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Mala Rodríguez en Auditorio Blackberry: el flow más atrevido de la historia

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La Mala Rodríguez conquista por dónde quiera que camina. Con su música eleva pasiones que hasta el momento en que la ves en vivo, desconocías por completo de tu propio ser. Un compás de cualquier canción en cualquier momento, y ya empiezas moviendo la cabeza, luego los hombres, se te alborota la cintura. Menos de un minuto, y ya estás hasta el piso. Fenomenal.

Foto: Pólvora/Gustavo Azem
Foto: Pólvora/Gustavo Azem
Foto: Pólvora/Gustavo Azem

Debe ser porque dentro de nuestro cuerpo conviven diversas personalidades —un hecho nada científico y que me acabo de sacar del culo—. Todas imaginarias, pero con función muy específica. La más rebelde, salvaje e inapropiada no es esa que basa sus acciones en lo que conocemos como revoluconario, sino aquella que va en contra hasta de nuestras propias reglas. Quedó sentado en el Auditorio Blackberry de la Ciudad de México.

Los más antaños le cayeron a escuchar los grandes éxitos de La Mala. Esos que cantan de comerse a puños el mundo, y de enfrentarse con violencia a todo obstáculo, pronóstico y decisión del destino. “La niña”, “Tengo un trato”, “Quién manda” y “Caja de madera”, entre otras. Rudos. De aspecto tenebroso y rostro indescifrable. Solo mueven las manos en el aire y la cabeza de atrás pa delante.

Pero apenas empiezan a tamborear los ritmos latinos, y a circular el flow por los aires, olvidan su papel de barbudos rompe quijadas y rudas raperas para sumarse a los contoneos de cadera que lanza la Mala con cada beat, mientras enciende los ánimos vaciando un chorro justo desde su botella de tequila, y hasta las bocas de los más afortunados que se estacionario en las primeras filas.

Foto: Pólvora/Gustavo Azem
Foto: Pólvora/Gustavo Azem

El show es atrevido. Fuera de lo convencional como la propia artista. A veces cambia las canciones por los discursos de amor propio, nos canjea las rimas por uno, dos, tres, los minutos necesarios para que sus bailarinas se luzcan frente a la audiencia.

Nos cambia, también, unos minutos de canción por los estruendos de la bocina a ritmo de reguetón para que suban al escenario todas las chicas que quieran echar una batalla de movimientos contra la Mala. Fueron por lo menos una docena las que se clavaron a las tarimas para menear las caderas junto a su ídola. Inolvidable para ellas. Inolvidable para nosotros. Inolvidable para la Mala.

El show es corto. Entendible cuando tiene que saltar de un país a otro, apenas descansando en los aviones y camerinos, pisando los hoteles por unas horas, casi que usándolo de casillero. Y todo para que sus fanses tengan un momento de felicidad. Para que no la extrañen. Para que no la olviden.

Foto: Pólvora/Gustavo Azem
Foto: Pólvora/Gustavo Azem
Foto: Pólvora/Gustavo Azem
Foto: Pólvora/Gustavo Azem

Pero lo compensa de manera inteligente, entregando momentos de convivencia, fotos, autógrafos, shots de tequila, de champaña, y abrazos a diestra o siniestra en pleno deleite musical. Lo compensa siendo apasionada, honesta.

Setlist de La Mala Rodríguez en Auditorio BlackBerry

  • Usted
  • La niña
  • Tengo un trato
  • Quién manda
  • Caja de madera
  • 33
  • Aguante
  • Dame bien
  • Galaxias cercanas
  • Superbalada
  • Agnus Dei
  • Por la noche
  • Tambalea
  • Nueva canción (Tatuaje?)
  • Contigo

Periodista musical egresado de la UNAM; ahora editor SEO, reportero y fotógrafo de esta H. revista digital, con más de siete años en el mundo de las notas, reseñas y opiniones de la industria musical. Interesado cien por cien en la búsqueda de nuevos sonidos, tendencias y datos históricos.

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