Cine
Cónclave: Un thriller entretenido y lleno de poder, al cual es imposible querer renunciar
Un relato sobre las ambiciones humanas, el poder, divisiones y la ruptura de la misma fe…
Mientras lo antiguo y lo moderno predomina en nuestro mundo, hay un ritual religioso y casi político que yace en el interior del propio vaticano, un Cónclave, una reunión privada y a puerta cerrada, donde se reúnen distintos cardenales católicos romanos que, durante algunos días, tendrán que elegir a un nuevo papa. Aunque siempre hemos visto el resultado desde el balcón y fijado en noticieros, el director alemán: Edward Berger nos lleva con su propia visión y al interior de este juego religioso, personal e inesperado.
Dicho trabajo en la cinta Cónclave fue inspirado por la exitosa novela homónima de Robert Harris publicada en el año 2016
La idea que Harris tuvo para contar esta historia nos remonta al 2013, año en el cual el autor estaba a la mitad de terminar su Trilogía de Cicerón (novelas ambientadas en la antigua Roma); y ahí teníamos el momento clave enmarcado en las noticias, la cámara apuntaba a un balcón en específico, justo antes de que se diera conocer al nuevo papa (Francisco), las ventanas se abren lentamente y de ellas, emergen las caras de distintos cardenales electores que respaldan dicha elección.
Y fue en ese momento que el escritor observó la escena antes descrita, en lo cual para él se evocaría una idea de ser un antiguo senado gobernante y compuesto ferozmente por hombres benignos y santos, unos con aspecto bastante cínico, como en la antigua roma, algo fascinante y una política en estado puro. Fue lo que declaró hace tiempo Robert Harris a la BBC.
Los años pasarían y el texto llegaría a la mente y ojo del propio Edward Berger, director conocido por la producción de ´Sin novedad en el frente´ (2022), película que ganó el premio Oscar a la “Mejor Película Internacional”, que de igual forma se destacan sus trabajos en 3 episodios de las series ´Your Honor´ (2020) y ´The Terror´ (2018) así como los filmes de ´All My Loving´ (2019) y ´Jack´ (2014).
Es ahora cuando con su trabajo en Cónclave nos remontamos al interior y fuego naciente de esa elección mundial a puerta cerrada, donde dos mundos chocarán en un laberinto de incertidumbre, intrigas, demonios internos y personales que nos harán ver un enigmático ritual de elección y divisiones humanas como espirituales de la mano actoral de Ralph Fiennes, Stanley Tucci, John Lithgow, Isabella Rossellini, Sergio Castellitto, Lucian Msamati y Thomas Loinbl.
De qué va Cónclave
Tras la inesperada muerte del Sumo Pontífice, el cardenal Thomas Lawrence (Ralph Fiennes) es designado como responsable para liderar uno de los rituales más secretos y antiguos del mundo: la elección de un nuevo papa.
Los cardenales arribarán de todas partes del mundo para intercambiar diálogo sobre la situación y los postulantes, así como vivir durante cinco días en la Casa Santa Marta, la cual alberga en su interior habitaciones austeras que serán ocupadas como dormitorios y lugar de secretos e intrigas.
Así que una vez que comienza el cónclave, todos los cardenales deberán entregar sus teléfonos, cualquier otro dispositivo electrónico y así quedar sin acceso a internet para no recibir noticias del mundo exterior que puedan nublar su juicio, al igual que jurar guardar en secreto el proceso elaborado y votación que se lleva a cabo a puerta cerrada en la Capilla Sixtina. Lugar donde escribirán el nombre del futuro papa en un trozo de papel, el cual será colocado en una placa de plata con un rezo de viva voz y luego depositarse en una urna.
La votación irá incrementando al paso de los días.
Y con ello, las ideas y los aspirantes entrarán en una batalla de palabras, pecados y demonios personales del pasado mientras el mundo exterior exige saber lo que ocurre en un laberinto de riesgos, creencias y elecciones de suma importancia que nos llevarán a una conspiración compleja hecha por los líderes más poderosos de la Iglesia Católica. Cada detalle tendrá que ser investigado y erradicado a puerta cerrada por el cardenal Lawrence, dando como resultado un secreto que podría derrumbar los cimientos de la Iglesia.
“El trono está vacante… Ningún hombre en su sano juicio quisiera el puesto de papa… Pero los hombres que son peligrosos son los que lo desean.”
