Pólvora Live
Interpol: hit tras hit en el Palacio de los Deportes
Una gran noche a lado de Interpol, que sin duda viene a reafirmar y a anotarse una medallita más en sus visitas a tierras aztecas
Y es que a la vez que les escribo esto me vienen a la mente todos aquellos valedores y valecitas que se les iluminan los ojos cuando se menciona a la banda liderada por el señor Paul Banks, y no es para menos, ya que Interpol se ha convertido poco a poco en un referente de perseverancia musical, y para muestra unas notas, ya que lo reafirmaron en la tocada que se aventaron ayer en el ‘Domo de Cobre’.
La crónica de la balada y velada
Ocho y cuarenta minutos de la noche marcaban los relojes locales cuando Paul pisaba la tarima acompañado de su banda pero con la marcada ausencia de Sam Fogarino, baterista de la agrupación, quien fue disculpado ante el público por don Banks.
Recién entrados “Untitled” ya empezaba a sonar en el equipo de audio del recinto, no pasaron ni dos canciones cuando la banda dejó caer el que a mi consideración es uno de sus mejores temas de toda la vida, “Evil” para el deleite de todos sonaba en el segundo track, y así la línea se iba marcando, cosas chulas cómo “If You Really Love Nothing”, “Obstacle 1”, “Rest My Chemistry”, “The Rover” y “The Heinrich Maneuver” fueron solo algunos temazos que fueron parte del setlist que encantaron al público.
Posterior al descanso Interpol salió de inmediato para echarse una tercia de rolones que cerrarían con otro éxito que literalmente hizo temblar el piso del Palacio, “Slow Hands” con la cual se planeaba cerrar la velada, o al menos eso creyeron los asistentes, puesto que la banda regresó para echarse un último palomazo, el cual obligo a la razita que ya iba en la entrada del recinto a regresar corriendo; recuerden amigos, esto no se acaba hasta que les echen las lámparas en la cara.
El público los ama más que sus propias madres
Es increíble ver el cariño que le tienen a la banda, canción tras canción, el sentimiento se dejó sentir en la noche. El público bien, sin embargo, cabe señalar que es un monstruo muy raro. Si bien la media de los espectadores ronda por el tercer piso (treinta años), si se veía diversidad en el aforo. Y es que no saben el placer que sentí al ver a un morrito cómo de 12 años en las gradas, cantando a todo pulmón, o al vato que se la paso grabando todo el concierto mientras estaba en un nivel alto de grados etílicos y solo podía enfocar el techo o el piso, o los sugar daddys que claramente desconocían a la banda pero querían obtener recompensa esa noche por ese ruidero de aquellos músicos del escenario.
Ser nómada en un concierto de Interpol
Ésta es un poco la reflexión acerca del evento desde la perspectiva de este humilde redactor, ya que me di cuenta que estar frente al barandal de separación evita que la pases chido, entre el compa que no deja de grabar con la luz de su teléfono prendida, el vato con mochila que no se la pinches quitó y los compas altísimos enfrente de mí, hicieron que las primeras 5 rolas del Interpol estuvieran sufribles, sin embargo, con experiencia propia opte por posicionarme detrás, donde la gente es feliz en su espacio, donde las morritas bailaban en un vaivén al ritmo de “Pioneer To The Falls”, donde los compas solitarios gritaban con el puño arriba y donde se podía percibir al Interpol lejano, pero asegurabas una visibilidad completa. Consejo humilde amigos, si no están hasta adelante, busquen la alternativa, no se queden viendo las gorras y las nucas de los weyes de adelante.
Nueva York en la Iztacalco
Es un sí completo amigos, musicalmente estos hombres están a otro nivel, la voz de Banks perfecta y su casi español nativo hacen que enamore. Además en mi nada famosa escala de interacción, la banda se sacó un 8.5 de 10 puesto que no paraban de agradecer a la razita mexa y de elogiar el poder volver a visitar México. Y ni qué decir del sentimiento de melancolía que sentí cuando “Obstacle 1” sonaba, fue inevitable hacer la remembranza de esas tardes con los valedores jugando Guitar Hero World Tour, vaya recuerdos.
Y bueno, para los fans que asistieron, justo fue como si pusieran en bocinas un disco de los mejores éxitos de Interpol, porque eso fue lo que paso, puras rolotas con la garantía de la banda.
Una gran noche que sin duda viene a reafirmar y a anotarse una medallita más en sus visitas a tierras aztecas, una velada formidable la cual obligatoriamente tiene que cerrar con los taquitos de canasta o con los Tamales Interpol, para el bajón de las chelas de adentro del Palacio de los Deportes.