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Entrevistas

The Limit, el nuevo supergrupo de Bobby Liebling y Sonny Vincent con actitud punk de la vieja escuela

Ni los señores de los Muppets son tan simpáticos como Bobby Liebling y Sonny Vincent.

Mario Valencia

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The Limit Entrevista

La edad nunca es obstáculo para seguir adelante en el rock. Aquí tenemos el claro ejemplo de The Limit, nuevo supergrupo conformado por veteranos de escuelas distintas como el punk rock y el heavy metal. Así tenemos al cantante Bobby Liebling (Pentagram), los guitarristas Sonny Vincent (Testors) y Hugo Comin (Dawnrider), el bajista Jimmy Recca (The Stooges) y el baterista João Pedro Ventura (Dawnrider) para entregarnos uno de los álbumes más dinámicos del año, Caveman Logic, disponible ya a través de plataformas digitales y en CD vía Svart Records.

Para conocer más acerca de la formación del grupo y de este nuevo material, hablamos en entrevista con Liebling y Vincent, quienes no titubearon en contar todos los detalles de su odisea. Todo por amor al rock.

¿Cómo se involucró cada integrante en The Limit?

Sonny: “Bobby y yo tenemos un amigo en común. La verdad no conocía a Bobby ni la música de Pentagram y él tampoco conocía la mía. Entonces este amigo le puso algo de lo que yo hacía y le gustó hasta que eventualmente empezamos a hablar por teléfono. Después de muchas risas, nos pusimos serios porque teníamos muchos gustos musicales en común de cuando éramos jóvenes.

Cuando empecé a preguntarle de Pentagram, él me enviaba a escuchar lo primero que hicieron, que tiene una dirección más de Blue Cheer, una banda que me gustaba de niño y eso me pareció genial“.

Bobby: “Siempre me refiero a lo primero de la banda porque creo que es más representativo de lo que es el sonido, no de la etiqueta que le pone la gente. No soporto el doom metal. Todos dicen que Pentagram es el padre del doom pero yo no creo que toquemos eso. Es una banda de heavy porque es lo que me gusta. Además tenemos una actitud glam y punk, siempre la he tenido desde que empecé a tocar, usando ropa de mujer y maquillándome.

Así congenié con Sonny, caí fascinado con su música. Y hablamos hasta que decidimos hacer un disco juntos. Después invitamos a Jimmy (Recca), que estuvo en The Stooges. Él no ha hecho nada en varios años porque fue jodido por la industria como nos ha pasado a Sonny y a mi“.

Sonny: “Con respecto a Hugo, he trabajado varias veces con él; es un gran tipo y nos llevamos bien. La idea original era grabar el álbum en Estados Unidos y Hugo vendría desde Portugal, de donde es él. Pero el estudio aquí no funcionó, hubo muchos problemas con su horario. Entonces Hugo nos dijo que fuéramos con él porque podía arreglar un estudio en Portugal. El problema es que ahora necesitábamos dinero para viajar allá y le pedimos si había alguna disquera por allá que nos ayudara a financiar el viaje. Desafortunadamente, algunas de las personas que contactó habían visto Last Days Here, el documental acerca de Bobby. No sabían cuan vieja era la película y como su vida había podido seguir adelante. Pero esto les hizo no querer invertir en nosotros.

Ya sabíamos las canciones, Bobby escribía las letras y Hugo estaba listo para recibirnos. Estábamos muy emocionados por el proyecto pero los boletos costaban más de tres mil dólares cada uno y sin giras para ganar dinero… Para los músicos hay de dos, el festín o la hambruna. Un día estás en un hotel de cinco estrellas y al otro intentando sobrevivir. Entonces, durante la pandemia me dediqué a restaurar amplificadores clásicos, de los 50 y 60, los cuales tuve que vender. Pero no era suficiente.

Un día, entré a internet y tuvimos mucha suerte: boletos ida y vuelta desde Washington D.C. a Portugal por solo 300 dólares. El problema… Es que con todo y escalas, el viaje sería de 34 horas. Si tuviéramos 20 años, estaríamos muy emocionados gritando pero somos unos malditos ancianos, no aguantamos estar sentados en un aeropuerto por 14 años porque nos altera los nervios. Eso comenzó la pesadilla de grabar el disco.

La música fluyó muy bien pero gran parte de la logística, pues no contábamos con asistentes ni roadies ni representantes. Cuando llegamos a Portugal, nada fue como esperábamos. Tal vez Bobby te pueda contar mejor, podría escribir todo un libro de esta aventura. Hubo buenos momentos pero la mayoría fue estrés y peleas. Lo único salió a la perfección fue la música: tuvimos una conexión mágica.

A veces juntas personas de varios grupos y cuando tocan, no hay esa química que otros tienen. Ocurría mucho en los 70: un tipo de Bad Company, otro de Yes y uno de King Crimson. A la gente le agrada pero no se siente bien“.

Bobby: “Sí hubo un poco de todo. En Londres tuvimos un retraso de 14 horas y Jimmy había perdido su billetera en el aeropuerto, con todo su dinero y tarjetas de crédito. Antes de llegar al hotel en Portugal, Hugo y João nos llevarían a una isla paradisiaca donde descansaríamos después del largo viaje antes de empezar a grabar. Tendríamos un cocinero y nosotros podríamos nadar y relajarnos un rato.

