Cine
GIFF 27: Longlegs, Nicolas Cage aterroriza en un enfermizo thriller
En medio de un mar de propuestas que han resultado interesantes para el género, Oz Perkins, hijo de Anthony Perkins, actor que dio vida al villano Norman Bates en Psicosis (Hitchcock, 1960), ofrece en Longlegs un juego de gato y el ratón en una estructura clásica del thriller para darle un giro espeluznante gracias a un par de grandes actuaciones, sobre todo con la locura de Nicolas Cage. Aquí te contamos porqué es una de las imperdibles del año.
De que trata Longlegs
Lee Harker (Monroe) es una novata agente del FBI que ha sido asignada a un enigmático caso sin resolver de un obscuro asesino en serie cuya única pista es el nombre clave de Longlegs. Mientras más se sumerge en esta investigación, las pistas se vuelven confusas y las evidencias se ocultan en las sombras, hasta que la agente encuentra un vínculo en su pasado que puede ser la clave para encontrar al asesino. Pero deberá actuar rápidamente para evitar otro siniestro asesinato.
Perkins no es ajeno al género. Su debut fue con la misteriosa cinta La Enviada del Mal en el 2015, pasando por la reinterpretación bastante oscura de Gretel y Hansel (2020) así como el suspenso de una casa embrujada en la cinta para Netflix Soy la Cosa Bella que Vive en esta Casa (2016), en donde ha mostrado una evolución en el manejo de las atmósferas para cada una de ellas.
Eso es lo más notorio en Longlegs, pues gracias a la fotografía del mexicano Andrés Arochi el thriller atrapa al espectador desde el misterioso inicio donde la blanca nieve esconde una amenazante silueta así como el color amarillo constante en ciertos lugares y el grano en algunas imágenes viejas. Incluso el color rojo por momentos resalta como una violenta irrupción para el espectador pues aparece como flashazos violentos que logran generar una incomodidad no sólo en la memoria de la agente Harker, sino en un público tenso.
Asimismo, la composición de Elvis Perkins, apareciendo en el crédito como Zilgi y hermano menor del realizador, comprende de maravilla la visión y tensión que este thriller busca transmitir constantemente. Esta dupla creativa le añade una capa más para esa atmósfera tóxica que se respira en cada paso que la agente Lee Harker va dando hacia el descubrimiento del asesino.
Otro punto interesante resalta en el guion, hecho por el mismo Oz, quien toma referentes visuales y narrativos de thrillers consagrados sobre asesinos seriales para darle vida a su propia retorcida visión del mismo, creando un giro sorprendente que le añade un punto de originalidad sobre sus inspiraciones claras, usando sabiamente el miedo religioso para detonar un tercer acto espantoso a pesar de que, si pones muchas atención, lo que va a suceder se anuncia desde tiempo antes.
Aunque Longlegs puede pecar de cierta predictibilidad en ese sentido, es la mano de Perkins la que sabe mantener interesado al espectador con una edición que ayuda también a generar una tensa incomodidad que abarca dos líneas de tiempo. Primero, el presente, que es donde Harker esta a punto de terminar con el legado de terror del asesino, así como el pasado, uno que parece tener las piezas clave del retorcido rompecabezas que, cantado o no, acaba por sorprender a todos.
Pero si hay algo que brilla en Longlegs es, sin duda, la actuación de su protagonista, Maika Monroe, así como la aparición de un Nicolas Cage radiante de locura. Maika interpret a Harker con un semblante temeroso pero curioso, con una mirada y gestos que transmiten paso a paso la pesadilla que está desvelando. En cada muerte atroz o pista develada, mantiene su semblante que termina por ser de dolorosa sorpresa. Cabe resaltar que el gran acierto de dirección de Perkins resalta en centrarse en espacios cerrados donde la expresividad de sus protagonistas es inevitable de percibir. Los ojos, los rostros y sus expresiones transmiten la otra parte del efectivo thriller.
Ni qué decir de la presencia de Cage como el principal monstruo que da pauta a todo este relato. Su Longlegs, aunque aparece poco, sigue las reglas de cómo presentarlo a la audiencia. Desde la primera escena en que vemos solamente el torso y el rostro se oculta hasta que debe ser mostrado, el histrión ganador del Óscar demuestra esa versatilidad demencial en un villano a todas luces exagerado, dándole sentido a la cita inicial de la película, una referencia al Libro de las Revelaciones en medio de una popular canción de la banda rockera T. Rex, Bang a Gong.
Eso, sumado a la excentricidad de Marc Bolan, quien ostenta el título del ‘padre del glam rock’, así como al diseño de vestuario y maquillaje detrás de su terrorífica representación, le suman una capa más al camino oscuro que Perkins añade al thriller estético que, poco a poco, se convierte en una pesadilla de la cual no hay escape. Su breve intervención promete ser un referente dentro del universo de dementes asesinos de la historia del terror.
Así, Longlegs construye un enfermizo thriller que se jacta no de espantar con el facilón recurso del ‘jump scare’ tan recurrente en las narrativas de terror y suspenso hollywoodense, sino que se jacta de meterse en tu cabeza y poco a poco crear un universo con una estética hermosamente tétrica que no le pide nada a clásicos modernos como El Silencio de los Inocentes (1991) de Demme o al Zodiaco (2007) de Fincher, eso si, con un retorcido giro que la encumbra como una de las mejores historias del año.