Cine
Hellboy: The Crooked Man, un buen reinicio para el diabólico antihéroe
En este relato y nueva adaptación de nuestro antihéroe Rojo, se intenta abrazar al terror y sucumbir ante un horror visual y folclórico…
Se cuenta en algunas leyendas que los Montes Apalaches albergan criaturas sobrenaturales, las cuales vagan a través de este misterioso lugar antiguo y mayor que la vida misma. Es con esa fortaleza y folclore que Mike Mignola y Brian Taylor nos traen Hellboy: The Crooked Man, un trabajo que bebe y respira a través de la atmosfera y el horror de lo visual, así como todo aquello que se encuentra alrededor ofreciendo una gran adaptación del amado cómic.
De qué va Hellboy: The Crooked Man
En los años 50s, Hellboy (Jack Kesy) en compañía de la parapsicóloga Bobbie Jo Song (Adeline Rudolph), tiene la tarea y misión de entregar una araña -la cual contiene un demonio en su interior- al BPRD (The Bureau for Paranormal Research and Defense) o en español a la AIDP mejor conocido como La Agencia para la Investigación y Defensa Paranormal-, pero las cosas salen mal cuando comienzan a entrar a la zona de los Montes Apalaches.
Hellboy y Jo buscarán ayuda dentro de un pueblo embrujado y sometido por la oscuridad misma. Para lidiar y conocer este camino, recibirán la ayuda de Tom Ferrell (Jefferson White), un nativo de la región que regresa por primera vez en décadas para redimir su iniciación juvenil como brujo. Ferrell nunca ha practicado la magia, pero lleva un hueso de brujo que le ha ayudado a salir sano y salvo de sus viajes y de su servicio en la Segunda Guerra Mundial.
Él les hará saber todo lo que tiene que conocer sobre la brujería y las consecuencias de oscuras promesas y pactos. Aunque el equipo deberá enfrentar al mismísimo mal encarnado en El Hombre Torcido (Martin Bassindale), un avaro y especulador de guerra del siglo XVIII llamado Jeremiah Witkins que fue ahorcado por sus crímenes pero que regresó del infierno como el diablo residente de la región.
Este mal viene en busca de una nueva alma que lleva buscando desde hace mucho, y hará todo lo posible por obtenerla y guardarla en su bolsillo, cueste lo que cueste y aunque tenga que llevar a Hellboy a las entrañas de la misma oscuridad y al borde del infierno que no conoce.
“La oscuridad atrae oscuridad… Tu camino termina en la oscuridad como el mío.”
La llegada de nuestro detective infernal, Hellboy, fue publicada en blanco y negro dentro de la revista CÓMICS de la San Diego Comic.Con #2 en agosto del año 1993. Pero sería hasta el 2004 que, de la mano de Guillermo Del Toro, el personaje de “Rojo” llegaría a la pantalla grande y siendo encarnado por Ron Perlman. Y para el 2008 llegaría con su secuela denominada “El Ejercito Dorado”, la cual le valió una nominación a los Premios Oscar en 2009 por “Mejor Maquillaje”.
Luego de ese proyecto, todos esperábamos una tercera y quizás última entrega, la cual nunca pudo concretarse y dejando un cliffhanger que más de uno hubiera querido ver cómo se desarrollaba.
Aunque Del Toro entregó una película y trabajo bastante fantasioso, muy bien pulido y con mucha luz y esfuerzo con todo lo que incluía su libertad creativa, eso no sería mucho del gusto de Mike Mignola que quería un reboot y llevar a este antihéroe por un lugar diferente. Añadiendo que igual Ron Perlman no quiso regresar sin Memo; y algunos encontronazos que hubo con los números en la taquilla y la apretada agenda del mexicano.
Pese a que hubo una pausa muy larga para el mundo de lo paranormal de Mignola, fue hasta el 2019 que el director Neil Marshall (El Descenso, 2005) traería a David Harbour, para intentar revivir a Hellboy, con un aspecto brutal de un mismísimo Berserker y con rasgos más toscos.
Y aunque esa versión podría recordarnos un poco el caso de El Increíble Hulk (2008) del director Louis Leterrier, con un aspecto brutal y una historia decente, Marshall y Harbour no entregaron algo así, pues lo efectivo por momentos era lo visual pero su historia no ayudaba en nada. Aunque el toque sombrío estaba, no prospero como debía, significando un tropiezo para nuestro Diablo.
Cinco años después de ese desastre llega una nueva entrega de Rojo, titulada ´The Crooked Man´ o mejor conocida por nosotros como: ´El Hombre Torcido´, historia favorita de Mike Mignola donde nos otorga a un Hellboy joven y en uno de tantos primeros pasos en este mundo.
El cómic de Hellboy: The Crooked Man y del cual se basa la película, fue creado y escrito por Mignola mismo, siendo acompañado del arte de Richard Corben, siendo publicado por primera vez en una serie limitada y homónima entre julio y septiembre del año 2008 como los números 33 al 35. Y cabe destacar que este villano tiene un poema y una canción para antes de dormir muy popular en la lengua inglesa.
Sin duda alguna, estamos ante una primera entrega y serie -quizás- potencial de películas y una visión diferente de este personaje. Porque si en una primera instancia obtuvimos la fantasía de un cuento de hadas, en un segundo nivel fue la brutalidad y coraje, aquí en este tercer asalto nos encontramos con el entorno, algo que hacía falta para resaltar ese misticismo de este personaje.