El problema fue que… De entrada no estábamos de muy buen humor, y para llegar allá era otro viaje de dos horas…

Sonny: “Para llegar a la isla teníamos que viajar una hora… Ok, ¿cuánto tiempo haremos en el barco? pregunté. ’45 minutos, una hora’. ‘¿Pero todo está listo para nuestra llegada?’, proseguí, pues sabía que la propiedad era de los padres de Hugo. Llegamos y no había agua, comida, luz, sábanas… Amamos a Hugo, sin su espíritu no habríamos podido mantener The Limit unido pero… Hubo otro problema.

Decidimos quedarnos en el ‘hotel’ aunque descubrimos que ni siquiera era un hotel. Era un departamento pequeño, con solo dos cuartos. Nosotros somos tres viejos malhumorados que necesitamos cierta privacidad… Y yo me adueñé de inmediato de la habitación más genial, con una cama enorme y baño. Bobby entró como el Correcaminos a la segunda habitación y Jimmy no tuvo de otra más que quedarse en la sala, en un sillón muy pequeño. ‘¡Jódanse amigos, esto fue lo mismo que me hicieron The Stooges!’, nos gritó.

¿Has leído El Señor de las Moscas? Eso nos pasó a nosotros. De repente nos estábamos odiando y todo era muy diferente. Ni siquiera sabíamos como encender la estufa, porque allá tienen unas que funcionan por computadora y primero debes entrar a un menú para prenderla. ¡Lo mismo con la lavadora! Nos estábamos volviendo locos: Jimmy seguía enojado por lo de su billetera, Bobby también perdió su teléfono… Parecía como el patio de una escuela donde los niños peleaban pero eran dos adultos cenando en público, que de repente le arruinaban la noche a la gente con sus gritos.

Recuerdo que hicimos una entrevista para la radio cuando llegamos allá y por lo general soy tranquilo y respetuoso pero esa vez, me la pasé discutiendo con Bobby desde que llegamos, le dije que no tenía sentido que la hiciéramos. Cuando empezó, estaba furioso y en la cabina amenacé con destruirla si no se arreglaba todo. El pobre entrevistador pensó que tenía a un par de locos ahí. Entonces tomé el micrófono y dije ‘si por ahí hay una enfermera, un guardia, un policía, psiquiatra o filósofo, por favor llame a la estación, necesitamos ayuda’. Así de mal estuvo.

Después de toda la experiencia, nos amamos y respetamos mutuamente. Pero hubo una prueba de fuego para aprender a trabajar juntos.

Bobby: “En el teléfono nos llevamos bien pero no te das cuenta de ciertas cosas hasta estar en persona. Nos tomó un tiempo relajarnos y tomar conciencia de lo bien que funcionamos como banda“.

Vaya, fue una enorme aventura, si valdría la pena un libro.

Sonny: “Por supuesto. También recuerdo que Hugo tenía un auto Mini y lo bautizamos como el auto de payasos porque era inconcebible que tantos tiempos grandes cupieran en un carro tan pequeño. Lo mejor es cuando dábamos vueltas en círculo sin saber a donde ir en busca de comida. Siempre íbamos tarde para todo“.

Pasando ya al álbum, es interesante que The Logic suene tan distinto a lo que hace Pentagram. Siempre he pensado que los proyectos alternos son para ello, experimentar con nuevos sonidos.

Sonny: “De inicio, Hugo me envió varias maquetas de canciones que tenía guardadas, sin saber acerca de la música de Bobby. ¡Ni siquiera sabía lo que era eso de doom! Solo iba a producir el disco porque durante un rato, estuve inactivo cinco años para cuidar a mi familia tras un accidente que sufrió. Lo que imaginaba es que iba a estar en el estudio tras la consola produciendo un disco de doom. Ya sabes dando indicaciones tipo ‘oye guitarrista, afina lo más bajo que puedas esas cuerdas’. Pero Bobby me invitó a tocar la guitarra.

Hugo fue al estudio para grabarlas y le dije que las hiciera tipo doom pero Bobby dijo que no quería hacer eso. Él me dijo que su álbum favorito de todos los tiempos era Raw Power de The Stooges, tiene un gusto muy amplio y quería inclinarse a eso. Hay gente que solo dice ‘a mi me gusta Slayer y Metallica‘ y otra que prefiere a Nick Cave y Lydia Lunch. Bobby encuentra valor en todas esas cosas. Lo que realmente ama es el Motown, el jazz y el punk. Siempre imaginó hacer un disco con actitud.

Bobby: “Quería tener esa actitud tipo ‘jódete’ en la música. Muchas bandas se hacen llamar garage, que es la respuesta americana al Mersey Beat y la base del punk, quería tener esa vibra. Bandas como Dead Boys, The Damned o Ramones. Al final se tuvo una producción muy fina gracias a un excelente ingeniero, no tuvimos que cambiar muchas cosas porque teníamos clara la dirección: un disco de rock pesado con actitud punk“.