Se nota a pulso y con bastante precisión todo el camino elaborado e investigado que Cónclave logró construir el equipo de producción en este largometraje, ya que se buscaba ser lo más fiel posible, y reflejar hasta el último detalle que se lleva a cargo en un cónclave.
Cada escenario nos lleva a un sentimiento o momento correcto durante nuestra estadía en el asiento y desarrollo del mismo filme. Y es gracias a la fotografía de Stéphane Fontaine que encuentra el punto clave y balance para que apreciemos el cuarto, pasillo y hasta la misma capilla donde están los personajes con tonos negros, rojos y blancos en su vestimenta, así como colocar el balance perfecto para dar un discurso entre sombras con poca luz y resulte en algo evocador y hasta revelador.
No nos olvidamos de dar el debido reconocimiento al director Edward Berger, quien dirige con precisión y fidelidad todo el proceso del cónclave, capturando de una magnifica forma los conflictos y todo el proceso que conlleva. Pero si debemos destacar algo de todo lo anterior dicho, es que esta historia comienza de manera apabullante con la muerte del papa y todo su proceso para escoltarlo fuera del recinto y las siguientes horas claves para que llegue el Cónclave y aquel que lo llevara a cargo. Eso en tan solo los primeros quince minutos del filme.
Y es que Berger sabe cómo ocupar los recursos a su disposición como director y que con ello nos aferremos al asiento, haciendo un vínculo efectivo como poderoso con la banda sonora de Volker Bertelman, quien nos deleita de menos a más con su sonido poderoso, misterioso y tenso que suena de fondo en la ´obertura´ del filme. Pero todo aquello que viene con ´Tears´ y ´Rumours´ seguido de todo lo demás que trae Bertelman bajo la manga y oído, nunca desaparece del filme y logra dejar estragos que marcan ciertos momentos en este trabajo de una forma tan maravillosa que alimenta más las ganas de ver cómo culmina esto hasta que esos créditos finales aparezcan.
De lejos, Cónclave podrá parecer un drama muy religioso por el nombre y vistazo que podemos tener de ello, pero el mismo Berger crea un suspenso a medida que poco a poco va soltando todos los pecados e intrigas, marcando una intensidad y estilo como si fueran juegos políticos y recordando las mejores películas de este género. Claro, sin la propaganda absurda de papelitos o playeras y banderas que genera basura en las calles, siendo todo esto sustituido por sotanas y pinturas.
Claro que Berger captura toda la esencia del conflicto y personalidad de los personajes en la misma lente de la cámara, siendo la ambición expuesta como un factor decisivo a la hora de llevar las riendas sueltas de este thriller. Y es gracias al trabajo que Peter Straughan tiene en su guión, el cual supo captar el trabajo previo de Robert Harris en su bestseller.
El trabajo de Straughan olvida los adornos y lo rimbombante, él se centra en el tono de suspenso con su ligereza de drama, permitiendo que el poder político, las ambiciones humanas y ese toque religioso tanto del creyente como de aquel que perdió la fe, se vea plasmado en las actuaciones y personajes que en imagen son santos en un pedestal, pero cuando miramos de cerca en sus acciones y movimientos, son simples humanos con secretos y vicios llevando una marca negra oculta a plena luz del día.
Si bien, la novela de Harris logra reflejar las divisiones genuinas dentro de la iglesia, lo cual nos hace caminar entre lo liberal y conservador, el guión de Straughman rescata de forma arrogante, precisa y detallada todos esos deseos y personalidades que veremos en pantalla.
Lo cual se ve reflejado en los personajes de Bellini (Stanley Tucci) quien lleva su mente abierta y liberal a este Cónclave, quien también prioriza el papel de la mujer en la iglesia. A parte de que el personaje de Tucci hace mención sobre un poder que corrompe en aquellos que lo quieren sin ninguna teatralidad; y evocar que no quiere formar parte de esta guerra santa y tomar el trono, aunque sus partidarios le busquen votos para detener a cierto personaje en su avanzada, sabe que habrá bandos que escoger y comprometerse, no en un tono religioso, sino humano y letal como calculador.
Retrocedemos o avanzamos.
