Cine
Straight, un interesante triángulo amoroso que le apuesta al cine mexicano incluyente
Cinépolis le apuesta al cine incluyente con la cinta Straight, ya que a partir del 21 de noviembre sale en exclusiva por esa cadena cinematográfica en más de 300 salas.
Bajo la producción de Rodrigo Trujillo, Alejandra Vidal, Oscar Uriel y Rodrigo Bello Noble, Marcelo Tobar dirige, en forma de melodrama, un interesante triángulo amoroso entre Bárbara López (Elia), Alejandro Speitzer (Ro) y Franco Masini (Christian).
¿De qué trata la película mexicana Straight?
Ro tiene 35 años, trabaja en el medio financiero y desde hace varios años tiene el noviazgo perfecto con Elia, quien es inteligente, cariñosa y comprensiva. A pesar de eso, Ro conoce a Cristian por medio de una aplicación de ligue y desde la primera cita conectan de inmediato.
Después de varios encuentros, la relación con Cristian se vuelve más seria por lo que Ro se verá obligado a elegir entre su novia o su novio y sea cual sea la decisión que tome, alguien saldrá lastimado…
Si bien el tema ya esta rebasado, amor heteroflexible, aún hoy en muchos sectores de la sociedad el tema es tabú. Es común que en el cine se presente el caso donde un chico está enamorado de una chica y a la llegada de otra chica desestabilice la ecuación, por lo que él tiene que elegir entre el amor de su aburrida vida o ir por un nuevo amor.
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Por supuesto también se aplica cuando ella tiene que elegir entre uno y otro galán. Lo que no es común, en el cine comercial mexicano, es cuando él tiene que elegir entre una chica o un chico.
Si bien hay otras películas nacionales que han abordado el tema como Sueño en otro idioma (2017, Ernesto Contreras), donde dos indígenas se enamoran de una chica y luego entre ellos tienen relaciones sexuales, el tema cambia cuando se hablamos de whitexicans. Porque entonces parece que la experiencia homosexual puede adoptar la figura de un genuino amor.
La cinta de Tobar, muestra la aventura sexual de Ro con Cristian más como una transición que como una iniciación; donde juegan el amor, los celos, la cólera, el orgullo. Es la alegría de vivir las aventuras con las que sueña, pero a las cuales no se atrevía o no tuvo ocasión de vivirlas. Ese es su destino, pero también quiere una mujer “normal” y completa. Con él, Ro se abandona y se deja colmar. Con ella el amor es a la luz del día y sin sorpresas.
La película muestra la homosexualidad de Ro, no como una perversión deliberada o una maldición fatal, sino como una actitud elegida, motivada y libremente adoptada. Como todas las actitudes humanas, en la relación entre ellos hay comedias, desequilibrios, fracasos y mentiras que les traerán una fuente de fecundas experiencias.
El papel que tiene Bárbara López (Elia), peca de ingenuidad, pasividad, es dócil y fútil, con cierto punto de frivolidad, ¿no se le hace extraño a una estudiante de doctorado, que su novio y su amigo estén crudos y en calzones en medio de la sala?
En la película ella debería tener mayor participación, la gran diferencia consiste en que, por un lado, Elia es una muñeca de agua, y por otro lado, Christian es fuego, activo, ágil y flexible.
La cinta le gustará a unos grupos por ser intrépida, a otros les disgustará el papel que representa la novia eterna en espera de que el príncipe azul dé el paso definitivo, a otros más se le hará irrelevante, pero lo que definitivamente le pondrá sal a la conversación, es el final propuesto por el director que seguro dividirá opiniones, ¿eligió bien o eligió mal?