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Technoboys, una fallida sátira que no llega al one hit wonder

AJ Navarro

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Technoboys pudo ser una interesante burla a la cultura pop, lo woke y el mundo de las boy bands pero termina por perderse feamente en su propia burla
Technoboys
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Gerardo Gatica había demostrado una buena visión como director hace un par de años con Dime Cuando Tu. Sin embargo, esta vez con los Technoboys, nueva cinta original de Netflix, y codirigiendo al lado de su protagonista, Luis Gerardo Méndez, pareciera que la frescura que hizo de aquel otro filme algo refrescante y disfrutable aquí se pierde por completo en un relato que pudo ser una grandiosa sátira a todo ese mundo plástico prefabricado del pop, las boybands y la cultura woke, pero termina por traicionarse a sí misma en el camino.

De que va Technoboys

Ah las boybands, cúanta nostalgia evocan que hasta giras y reencuentros han tenido últimamente. Pero ninguna como los Technoboys, que dominó las listas de popularidad en su momento hasta que Alan (Luis Gerardo Méndez) metió la pata al perder al amor de su vida, la reina del pop latino y símbolo del empoderamiento femenino, Melena (Karla Souza). Ahora, dos décadas después, el líder de esta agrupación buscará retornar a los escenarios y reclamar su trono en el despiadado mundo del pop que ya no es el mismo de antes. ¿Podrán entonces sus pasos de baile y sus cambios drásticos adaptarse al mundo woke que les rodea?

Queda claro que el absurdo y la sátira a todos los clichés habidos y por haber de este tipo de bandas son el motor para que Gatica y Mendez traten de contar una comedia eficiente, enfrentando a una generación de rucos a un mundo en constante cambio que son incapaces de entender. Ahora, ser famoso conlleva enfrentar la temida cancelación y el buscar adecuarse a ese nuevo público que tampoco comprende su visión del todo. Ese parecía ser el motor principal de Technoboys… hasta que se les olvida por completo.

Y es que el gran pecado de este guion es dejar de lado la idea natural de explicar los cambios y las vicisitudes de los integrantes de los Technoboys, enfocándose solamente en Alan y su trauma amoroso con Melena y el productor Masiosare. Eso mismo es lo que, a la mitad del relato, hace que lo que había sido una sátira medianamente entretenida con algunos buenos chistes se pierda en un clímax horroroso y sin sentido donde esa trío amoroso lleva a la ruina toda buena intención.

Karla Souza vuelve a colaborar con Luis Gerardo en Technoboys. Foto: Netflix
Karla Souza vuelve a colaborar con Luis Gerardo en Technoboys. Foto: Netflix

Es triste, porque en sus manos ambos directores tenían un gran ejemplo de cómo poder mantenerse enfocados en la crisis de la edad, de las ideologías y los cambios que cada integrante ha tenido en otra cinta mexicana: Eddie Reynolds y los Ángeles de Acero, de Gustavo Moheno, donde la sátira se enfoca y se mantiene en los dilemas que ellos enfrentan. Aquí, la diversidad de la misma banda popera daba para ahondar en todo ello, pero los gags y los clichés no alcanzan lo suficiente y se alargan de manera poca eficiente.

El cast mismo era interesante al tener no sólo a Mendez como el líder de los Technoboys, sino acompañándose de Daniela Vega (Una Mujer Fantástica), Fernando Bonilla, Joaquín Ferreira, que se reencuentra con Luis Gerardo después de su papel como “El Potro” en Club de Cuervos, Luis Rodríguez “El Guana” y German Bracco. Entre ellos, radicaba también cierta burla a la cuestión woke y la inclusión forzada en estos productos cuando en su alineación uno de ellos es una persona con discapacidad motora, norteño y machista (aparentemente) y el “niño malo” del grupo es ahora una chica trans.

Fernando Bonilla, German Bracco Daniela Vega y Luis Rodriguez "El Guana" forman la nueva alineación de los Technoboys. Foto: Netflix
Fernando Bonilla, German Bracco Daniela Vega y Luis Rodriguez “El Guana” forman la nueva alineación de los Technoboys. Foto: Netflix

Y aunque en esa primera hora de reencuentro y sorpresa si radica ese sentido del humor acerca de la falsedad que algunos tienen con sus puntos de vista inclusivos, el guion pierde por completo el sentido satírico, alejándose del desarrollo de sus personajes en aras de una mera apropiación para vender y alimentar la voracidad de la industria. Chistes sobre el tono de piel y otros prejuicios se pierden ante la falta de un arco inteligente de personajes. De hecho, lo único rescatable de la segunda mitad de la cinta es un diálogo hecho por Mónica del Carmen referente justamente a la apropiación de la identidad y más cosas con el simple hecho de vender.

En cuanto a la banda sonora, es un agasajo para los poperos, a pesar de que Technoboys no le saca jugo a esas canciones de bandas como Kabah, RBD, OV7 y otros, metiéndolos solo como referentes más que como un apoyo en su narrativa. Eso si, los vestuarios y cortes para hacer alusión a todas esas boybands y estrellas “plásticas” del ayer y hoy, notándose cuidado al reproducir vestimentas no sólo de bandas latinas, sino de aquellas extranjeras como N’Sync y los Backstreet Boys, que alcanzaron un status de estrellas debido a sus bailes y a la no tan virtuosa capacidad lírica de sus integrantes.

Los vestuarios y cortes son de lo mejor de Technoboys, resaltando ahí la parodia a las boybands de todo tipo. Foto: Netflix
Los vestuarios y cortes son de lo mejor de Technoboys, resaltando ahí la parodia a las boybands de todo tipo. Foto: Netflix

Ni siquiera la inclusión de un par de nuevos temas que interpretan Malena, con la apariencia y el look de toda una artista urbana reciente, los mismos Technoboys con su ‘Technoboyfriend” o la burla de los rivales de los protagonistas, los Saborigenes, con todo su ritmo a lo Merenglass y Proyecto Uno, ni el cover a Amistades Peligrosas de Me Haces Tanto Bien o un muy inesperado cameo de Benny Ibarra son lo suficientemente eficientes para salvar a esta cinta del olvido, una que resulta igual de vacía y plástica que las mismas bandas de las que buscaba reírse.

Así, Gatica y Mendez dan un severo tropezón con una comedia que se cae en tremenda picada, como la carrera de los Technoboys, repartiendo algunos buenos momentos pero cuyo chiste se termina pronto y acaba por repetir los mismos pecados de otras películas mexicanas como El Candidato Honesto, quedándose en un noble intento pero terminando por ser un sketch enorme que pierde el ritmo en el baile y la cantada, algo imperdonable para las boybands y, sobre todo, para una buena película. Algo que, tristemente, este proyecto no es.

Comunicólogo, amante del cine, la música y todo lo que sea cultura. Forjando una carrera en el medio desde 2018 a la fecha. Colaborador en varios espacios, consciente de que un gran poder conlleva una gran responsabilidad.

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