Cine
Alien: Romulus, Una buena intercuela y respiro a la saga con un Fede Álvarez endemoniado
Álvarez respeta todo el canon de la saga y nos deleita con guiños a ciertos momentos dentro de la misma mitología… terror psicológico, horror corporal, acción y reflexión es lo que nos espera.
Aquí el remolcador comercial Pólvora de las Salomón con matrícula 180924609, tenemos una transmisión de un capitán llamado Fede Álvarez, el cual trae un cargamento de película que lleva por nombre Alien: Romulus. Su tripulación se compone de Cailee Spaeny, David Jonsson, Archie Renaux, Isabela Merced, Spike Fearn y Aileen Wu.
Cada 12 segundos la misma transmisión, la cual llega del noreste a unos 2000 kilómetros. Y tenemos una cláusula que estipula: “Toda transmisión sistematizada de posible origen inteligente debe ser investigada.” Así que es momento de aventurarnos a hablar sobre esta nueva y séptima entrega dentro de la saga, la cual busca regresar a la amenazante figura del Alien a sus inicios más oscuros y menos fantasiosos.
Lo que hay que saber sobre este nuevo trabajo, es que Alien: Romulus transcurre 20 años luego de la primera entrega de Alien: El Octavo Pasajero (Ridley Scott, 1979) y antes de Alien 2: El regreso (James Cameron, 1986), lo cual no altera para nada el canon oficial.
Y sin ser historiadores, pero quizás en el fondo de nuestro ser somos un ratón de biblioteca.
El título que lleva la película es una referencia sobre la mitología romana -lo cual no es tan desconocido para la saga, pues Weyland Yutani Corporation tiene una enorme obsesión con este imperio-, donde la leyenda nos dice que, el dios Marte violó a Rea Silvia, que por medio de eso concibieron a dos gemelos que llevaban por nombre Rómulo y Remo. Los cuales fueron amamantados por una loba.
Y, tras pasar el tiempo, ambos crecieron y fundaron Roma. Pero conforme todo se presentó, Rómulo asesinaría a su hermano para convertirse en un único rey de esa nueva nación. Algo que sucede hasta en las mejores familias, ¿no? Sí, sabemos que no es el camino correcto y todo podría resolverse con diálogos, pero acá necesitábamos algo de drama. Pero dentro del nuevo filme de Alien, dirigido por Fede Álvarez, todo se encuentra vinculado a la fraternidad y hermandad.
¿Todo lo anterior que sabemos nos ayudará a sobrevivir en el espacio? ¡Vamos a averiguarlo!
De qué va Alien: Romulus
9 de febrero de 2142 desde la Estrella y Colonia de Jackson en una comunidad de trabajadores y mineros de Weyland Yutani Corporation. Un grupo de jóvenes colonizadores espaciales idean un plan para hurgar, buscar y robar recursos vitales en las profundidades de una estación espacial abandona que lleva por nombre: Renaissance, la cual cuenta con dos módulos interconectados: Rómulo y Remo, vigilados por MU/TH/UR 9000
El plan en teoría toma unos 30 minutos de entrada y salida, sin complicaciones. Si resulta todo bien, ellos podrán salir del control de Weyland Yutani y hacer sus sueños realidad en Yvaga.
Pero en las entrañas de la fría y olvidada nave, encontrarán secretos oscuros y verdades aterradoras, lo cual los pondrá cara a cara con la forma de vida más aterradora del universo y su estado de supervivencia demasiado alerta, pero con una batalla letal para ver quién es el más fuerte de ambas especies en un laberinto infernal y cósmico en donde nadie escuchará tu último grito.
“La humanidad nunca fue apta para colonizar el espacio.”
Los fans de hueso puro estarán muy complacidos en saber que Fede Álvarez buscó estar comunicado con Ridley Scott y James Cameron para mantener ciertos consejos y aspectos intactos, así como la visión y esencia de aquellas primeras dos entregas y poder retomar el rumbo y un poco la visión que se había perdido en la saga.
Cuando comenzó el rodaje de Alien: Romulus, el productor y director de ´Prometeo´ y ´Covenant´, Ridley Scott, le dejó una carta a Álvarez en el set de filmación que decía lo siguiente: “Querido Fede. Buena suerte, buena salud, buena caza y no la cagues. Te mando mis mejores deseos, Ridley Scott.”
Entonces la pregunta del millón es: ¿Fede salió bien librado y lo escucharon gritar en el espacio o la cago de manera sorprendente que merece perderse en el infinito cosmos?
No hay duda alguna de que Fede Álvarez es un fan a Alien, al cual le complace hacer este trabajo, asegurándose de que todo esto siga y sea parte de la historia de la franquicia Alien. No solamente la trama, sino cómo concebirla desde el origen en storyboard y guión y porque no, hasta los detalles visuales que se destacan con la fotografía del mexicano Galo Olivares al cual conocimos su carta presentación en el 2020 con Gretel & Hansel: Un siniestro cuento de hadas del director, Oz Perkins. Aunque digamos que en tierra mexicana lo conocimos con la cinta de Roma de Alfonso Cuarón en el 2018, pero no tuvo crédito alguno por dicha labor.
