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Los Crímenes De La Academia: misterio a cargo de Christian Bale y Edgar Allan Poe

Christian Bale y Harry Melling son los encargados de descubrir al asesino en este thriller dirigido por Scott Cooper.

AJ Navarro

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Christian Bale y Harry Melling descubrirán un misterio digno de Edgar Allan Poe. Foto: Netflix.
3.5 Reviewer
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Antes del Sherlock Holmes de Sir Arthur Conan Doyle y de Agatha Christie con su infalible Poirot, existió un escritor que le dio forma a ese suspenso policial con grandes relatos, un autor que se volvería de culto y trascendería el olvido de su muerte a través de sus escritos. Ese fue Edgar Allan Poe, que en Los Crímenes de la Academia aparece para resolver un misterio en sus tiempos mozos. ¿Podrá su imaginación llena de narraciones extraordinarias ayudarle?

Cooper, Bale y Melling: Homenajeando a Poe a través de Los Crímenes de la Academia

La muerte misteriosa de un cadete de la Academia Militar West Point orilla rápido al veterano detective Augustus Landor (Bale) a hacer todo lo posible para encontrar al culpable de este crimen. Para ello, se valdrá de la oportuna ayuda de otro cadete, un extraño y solitario muchacho de nombre Edgar Allan Poe (Melling) que parece ver el mundo de otra forma. Ambos harán equipo ante la amenaza que se cierne entre las sombras de este lugar, donde habrá más de un sospechoso detrás de estas fechorías.

Christian Bale da vida al detective Landor, que se alía a Poe para resolver Los Crímenes de la Academia. Foto: Netflix.
Christian Bale da vida al detective Landor, que se alía con Poe para resolver Los Crímenes de la Academia. Foto: Netflix.

Los Crímenes de la Academia está bañada de referencias al escritor de misterio, suspenso y terror nacido en Boston, sin tratarse de algo realmente basado en sus textos o en su vida. Christian Bale interpreta al detective Landor, marcando su tercera colaboración con el actor y director Scott Cooper (Out of the Furnace, 2013; Hostiles, 2017) y haciendo referencia a un personaje que nació de la imaginación del escritor en la historia corta de 1850, El Cottage de Landor.

A través de este investigador, cuya labor es claramente influenciada por el detective de cabecera creado por Poe en sus primeros relatos,  C. Auguste Dupin, Cooper desata este thriller en el que Landor tiene que ejercer su oficio con discreción, evadiendo los posibles escándalos que este caso pudiera traer en consecuencia para la reconocida academia. Melancólico, viudo y bebedor, Bale le da vida a este sabio pero decadente ser de forma interesante, uno que se complementa con la identidad sombría de Poe.

Harry Melling da vida a Edgar Allan Poe, demostrando que hay vida más allá de Potter. Foto: Netflix
Adiós al primo de Harry Potter. Harry Melling sigue demostrando su calidad como actor en Los Crímenes de la Academia. Foto: Netflix

Por su parte, Harry Melling sigue dejando atrás la saga del mago más popular del mundo para demostrar sus capacidades histriónicas. Aquí, le da vida a Poe, encajando de manera perfecta los manerismos y obsesiones temáticas que el otrora cadete (otro dato interesante de su vida que se ve reflejado en esta obra) de West View tendría, mismos que lo harían el patito feo de su generación. Esa obsesión con la muerte, la enfermedad, el alcohol y el misterio, así como la propensión a pelear y ese físico tan particular son representados de excelente forma.

La química desarrollada entre él y Bale resulta fundamental para la trama, donde la adaptación del mismo Cooper se toma su tiempo para explorar este mundo del Valle del Hudson de 1830. Fiel a su estilo en el que el ritmo es pausado, va poco a poco preparando el camino, presentando algunos sobresaltos e inesperados giros que alimentan el suspenso pero, sobre todo, ahondando en el desarrollo de sus protagonistas, mostrando incluso sus demonios y la necesidad de huir de ellos a través de sus obsesiones o pasiones.

Vida, muerte y suspenso: la ambientación y reflexiones de Los Crímenes de la Academia

Los Crímenes de la Academia destaca por una ambientación de época con tintes góticos. Foto: Netflix

Uno de los aspectos más destacados para la ambientación de este misterio a la orden es la fotografía de Masanobu Takayanagi, capaz de transmitir la sensación gris y opaca de este invierno en West Point, misma en la que la noche se convierte en un personaje inherente y la ausencia de una luz de sol hace que este sombrío lugar sea idóneo para este suspenso a fuego lento. Aunado a un gran diseño de vestuario, donde el azul marino de los cadetes se funde con este ambiente para dar ese toque oscuro al relato.

Otro aspecto interesante es que detrás de esta historia de misterio, también resuenan otros aspectos como la pérdida, su aceptación y las buenas o malas decisiones que se toman a partir de ello. Esto sumado a esa sensación de un relato gótico que perdura por la mayor parte del filme que ayuda a superar los momentos aletargados de esta adaptación libre que se siente como un homenaje 

La película comienza con una cita del mismo Poe, un pequeño extracto de uno de sus cuentos memorables, Enterrado Vivo, de 1844: “Los límites que separan la Vida de la Muerte son, en el mejor de los casos, vagos e indefinidos. ¿Quién puede decir dónde termina una y dónde empieza la otra?”. Esta frase introductoria resuena al final de este misterio, ofreciendo una reflexión acerca de lo que significa estar vivo o muerto en vida, pues qué peor crimen puede haber que aquel de decidir cuándo perdonar o enterrar el hacha hasta el último suspiro de un corazón delator.

Comunicólogo, amante del cine, la música y todo lo que sea cultura. Forjando una carrera en el medio desde 2018 a la fecha. Colaborador en varios espacios, consciente de que un gran poder conlleva una gran responsabilidad.

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