The Drums en House of Vans: una fugaz pero memorable noche de viernes

Bien dicen que la música es alimento del alma, el remedio que muchas veces necesitamos para elevar nuestros ánimos. No esperaba que la cura a todos los males la encontrara con The Drums, banda estadounidense a la que más allá de algunas canciones (como aquella joyita que sale en Hardcore Henry), no podría considerarme el fan más apasionado. Cosa que está por cambiar, francamente.

Una ida al House of Vans siempre es grato: la mayoría de los asistentes son los más fans, los que están preocupados por cantar todo, bailar, brincar, compartir con sus amigos que le rodean y no solo estar pegado al maldito celular, obstruyendo la visibilidad de todos. Además, se genera un sentido de comunidad alrededor de un artista que siempre se agradecerá. Amo ese lugar (y luego si siempre hay Pepsi gratis, más).

En una noche que arrancó Pájaros Vampiro con un buen punk de guitarrazos y un vocalista que sabe moverse bien por el escenario (maldito metro que sólo me dejó ver la mitad de su show), lo vivido de la mano de Jonny Pierce, fue inolvidable.

Así fue la noche de The Drums en la Ciudad de México

¿Recuerdan el sentido de comunidad que mencioné al principio? A mi alrededor, gente conociéndose por su amor hacia the Drums. Otro grupito, hacia amena la plática narrando las veces que habían asistido al inmueble de Revolución y Rubens. Pero la gran mayoría, celebraba el soundcheck del baterista, Oscar Henfrey, quien ofreció unas proezas de rapidez. Muy simpático el asunto.

Poco después, las luces apagaron ante el ensordecedor grito. “¡Jonny, Jonny!”, aclamaban todos. Y ahí estaba, con su chamarra negra cubierta de lentejuelas y una JP grabada en la espalda, la voz que todos esperaban escuchar y que les había dado ansia de ganarse los pases al momento de ser liberados.

Sin mucha comunicación pero bastante presencia, Jonny se paseaba por la rampa del Vans, bailando con su micrófono, animando a todos con “Best Friend”, “Days” e “In the Cold”. La batería sonó intensa, las líneas de bajo, fuertes como si fuesen de los 80s y la voz de JP, con sus coqueteos bien marcados a Morrissey. Anoche, más que nunca, resonó mucho ese verso “I thought my life would get easier. Instead it’s getting harder” de ‘Book of Stories’.

Francamente fue un poco desconcertante ver como the Drums bajó del escenario a los 40 minutos pero no tardaron en volver para un encore muy climático con “Money” (que debería ser un himno para todos los millenials), la melancólica “You’re the One that Makes Me Happy” y la reciente “I Want It All” que los vio de vuelta con música nueva desde el año pasado.

De nueva cuenta, la banda salió de escena. ¿Saldrían de nuevo? ¡Claro que sí! Esta vez, la despedida definitiva con un tema del emblemático Portamento, “If He Likes It Let Him Do It”, aunque aquí, por única ocasión en el recital, sonó un poco reventado el audio. Eso no importó: la misión de todos fue cumplida y todos caminamos felices de regreso a Mixcoac, emocionados por ver a un artista tan comprometido aún con el rock.

Setlist de The Drums en el House of Vans

1. What You Were
2. Heart Basel
3. Best Friend
4. Days
5. Book of Stories
6. In the Cold
7. I Need a Doctor
8. Let’s Go Surfing
9. Money
10. You’re the One That Makes Me Happy
11. I Don’t Know How to Love
12. I Want it All
13. If He Likes It Let Him Do It