Venom: Let The Be Carnage, el fracaso del simbionte

Sin duda Venom es uno de los personajes más interesantes del universo de Marvel Comics, no solo por ser uno de los máximos villanos de Spider-Man que cobra vida en los cómics gracias a un líquido espacial que daba poderes sobrehumanos al portador, también ha creado su propio universo en otros ámbitos, ya sean videojuegos, caricaturas e incluso al cine.

Lamentablemente para Venom en este último rubro no le ha ido del todo bien, ya que desde su aparición en la película de Spider-Man 3 con Tobey McGuire donde era interpretado por Topher Grace (That 70’s Show) hasta esta nueva saga protagonizada por el polifacético Tom Hardy, no logra afianzar al personaje en la pantalla, a pesar de que es un gran actor y da su mejor esfuerzo, la dirección termina por echar todo a perder. Eso es lo que vemos en Venom: Let There Be Carnage o en español, Venom: Liberado.

Misma fórmula, mismos chistes con Venom

Cuando se anunció que tendríamos el regreso de Venom a las pantallas, acompañado por Carnage, surgieron muchas dudas y sugerencias para esta película. Se cuestionaba mucho sobre este nuevo y muy querido personaje de los cómics; si iban a tomar la parte sanguinaria del personaje, que si se iba a respetar la forma en que nace, que si iba a salir Spider-Man. Todo pintaba bien, incluso muy acertada la selección de Woody Harrelson, lo que aumentó las expectativas.

Lamentablemente, todo sale mal con Venom: Let There Be Carnage. Te encuentras con una idea similar a la primera parte, partiendo desde la relación amor-odio de Venom con Eddie Brock, el estar buscando un balance entre ellos para sobrevivir cómodamente en San Francisco. Otro problema en su trama son los problemas que acarrea Brock con su ex y eterna enamorada y la llegada de un nuevo novio.

De entrada, la caracterización es buena, tenemos a ese pelirrojo con cara de psicópata que infunde miedo con solo verlo, y sin duda alguna su contraparte fue un gran diseño sacado directamente de los cómics. Aquí veremos esa parte de Brock como reportero, que justo es la clave para llevarlo a conocer a Cletus Kasady, el mismísimo avatar que se convertiría en Carnage.

Todo el problema de la película recae en la situación de tener un guion y una mala dirección de Andy Serkis, pero no todo es su culpa, ya que el mayor responsable de esto es Sony Pictures y su restricción para el uso de sangre, de elevar esta película a un espectro de Suicide Squad o Deadpool y encasillarse en gustarle a los niños y mamás de USA de los buenos modales. Cae en el círculo vicioso dónde lo mejor está en el trailer y jamás explotan la historia al 100 %, simplemente terminan el trabajo a fuerza.

A todo esto, hay que agregar que poco ayudan los chistes tan copiados de la primera parte, el tratar de hacer a Venom un antihéroe, los “giros” argumentales tan predecibles y una sosa actuación del reparto con excepción de Woody y Tom.

Al final, si se queda decepcionante el resultado de esta película con una historia que realmente prometía para mucho más, y que queda como una decepción que no solo causará algunas molestias entre los fans de Marvel, sino también de los cinéfilos que gustan de los filmes de superhéroes.

Después de lo catastrófica que es esta película para las ambiciones de Sony de seguir con Venom dentro de su universo, hay de dos opciones: o dan carpetazo final a esta saga o se aferran a una ligera esperanza que dejaron algunos detalles dentro de la película que evocan a otros personajes queridos en los cómics.

Sabemos que Sony y Disney han estado en negociaciones para poder ocupar ambos mundos en sus universos y que cada uno pueda utilizar a estos personajes en las historias por separado, por lo que rogamos a las gemas del infinito que podamos ver a Venom en una historia mucho más decente que la que se ha planteado hasta ahora.