasta incomoda pero sin llegar a estallar del todo.
La realizadora no tiene miedo de comenzar una batalla de ingenio, voluntad y curiosidad, así como de caricaturizar a los hombres -en especial a los policías- de una manera astuta y hasta por momentos, digna de Capulina o La Hora Pico – y donde las palomas serán cambiadas por gallinas para hacerlo más patéticamente heroico a la hora de entrar en ese acto final-. Siendo esto acompañado de las malas palabras que saldrán de las Pequeñas Cartas Indiscretas y de la misma boca de Colman y Buckley.
Aunque se apoya mucho del elenco, el cual en un tanto por ciento hace que funcione la película -porque hay otros elementos que tomaremos en cuenta más adelante-, nada podría llevarse acabo sin el guión de Jonny Sweet, el cual es divertido e interesante por momentos, pero nunca se atreve a encontrar un enfoque necesario, lo cual hace que sean algo desperdiciados los temas del sexismo institucional, el machismo y la religión, y donde el humor prevalece como una vía de escape necesaria que mantendrá a flote este embrollo de letras e ideas que nutrirán nuestras divertidas y guarras como Pequeñas Cartas Indiscretas.
Si debemos de salvar algo del relato es su camino engañoso que tiene para contarnos ciertas cosas sin hacer que desviemos la mirada de la pantalla. Aunque ya pisando el terreno del drama y tomándose muy en serio, quizás la película flaquea en el ritmo y la carga que brinda, el cual nos puede hacer no llegar hasta esa última carta que revelará todo. Ya que se vuelve algo pesado pero importante como identidad de este trabajo, pues recordemos que se encuentra basada en un hecho real.
Por último y no menos importante, esta historia también nos permite destacar a un personaje y el cual girará parte del gran problema dentro de la historia. El nombre y presencia de Edward Swan, interpretado a la perfección por Timothy Spall, nos da una última clase en vida de cómo ser un villano de clase y hacerte odiar en tan pocos minutos sin necesidad de emitir grandes desgloses de villanía para volver tuyo el terreno de juego.
Spall no tiene reparo en mostrar su mostacho y decirles a ciertos personajes que se equivocan y él siempre tuvo la razón, por el simple hecho de ser hombre con “valores y educación.” Siendo este el único personaje que no cae en algo gracioso y no es una caricatura andante como sus demás compañeros a excepción del actor Malachi Kirby quien hace a Bill, personaje con presencia “algo musical” y quien nos trae la idea de la minoría.
Aunque ya es mucho mencionar y como mero dato histórico, que en la vida real Rose Gooding estaba casada con un hombre británico blanco y no con un hombre negro. Más allá de eso, los reflectores no nada más quedan en esos personajes antes mencionados, ya que aquí resaltamos a Gladys Moss, interpretada por Anjana Vasan, la cual en la vida real no era de ascendencia india, sino británica blanca, la cual tuvo la distinción de ser la primera mujer policía de Sussex en 1919 y quien condujo la primera motocicleta en el país.
Anjana Vasan hace suyo a este personaje, que por ciertos momentos y en expresiones nos puede recordar al personaje de Tony Revolori como Zero Moustafa en El Gran Hotel Budapest de Wes Anderson. Vasan logra enaltecer a un personaje pequeño como una pieza importante y necesaria para que la trama del Adivina Quién se resuelva y todas las piezas caigan bien en este rompecabezas de drama y comedia; igual su actuación se mantiene estoica, sarcástica y detectivesca sin ser una caricatura.
Un poco más de la historia nos dicta que el caso de “La Pluma Envenenada” en 1923 fue lo más importante para Gladys Moss, la cual la ayudó a abrirse paso en un mundo laboral algo difícil.
¿Y qué podríamos decir de Colman y Buckley juntas en Pequeñas Cartas Indiscretas? ¡Ambas son un par de ases que hacen funcionar esto de una manera alocada y acalorada!
Estas actrices son un éxito seguro juntas y aquí lo demuestran tanto en palabras como actuaciones, donde a veces caen en lo sutil del drama -donde, aunque se sienten bien, esto puede ser un punto de tropiezo- y lo más exagerado o caballeroso de la comedia, dotando de desarrollo y cierto factor interesante a sus personajes
Colman viene a pasarla bien y maldecir, mientras Buckley aprende y nos dota de una interesante actuación y trabajo que hasta dan ganas de verla en más proyectos de este tipo.
Nos damos el tiempo para igual mencionar la fotografía de Ben Davis, quien logra entender las letras de Sweet y el ojo de su directora en compañía de las melodías exquisitas y de época de la compositora, Isobel Waller-Bridge (Fleabag, 2016) y trabajo en el que Bridge nos llega a dar una postal con sonido único.
Pequeñas Cartas Indiscretas es una propuesta amable y bien concebida, la cual quizás no se apega mucho a la realidad por darle unos cuantos retoques en su base. Pero busca obtener el lado más exacto y adornado de la historia para que nos interesemos por ella cuando acabemos el visionado.
La belleza y lo guarro no se había visto tan bien junto; risas garantizadas con algo de estilo, un poco de drama para darle sentido emocional y un atrevimiento de la directora Thea Sharrock, hace que una mentada de madre en voz de Olivia Colman y Jessie Buckley sea poesía y entretenimiento para nuestros oídos.