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El Padre con Anthony Hopkins: un infierno llamado demencia

Una de las películas nominadas al Oscar, El Padre, con Anthony Hopkins y Olivia Colman, llega a México. Checa nuestra reseña.

Mario Valencia

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el padre

Nominada a seis premios de la Academia, incluida mejor película, mejor actor y mejor actriz de reparto, El Padre, adaptación de la aclamada puesta teatral francesa creada por Florian Zeller (quien también dirige esta cinta), llega este fin de semana a salas nacionales. Con las actuaciones de Anthony Hopkins y Olivia Coleman, estamos ante una de las mejores películas del año en todo sentido posible. Un conmovedor pero terrorífico viaje hacia la mente de un hombre de avanzada edad en su intento por darle un sentido a su realidad, de construir los sucesos que conforman el presente y lo que haya quedado en el pasado.

Vemos a Hopkins encarnar a un hombre solitario, amante de la música clásica viviendo en su apartamento londinense. No sabemos mucho de él pero es inevitable no sentir calidez ante su presencia; su rostro irradia una gran calma, serenidad para los últimos días de su vida. Cuando incluso parece tomar un tono jocoso del usual anciano malhumorado, es gracias a su hija, ese contacto con la realidad que en ocasiones deambula en sus propias fantasías de frustración, que vemos la realidad de su padre: un hombre con un grave caso de demencia que niega cualquier ayuda. Pero la sutileza de cada acción en pantalla, conlleva a un mayor impacto para el protagonista que ve su realidad distorsionarse, sin conciencia de que pasa a su alrededor.

Para ello, Zeller mantiene uno de los mejores montajes que se hayan visto en años. A diferencia de otras adaptaciones teatrales que no aprovechan las ventajas que ofrece el medio (te estoy viendo a ti, Una noche en Miami), cada secuencia invita al público a construir su propia versión de lo ocurrido, con una temporalidad que juega entre pasado y presente a través de flashbacks y secuencias paralelas que muestran dos puntos de vista distintos. El protagonista modifica el espacio y rostros de las personas en su entorno, reflejo de los síntomas tanto cognitivos como psicológicos que atraviesan los pacientes de esta enfermedad. Esto no solo involucra la perdida de memoria, sino un cambio de personalidad Al inicio, mantiene una lucidez en su actuar, inmerso en una neblina que no refleja en lo demás, menos en la presión y tristeza de su hija. La deconstrucción de esta pesadilla es su mejor elemento, y su originalidad la aleja de otras obras del estilo como Amour de Michael Haneke.

Precisamente El Padre comparte muchos elementos con Amour: una relación de codependencia familiar a partir de la tragedia que refuerza el cariño en ambas partes. La hija debe aprender a cuidarlo y a lidiar con sus delirios y mañas, mientras intenta llevar una vida amorosa estable. Sin embargo, hay un límite y la vida debe avanzar. Entra un gran dilema para ella sobre que es lo mejor para ambos. Sobre ello recae un debate moral que permea su personaje a lo largo del filme, mismo que invita a una reflexión. ¿Qué es lo mejor por hacer ante estos casos?

Hopkins reafirma porque es uno de los mejores actores en la historia y este, sin exagerar, es el mejor papel que ha tenido. Estudiado en el abanico de síntomas de la enfermedad, conmueve, divierte con sus ocurrencias y aterra en menos de un parpadeo. La confusión que transmite, disfrazada en seguridad, transmite una tristeza increíble. Y cuando el momento de tomar conciencia llega por un instante, se vuelve desesperanzador. Es uno de los personajes más viscerales que existen en el cine pues hasta un simple “gracias” a su hija, llena de humanidad el relato.

El Padre no es la típica película de temporada de premios para ver, debatir una noche y olvidar al próximo mes. No necesita siquiera ganar una sola estatuilla para dejar una huella en el espectador para siempre, pues el retrato de amor familiar es universal. El drama de una vida desmoronarse en cuestión de días llevado por una dirección perfecta y actuaciones memorables, la vuelven un clásico instantáneo. Corre a verla.

Calificación: 10

Fotógrafo y reportero desde 2015, programador del Festival Macabro, profesor de Historia del cine en la FES Acatlán y coordinador de materiales en Filmin Latino.

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