Sonny: “Sí, tampoco pensamos en darle un 10% de glam, 40% de punk. Solo fue la suma de todo lo que somos, lo hicimos sin mucha planeación“.

Al ver los videoclips de “Black Sea” y “Kitty Gone”, fue inevitable no notar esas influencias de cine. ¿Podrían contarme de estas?

Sonny: “La disquera comentó que haría una campaña con algunos sencillos. Hugo y yo hicimos un par de videos aunque no nos gustaban del todo. No tenían mucho sentimiento. Entonces el sello nos envío a un director, Kalle-Erik Kosonen. Le envié el archivo de videos que tenía y empezó a armar la idea de ‘Black Sea”.

Bobby: ‘Kitty Gone’ fue un video conceptual, si miras las imágenes te das cuenta que las acciones siguen la letra a la par”.

Sonny: “Sí, todo gracias a Kalle, tuvo una gran inspiración. Todo el crédito va para él“.

¿Cuál es el plan de The Limit una vez que termine la pandemia? ¿Les gustaría dar un tour con el disco?

Sonny: “Al principio no lo habíamos pensado, solo queríamos hacer un disco. Al escuchar la mezcla, nos imaginamos que sería genial tocar esta música enfrente de público. Y empezamos a hablarlo aún más, pero teníamos que esperar a ver que tal avanzaba todo con la pandemia“.

Bobby: “Yo tenía cuatro giras planeadas para fin de año con Pentagram en noviembre. Espero que estas sigan en pie pero para el 2022, estamos confiados en hacerlo. Lo que es una realidad es que haremos un segundo disco de The Limit, el cual ya estamos escribiendo”.

De hecho Bobby, aquí esperamos a Pentagram para el México Metal Fest. ¿Aún tienes esperanza de que ocurra?

Bobby: “Aún sigue en pie. También tenemos fechas para agosto en Europa y para nuestra primer gira por Sudamérica en septiembre y algunos conciertos en Japón. Ojalá a inicios del próximo año, The Limit también pueda tener ese impulso en vivo“.

Pentagram en México Metal Fest
Pentagram, de los invitados principales al festival regio para su primer show en México. Foto: Facebook.

Ahora, tengo una última pregunta para cada uno. Primero quisiera que Sonny compartiera un poco su experiencia de ser parte del nacimiento de la escena punk en Nueva York durante los 70.

Sonny: “Fue una época vibrante para la música. La clase media se había mudado fuera de la ciudad y había muchos espacios para rentar. Podías rentar todo el piso de un edificio por 90 dólares al mes. Ahí fue cuando los artistas aprovecharon la situación. Todas las bandas empezaron a tener un especio genial para ensayar.

Cuando yo empecé, no había lugares para tocar. En los 60 hubo grandes salas y clubes donde se presentaban bandas y poetas. Estaban otros lugares como The Electric Circus, donde llegó a tocar The Doors y Hendrix, era increíble. Cuando toqué ahí, estaba en un grupo llamado Liquid Diamonds, estaba casi abandonado, con solo veinte personas en la audiencia; parecía una película de David Lynch, todo en ruinas.

Entonces abrieron Max’s Kansas City y CBGB y la escena fue revitalizada. Al principio empezaron a tocar grandes músicos profesionales de R&B y después llegaron las bandas que no tenían experiencia pero si una vibra muy cruda. Recuerdo al guitarrista de James Chance and the Contortions, que lo único que hacía era tocar un acorde de Mi de arriba a abajo y producía un ruido impresionante.

Cuando estás en esa escena, sabías que estabas en el epicentro de un momento creativo. Una vez estaba en los camerinos de CBGB, y me puse a recordar las veces que iba más joven con algunas chicas mayores que yo a ver bandas y pensé ‘wow, en serio estoy aquí’.

Aunque debo decir que no soy una persona que ondee la bandera a favor de una época o estilo, porque con el paso de los años toqué en varios clubes en Europa y la vibra era similar, abierta a la creatividad y con promotores ansiosos de algo nuevo. Esto todavía existe, hay ciertas ciudades que mantienen la emoción por la vida y la música, no solo se quedó en el pasado“.

Bobby, me quedé intrigado por tu odio hacia la etiqueta del doom metal. ¿Qué opinas del género?

Bobby: “Odio la etiqueta aún más ahora que todo parece estar catalogado en subgéneros. Para mi, lo que percibo como doom metal, es música lenta sin cambio alguno, sin continuidad, sin dinámica. Tiene un solo riff que dura ocho minutos y cuando entra la voz, la letra solo es ‘muerte, muerte, muerte’, ‘estoy muerto’ o ‘¿ves mi cuerpo pudrirse?’. El riff se calla y entra una voz gruñendo ‘rwar rwar’ como si el retrete acabara de explotar. Luego entra la guitarra tocando un solo espantoso con tanta distorsión que no se puede escuchar. Es muy pretencioso para mi“.

Fotógrafo y reportero desde 2015, programador del Festival Macabro, profesor de Historia del cine en la FES Acatlán y coordinador de materiales en Filmin Latino.

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