Retomando el trabajo y visión del responsable del remake de Evil Dead: Posesión Infernal (2013) y No Respires (2016), el uruguayo Álvarez logra llevarnos de vuelta en Alien: Romulus a los orígenes de nuestro Xenomorfo favorito y no cagándola tanto en el camino, y decimos no tanto por una que otra idea que hay plasmada en el filme.
Hay que destacar que, bajo la dirección del uruguayo, el filme es grato y camina entre ser un slasher muy pequeño y discreto al estilo Evil Dead -sin explotar muchas vísceras y conteniéndose de manera elegante, pero susurrando con ciertas escenas que a más de uno le dolerá cierta parte del cuerpo- sin olvidarse del toque de Alien: El Octavo Pasajero, cinta que nos da la presentación de ese ser intergalactico y que habita en el silencio del mismo cosmos. Dejando una primer entrega muy interesante y añadiendo una pizca catártica del videojuego Alien: Isolation (2014) y creación de The Creative Assembly y Feral Interactive, el cual resultó ganador de un Premio BAFTA por Mejor Audio.
Álvarez respeta todo el canon de la saga y nos deleita con guiños a ciertos momentos dentro de la misma mitología y videojuego. Sin olvidarse de que aquí hay un trabajo diurno entre el terror psicológico, el horror corporal, la acción de supervivencia y la reflexión sobre la vida y lo que estamos dispuestos a hacer ante la duda y el miedo.
Alien: Romulus nos adentra a una colonia en decadencia, en donde no hay habitantes sino prisioneros del trabajo de una megacorporación en una colonia que nos recuerda a Blade Runner, Elysium (Neill Blomkamp, 2013) y otros escenarios más podridos, exquisitos y en decadencia total dentro de un buen trabajo de ciencia ficción.
Aquí nos enfrentaremos al silencio que carcome, las dudas que corroen como veneno y sobre todo a los ´Facehuggers´ y Xenomorfos más letales, así como cierta creación asquerosa que podría estar en nuestras peores pesadillas, acechando en ese rincón del cual tenemos miedo mirar.
Los lugares que exploraremos son abiertos y cerrados, dejando una sensación curiosa por saber qué más nos depara dicho camino en el visionado. Y todo pende de una balanza, un poco de ello y un poco de aquello, para no solamente encerrarnos en un solo escenario.
Dentro de la franquicia, Ridley y demás directores estaban interesados en ciertos puntos que no tuvieran que ver con el horror de este mundo. Pero Álvarez explora ciertos lugares habituales y los hace funcionar con la sustancia del miedo, sacando así, una formula con el horror y la conmoción de ese mundo que nos brinda, ese es el punto de anclaje que necesitamos.
Que nos quede claro que no podemos comparar aquellas primeras dos cintas del 79´y 86´ porque esto en Alien: Romulus se cuece de manera formal y aparte. Aunque por ahí y no tan escondidas saldrán las referencias a las cintas ya antes mencionadas, momentos que generarán una que otra discusión o charla rica sobre la mesa entre el más fan y menos fan, y quizás hasta una polémica por cierto diseño en un personaje. Y esos últimos minutos dentro del visionado que son muy cuestionables, pero nos lleva a una buena estación espacial a pesar de que sus paralelismos míticos pero que aquí se siente como algo fresco y por momentos asfixiante por cómo es desarrollado.
Mucha de la guía de un viajero intergaláctico que hay aquí, Fede se lo debe a Scott y Cameron, pero no los alaba en exceso, al contrario, les agradece a ambos con momentos finos de un Álvarez contenido en pantalla para el gore y body horror -que conocimos en Evil Dead- y apelando más al toque fino y sutil -del suspenso de No Respires- así como cosechar algo del Alien original para hacernos tener una ligera mueca en el rostro con lo que acabamos de ver.
Este trabajo no es de un fan, es de un conocedor que quiere retomar un camino perdido y busca una propia voz que añadir a la bitácora del capitán. Nada de esto y de lo anterior sería posible sin basarse en los personajes creados por Dan O´Bannon y Ronald Shusett así como la colaboración de su habitual compañero Rodo Savagues (Posesión Infernal) el cual junto con la mente de su otrora nos hacen seguir una trama principal y esquema que ya hemos visto dentro de la saga.
Del punto A al punto B y hasta llegar al C, en el proceso nos enfrentaremos a algo desconocido y daremos la mejor batalla por sobrevivir. Aunque aquí, Álvarez y Savagues se enfocan más en un ciclo de vida aterrador del Alien, el cuestionamiento, misión y reflexión sobre las máquinas y ordenes, así como los deseos que se pueden ver eclipsados por algo más grande.