Por el otro lado, tenemos al cardenal italiano Tedesco (Sergio Castellitto), conservador que anhela volver a las viejas raíces, poniendo un par de grilletes a todos esos caballos descarriados. Castellitto es alguien peligroso para el mismo frente católico, pero nadie le hace frente alguno por ser sumamente frío, calculador y arrogante, es quien ostenta y mueve todos los hilos en contra de otros para el final, salir muy beneficiado sin importar que haya odio y mentiras, “como sangre” en sus manos.
Dichos personajes son partes importantes y pilares que nos llevarán de un extremo a otro.
Mientras en el medio de todo esto destacamos a los siguientes personajes.
El cardenal canadiense Tremblay (John Lithgow) quien oculta un secreto de él que el mismo Papa se llevó a la tumba. Así que hará de todo para tomar ventaja de ello en su postulación y poder avanzar hasta el último día sin que Tremblay lo descubra. Lithgow nos entrega un personaje sumamente engañoso que ocupará todo a su alcance para tener una imagen limpia, y es en su interpretación tan calmada, a veces arrogante, donde el actor deslumbra y sirve para impulsar un juego más maquiavélico.
Otro personaje para tomar en cuenta es Adeyemi (Lucian Msamati) quien lleva cierto tema racial en sus hombros al pelear para ser el primer Papa Africano del mundo, y por otro lado el extraño Cardenal mexicano Benítez (Carlos Diehz) quien fue nombrado en secreto en un puesto inexistente pero que hará temblar algunas fibras en todo este Cónclave.
Diehz da dulzura en sus discursos y es alguien fresco como puro en su actuación. Él sabe destacar su voz y personaje en un discurso tan revelador como apabullante para los bandos formados.
Isabella Rossellini como la hermana Agnes, es una agente libre al servicio del mismo Padre Santo, pero fungiendo como un personaje clave en ciertos momentos para desarrollar parte de la intriga que aquí nos espera. Rossellini juega con una imagen dura, pero amigable y calculadora para evocar tremendos madrazos santos sin importar que su personaje sea pequeño.
Ahora, y sin lugar a duda, Ralph Fiennes es el personaje y centro clave de toda la película, es quien añade en Cónclave, el peso espiritual y el pensamiento humano en alguien cansado, quebrado y perdido pero que buscara llevar el trabajo acabo como un alguacil en tierra santa.
Puede que esta actuación del cardenal Thomas Lawrence le valga una nominación a “Mejor Actor” en los próximos premios Oscar, y esperemos sea así.
Sabemos que no estamos en la medida de hablar sobre el trabajo de Fiennes, y del cual ante su gran actuación que nos brinda en Cónclave, destacamos su monologo sobre la certeza, en donde reza lo siguiente:
“Hay un pecado al que le he llegado a temer, por encima de todos los demás. La certeza. Si sólo hubiera certeza. Y no hubiera duda, no habría misterio. Y por lo tanto no habría necesidad de la fe.”
Dicha escena nos brinda un temple y tono en compañía de la banda sonora, lo que da un peso importante y tenso al ambiente que genera dicha secuencia. Fiennes sabe cómo medir a su personaje y darnos los tonos necesarios para cada momento y escena, una actuación magistral para este trabajo y un añadido más para su filmografía.
En Cónclave hay entretenimiento que va a pulso y de menos a más, es de esos trabajos al cual es imposible querer renunciar desde que empieza, pese a que tiene un final certero para disuadir, en esa misma línea abre un verdadero final que derribará creencias e ideas de aquellos despistados, casi hasta dejar con la boca abierta o dará de que hablar para los que se entreguen y comprometan con el filme de Edward Berger, aunque no tenga el impacto debido para cerrar.
No es perfecta, pero es misteriosa, en ciertas partes del filme suelta unas pizcas de humor directo o indirecto para lo tenso que caen algunas astillas dentro del filme.
El guión de Cónclave es inteligente y entretenido al evocar su juego de poder, ambiciones y cómo se desarrollan sus personajes dentro de un tablero de ajedrez, el cual nos regala un adictivo thriller ágil y dinámico que lo hace atractivo.
Nos pide rezar para que este acto de Dios nos entretenga de principio a fin guiados por su director, añadiendo uno que otro giro, con sus mentiras y verdades; Cónclave es ´El Código Da Vinci´ con ´Ángeles y Demonios´ de estos tiempos sin un Robert Langdom y sin tantos acertijos de ida y vuelta turística, solamente aquí yacen humanos confrontados en soledad o multitud dentro del infierno de la misma paz.