Cine
Fear Street, la trilogía de terror que tomó por sorpresa a Netflix
Un nuevo modelo a imitar en películas en streaming.
Entre la década de los 30 y 40, a falta obviamente de televisión, las salas de cine se concentraron como el sitio para ver no solo películas, sino noticias y un medio que sentó las bases para lo que se convertiría en los shows de TV: el cine serial. Previo a la presentación estelar en una función, cada semana se estrenaban cortometrajes de hasta media hora de varios géneros; aventuras, crímenes, ciencia ficción y personajes como Flash Gordon, Batman y El Avispón Verde eran parte del entremés. Estos elementos de concluir cada parte con un cliffhanger, de historias entrelazadas y una heroína en busca de justicia a toda cosa, se trasladan de forma sorpresiva a Fear Street, adaptación a los libros clásicos de R.L. Stine (autor de Escalofríos) trilogía de horror lanzada de forma semanal a través de Netflix durante el mes de julio.
En Fear Street conocemos la historia de dos ciudades atrapadas entre una maldición: Shadyside, bautizada como la capital americana del asesinato y Sunnyvale, un próspero suburbio. Dividida en tres partes, 1994, 1978 y 1666, la serie narra la historia de un grupo de personajes encabezados por la audaz Deena, quienes tras la aparición de un nuevo asesino enmascarado, comienzan a indagar en la leyenda de la bruja, Sarah Fier. Sin embargo, a lo largo de los tres capítulos descubrimos que hay algo más allá de una maldición y en especial, como lograr combatirla.
A diferencia de las adaptaciones vistas de Escalofríos, mucho más enfocadas al público infantil, la directora Leigh Janiak no limitó su visión para entregar los niveles de violencia, hormonas adolescentes, satanismo pop y litros de hemoglobina derramados que los fanáticos del horror aclaman. Clave para entender este trabajo es precisamente, el complacer a los seguidores del género a través no solo de nostalgia, mismas que brota en especial durante las dos primeras partes (1978 bien podría ser un remake del primer Viernes 13 y 1994, tiene varios guiños a Stephen King) sino de seguir al pie de la letra las reglas del slasher y el cine de posesiones. Lo cual claro, conlleva a que sea en exceso predecible aunque no se arruina el encanto de una producción tan bien realizada.
A primeras impresiones, 1994 luce más como un espectáculo de rocola, más preocupado por como se mostrará el soundtrack que la misma trama. Conforme avanza, el misterio detrás de la maldición envuelve al espectador al conocer cuanta gente es unida por esta fuerza maligna. El grupo de amigos de Deanna, incluye a todos tus estereotipos favoritos, pero con mucho carisma por derramar: el nerd noble, el galán gandalla, los amantes a las drogas, la líder, etc. Y es en su clímax, cuando al fin nace esa tensión prometida con sangrientas consecuencias. Una presentación muy regular pero que al final logrará mantener tu atención.
1978 es la mejor de las tres, ya instaurada en la psicología del slasher: los primeros en morir siempre serán los promiscuos por un maniático enmascarado con un hacha en una ubicación alejada de todo. Clásico e infalible. A diferencia de su antecesora, ubicar la música acorde a escenas está mucho mejor trabajado aunque da la impresión que en todas las producciones compraron el mismo .mp3 de Universal Stereo. ¡Ya basta de “Slow Ride” en toda película sobre los 70! Pero la verdadera fuerza de esta continuación es la complicidad entre las hermanas Berman, sobre quienes recae la esperanza de ponerle un alto a Sarah Fier. Eso sí: no importa de que forma satánica lo intenten justificar, el final es de lo más inverosímil que pueda haber.
Cierra 1666 donde conocemos la historia de Sarah Fier en la colonia en medio de su homenaje ahora al cine de posesiones de los 70. Es aquí donde, sin ahondar en detalles, es imposible omitir un tema evidente, algo que a muchos desagrada de Netflix pero que parece al fin la productora ha entendido como manejar sin lucir como una mesa de debate de la ONU: la inclusión. En redes muchos han lanzado comentarios sobre “lo innecesario” que resultaba ver retratada como lesbiana a la protagonista. Sin embargo, la dirección de Janiak, deja entrever una crítica hacia estas prejuicios y como el tema ha trascendido a través de los siglos. No solo eso, sino que a nivel técnico logra enlazar con maestría una serie de acciones que para los personajes, se repiten con los años de forma involuntaria.
Al final, Fear Street es una experiencia valiosa a replicar en esta era de consumo rápido e inmediato. Más allá de su trama, lo importante de la trilogía es permitirnos recuperar la paciencia para conocer los desenlaces de la historia, sin sentir la obligación de devorarlo en un santiamén. En especial al ser un trabajo de horror, cuidar cada detalle a lo largo de seis horas para intentar provocar shock y un par de sorpresas al espectador, es lo más joya que haya lanzado Netflix. Véanla, en especial si son fans de ver muerte por montones aunque ya imaginen por donde va todo.