Alien: Romulus toma vuelo cuando marca su sello y nos deja esperando desde una plataforma elevada a que se atreva a más, pero cuando hay paralelismos y sientes esa vibra a los anteriores trabajos, la perspectiva de plataforma elevada cambia y nos lleva a sentir que es un remake discreto y no un añadido entre trabajos desde una cabina olvidada.
Y si creías que Prometeo y Covenant era un revoltijo de ciertas cosas, acá Álvarez hace casi lo mismo, pero se atreve a responder ciertas cosas e incógnitas y plantar sus propias ideas, pero sin dejar nada abierto. Al menos, no tanto como creemos.
¿Qué tenemos que decir sobre la producción? Mucho, pero lo haremos en pocas palabras. Ya que con tus propios ojos debes de ver aquello con lo cual tu pupila se va a deleitar. Lo cual pondría orgulloso al suizo H. R. Giger y Ridley Scott, mientras que, para James Cameron, este puede sentirse satisfecho en el último tramo de la cinta y saber que Aliens fue tomada en cuenta en cierto aspecto.
Su fotografía es algo que cualquier producción podría envidiar o hasta otros el intentar replicar.
El ojo del mexicano Galo Olivares tras la cámara nos lleva a los lugares más sombríos, fríos y espectaculares. Que nos sorprendamos mucho hasta el grado de ver los anillos de tal planeta titan y maravillándonos por el sol saliendo en el horizonte, dejándonos saber que, aunque serán minutos de una historia que en teoría tendría que salir bien, habrá una noche larga y macabra para deleite de nuestra vista.
La soledad visual y cósmica que tiene el CGI para casi hacer esos momentos realidad, es donde la magia y gran trabajo arduo se aplaude a detalle.
No nos olvidamos de la vieja escuela y el uso de animatrónicos y marionetas para ciertos momentos de cercanía dentro del filme. Lo cual añade una nostalgia casi casi perfecta a Alien: Romulus.
Sobre el reparto que lleva esta cinta. Debemos mencionar que es un equipo de jóvenes “algo desconocidos” con buena química en conjunto o por separado. Y es aquí donde la magia de Álvarez sigue su curso con pinzas y deja que cada actor fluya con su personaje, y haga suyo los momentos en donde deben destacar.
Pese a que el guión tiene como lema en que cada acción que hacen los involucrados dentro de esta película, tenga como etiqueta: ESTUPIDEZ HUMANA A CADA MINUTO, lo cual nos ayuda a desarrollar esto de la mejor o peor forma posible en el buen sentido.
Desde el primer minuto el dúo formado por Cailee Spaeny que interpreta a Rain Carradine y David Johnson como Andy, harán que más de uno se encariñe, preocupe e interese mucho por su historia y sus chistes tontos, así como la evolución, desarrollo e importancia que van teniendo en el filme.
Una regla del terror y horror para algunos es que muy pocas cosas puedan ayudarte a conectar con los personajes y todos sirven de carne de cañón, detalle que cambia aquí Romulus les da una bofetada a otras entregas dentro de la saga.
Alien: Romulus es una intercuela que trae su propia visión, interrogantes y plan macabro a la pantalla grande y añade cosas para su propia saga. Rinde tributo a trabajos anteriores, pero revitaliza el camino y alma de los xenomorfos. Fede Álvarez no la caga y nos regala su propia experiencia claustrofóbica -la escena del ácido y el pasillo de los abrazacaras-, aterradora -los estragos de un parasito en nuestro interior- y silenciosa del mismo espacio
La fotografía nos deleita con su vació y pocos colores que impregnan nuestra pupila.
Y la producción de escenarios como vestuarios, animatrónicos y el trabajar de manera nivelada como el CGI son la cereza viscosa y ácida que implota en nuestro pecho; el guión no es perfecto por ciertos detalles y desarrollo, pero hace que, de la Nostromo de la Salomón, queramos viajar en Alien: Romulus de manera efectiva e inquietante.
Álvarez es el director y fan que ciertos trabajos en cine deberían tener dentro de sus filas; Spaeny nos regala a una empatica pero astuta y dura sobreviviente de este horror que nos recordará a la asombrosa Ellen Ripley, así como un Johnson que sabe tomar rienda suelta de su personaje y mostrarnos el Lado A y Lado B de una forma calculadora. Son aquellos que deben ser tomados en cuenta para nuevos proyectos dentro de esta saga o fuera de ella y para ciertos géneros.
Sin duda alguna, Alien: Romulus nos deja saber que la franquicia por fin dio un buen respiro y retomo un camino al encontrar un Prometeo uruguayo. Y el cual, como audiencia nos llevará a una buena estación espacial para que escuchen nuestros gritos en eco durante una transmisión y entiendan que poco a poco evolucionamos con el terror y sus pequeñas piezas, aunque no sea perfecta se atreve a llevarnos a los lugares comunes y cambiar las reglas de juego para su propio universo.
Tenemos un Álvarez silenciosamente endemoniado.