Brian Taylor, el director de Hellboy: The Crooked Man, cocina a fuego lento este trabajo y sin mayores presentaciones, colocando grandes letras en rojo como una antigua película de terror, y el cual nos induce desde los primeros segundos del filme a una presentación y primer problema de manera rápida y óptima. Para luego dejar un espacio y darnos un respiro para preparar ese terreno que le dará vitalidad y fuerza a la película en cuestión. Nos referimos al terror y horror, puntos importantes para desarrollar todo lo que habrá a su paso en esta endemoniada historia.
Sin olvidarnos de destacar esa clara influencia de terror folclórico, el cual es muy similar a las novelas gráficas. En este punto se intenta abrazar al terror y todo aquello que lo conforma desde sus elementos más puros y oscuros, aterradores, llenos de violencia -a su manera- y un tono adulto en el cual podemos encontrar una batalla eterna entre la carne y el alma, el humano de ciencia y de fe, así como esa pelea adulta sobre ser bueno y malo pese a nuestra imagen.
Taylor no oculta sus intenciones que, como un oscuro artesano, logra transformar y expresar bien en la pantalla grande el guion coescrito con Mignola y Christopher Golden. Su director evoca bien las agujas que va a insertar en el muñeco vudú, claro, no todo es perfección, pues tiene uno que otro detalle que podrá dejar inconforme o conforme al fan más puro o hasta el mismo espectador casual.
Algo triste es que no explotaron al máximo lo que la zona de los Apalaches podría ofrecer, así como explorar muy a fondo y desde las entrañas al Hombre Torcido. Pero compensar todo eso con el mundo de la magia y las brujas, se ejecuta de maravilla para entender eso que nos rodea durante esta misión.
Además, aquí tenemos a una versión más joven y errante de Hellboy, interpretado por Jack Kesy, al cual quizás puedas tardar en apoyar por su aspecto visual y que no luce como los anteriores rojos. Pero si poco a poco nos vamos adentrando con la historia, entenderemos el por qué de su aspecto y porque la decisión de retomar esos primeros pasos.
Kesy logra entregar a un buen Hellboy, el cual porta un temple y seguridad a la hora de enfrentar ciertos retos dentro del filme. Claro, es un personaje sin muchas expresiones, pero con una voz que logra transmitir mucho en ciertos aspectos. Quizás un punto en contra -muy personal- es que tenemos un personaje muy contenido y llevado como un soporte para darle mayor énfasis a los otros personajes en cuestión e impulsarlos.
En el lado bueno, la gran presencia de Hellboy, nos evoca a un sheriff del exterior y de lo sobrenatural, el cual llega a tierras extrañas para impartir justicia a su manera, logrando dar en el clavo y evitar la magia negra del fallo y del aburrimiento.
Mientras que Adeline Rudolph (Bobbie Jo Song) y Jefferson White (Tom Ferrell) son los que llevarán el peso de las subtramas en sus hombros. Tanto como Adeline y White, logran colocarse bajo el reflector para destacar en ciertos momentos y entregarnos geniales personajes, de los cuales quisieras ver más en futuros proyectos -si los hay-. Ambos dejan satisfecho al guión que los vio nacer.
En este punto no podemos olvidarnos de nuestro villano: The Crooked Man, el cual es encarnado por Martin Bassindale, quien da una voz sureña -que a mí parecer pudo ser más gutural o rasposa- y porte orgulloso como seguro a nuestro personaje. Cabe destacar que este personaje no podrá causar gran impacto a la hora de demostrar su oscuridad, pero se alimenta de tomas distorsionadas, juegos de cámara y una fotografía de Ivan Vatsov algo oscura y grisácea para darnos a entender que él ha absorbido de vida al pueblo.
Bassindale y Kesy, las veces que están en pantalla, cumplen su objetivo, pero nos dejan pidiendo mucho más de ellos a la hora de la acción entre tanta palabrería. Pero lo que hay cumple con llevar esto al terreno de la luz y la oscuridad más malvada y pura posible.
Hellboy: The Crooked Man es un capítulo que debe verse en la comodidad de una sala oscura y disfrutarse como una oscura fantasía llena de un tono folclórico con sus imágenes de terror y toques de horror, así como el ambiente más apabullante y reflexivo al más puro estilo de Mike Mignola.
Brian Taylor logra dirigir una misión con una sustancia algo volátil, pero que logra combinarla con algo de magia, sin grandes despliegues de efectos visuales y aquello que muchos no logran dominar en la pantalla grande -la atmosfera-.
“Rojo” vuelve a sus raíces, sin buscar demeritar lo que entregas y capítulos anteriores hicieron con él, al contrario, aporta ese lado de misterio y detective que nos hacía falta revisitar. Una buena adaptación, un buen hechizo y da tus peniques por él para obtener una mueca torcida y de felicidad, pues recuerda que…
“Él vive de tu tormento, hace que se llene de heridas y él no estará contento hasta que te quites la vi…”, bueno, no tanto así pero recuerda mantenerte elegante, cuidando de tu alma porque El Hombre Torcido yace ahí, saboreando y esperando por ti.