Cine
Crítica: Diamantes en bruto (Uncut Gems)
Frustrante, hipnótica, exasperante e imperdible.
Para el tiempo que tardó en llegar “Diamantes en bruto” a México, seguramente ya habrás escuchado todo sobre la brillante actuación de Adam Sandler y cómo estuvo muy cerca de obtener una nominación al Oscar. Pues, estoy aquí para confirmar que esos no son cuentos chinos y efectivamente, “Diamantes en bruto” es todo lo prometido y más: los hermanos Safdie (Josh y Benny) dirigieron un filme impresionante.
Howard Ratner (Adam Sandler) es un joyero judío neoyorquino que invierte exorbitantes cantidades de dinero en una piedra preciosa para luego venderla a un alto costo; pero al hacerlo se queda endeudado y se ve en la necesidad de recurrir a un montón de negocios engañosos para intentar obtener de vuelta su inversión. Esto involucra empeños, gritos, persecuciones, apuestas y hasta el involucramiento del famoso basquetbolista Kevin Garnett.
“Diamantes en bruto” es un torbellino que te arrastra, revuelve tu cerebro y constantemente te intenta inducir ataques de ansiedad. Imagina esto: un montón de personas alteradas metidas en un pequeño cuarto gritando de todo durante varios minutos mientras el timbre de una puerta suena constantemente, todo acompañado de una edición furiosa que desafía tu paciencia. Esa es una de muchas escenas en donde no hay control y los hermanos Safdie te abofetean sin cesar… y lo mejor, es que la historia es excelente.
Después de ver “Diamantes en bruto” vas a necesitar unos minutos para componerte. Tal vez quieras correr un rato o gritar mucho para desahogar los sentimientos acumulados causados por el implacable ritmo y la desesperante historia. Esto puede sonar negativo pero no lo es. Sufres viendo “Diamantes en bruto” porque las decisiones de su protagonista son terribles y exasperantes, pero… también son fascinantes. ¿Ahora qué? ¿Cuáles serán las consecuencias de sus actos? ¿Podrá salirse del problema en el que está metido? El filme es absolutamente absorbente y nunca deja de ser entretenido.
Estamos ante la redención de Adam Sandler. El hombre es la pieza perfecta para lo que los Safides intentan hacer. Su personaje Howard es un hombre adicto a las apuestas, insistente y ambicioso cuya boca nunca se detiene. Hay un sentido de urgencia en todo lo que hace, pues está corriendo por aquí y gritando por allá, siempre con la presión del tiempo y el dinero encima. Sandler es deslumbrante en su ejecución: te hipnotiza con tsunamis de halagos y mentiras, y controla todo cuadro de la película, obligándote a ver cada segundo de ella aunque ya estés harto de tanto barullo. Sin duda alguna, es la mejor actuación de su carrera y una que, en un año menos competitivo, le hubiera dado un Oscar. El reparto del filme no se queda atrás: tenemos a Julia Fox, Lakeith Steinfeld y el legendario Kevin Garnett, todos haciendo impecable trabajo dándole un aura de autenticidad al desarrollo de la trama.
Además de la tremenda edición de Robert Bronstein y Benny Safdie, el score musical de Daniel Lopatin ejerce enorme autoridad en la historia. Parece un lenguaje propio cuyos sintetizadores y sonidos insólitos buscan aumentar tu angustia. El volumen sube y baja, a veces es contemplativo y otras veces es caótico. La música es como una válvula que se mueve constantemente para generar sentimientos como felicidad, histeria o frustración: cada nota mueve algo en tu cabeza.
“Diamantes en bruto” es extraordinaria. Una película que asalta tus sentidos, te absorbe y no te suelta. Es como ver un agotador, ruidoso y emocionante partido de ping pong cuyo final parece nunca llegar y en donde cada movida te acerca a un ataque de pánico. Y tal vez ya te quieres ir, tal vez estás exhausto… pero no puedes dejar de verlo. Los hermanos Sadfie dirigieron una película que es como nada que hayas visto antes, que es siempre entretenida y te sorprende en cada esquina. Señor Adam Sandler, queremos ver más de esto, por favor.