Cine
Crítica de Rápidos y Furiosos X, ¿se acabó la familia de Vin Diesel?
Toretto y la familia están de vuelta para el inicio del fin con Rápidos y Furiosos X, donde un nuevo villano pondrá a temblar a Dom y compañía.
En el verano de 2001 la taquilla tendría una sorpresa inesperada cuando el director Rob Cohen tomara un guion inspirado en el artículo de la revista Vibe titulado Racer-X para convertirlo en una cinta de acción que comenzaría por mostrar esta contracultura de las carreras ilegales y arrancones para que, tiempo después, se convirtiera en una de las franquicias de acción más exitosas de los últimos años: Rápidos y Furiosos.
Han pasado ya 22 años desde que este fenómeno comenzó, aquel en que Vin Diesel y Paul Walker eran unos completos desconocidos para convertirse en los líderes de una familia no tan normal. Pero como toda historia debe llegar a un final, esta saga comienza esa despedida con su décima cinta, la cual estará dividida en dos (¿o tal vez tres?) partes. ¿Será que Dom Toretto y compañía sufrirán las consecuencias de todo al fin?
¿De qué va Rapidos y Furiosos X?
Después de reencontrarse con su hermano Jakob y hacer las paces para poder enfrentar a la gran villana Cypher (Charlize Theron) , Dominic Toretto (Diesel) y compañía parecen disfrutar al fin de un poco de paz después de sus aventuras en el espacio o en Brasil. Pero un fantasma del pasado llamado Dante (Jason Momoa) pondrá a prueba a toda la familia con lo que promete ser una venganza dolorosa, marcando el inicio del fin de la saga. ¿Será el fin de los Rápidos y Furiosos?
Primero lo primero. La salida de Justin Lin, realizador que conoce muy bien la saga al estar en ella desde la tercera entrega, es algo que se resiente en la dirección. La llegada de Louis Leterrier (Los Ilusionistas: Nada es lo que Parece, 2012; El Transportador, 2002) para suplirlo afecta al ritmo, edición y grabación de algunas secuencias. Incluso en las escenas de acción se siente como algo que no encaja, mostrando la falta de conexión con la franquicia y lo mucho que le cuesta lograr que sea atractiva.
El francés, a base de una historia de Dan Mazeau y el mismo Lin, intenta sacarle el mayor provecho a varios de los personajes y líneas argumentales que se han construido desde la quinta parte de Rápidos y Furiosos para guiarlos hacia ese confrontamiento final, pero en ello todo sucede demasiado rápido, carece de cierta emotividad y parece ir cargando con óxido nitroso para dejar en suspenso todo y resolverlo en lo que viene.
Afortunadamente para Leterrier, los protagonistas están tan acomodados en su papel que no es difícil que fallen a pesar del gran absurdo en el que la franquicia ha derivado desde hace ya varias entregas. Vin Diesel cada vez es más Toretto que él, Tyrese sigue siendo el relief cómico del grupo y las mujeres, si bien tienen la suficiente fuerza para romper caras, siguen relegadas a un plano secundario, pecados que la saga ha tenido desde siempre y son parte de su esencia.
Las locuras de Momoa y los pecados de la familia
Algo de lo nuevo que ofrece esta décima entrega de Rápidos y Furiosos es la llegada de Jason Momoa como el gran antagonista del relato. Su personificación de Dante es tan exagerada que cae muy mal pero también te hace reír. Su locura y los planes para hacer sufrir a Toretto y compañía son lo que realmente mantiene esta primera entrega del cierre en cierto nivel de entretenimiento.
Junto a este satírico villano hay otros que se integran al relato pero lamentablemente pasan un tanto desapercibidos. Brie Larson, Daniela Melchior y Alan Ritchson surgen como mero relleno de una historia de por sí saturada de personajes simplemente para fungir como ayuda o dificultades para la historia principal de manera muy conveniente.
Ese es uno de los principales pecados de este relato, sumado a ciertos cambios en los personajes o situaciones en la saga de Rápidos y Furiosos que ya se han vuelto muy comunes. Por ejemplo, los malos convertidos en buenos por conveniencia ante un enemigo más grande, siendo un claro ejemplo de ello John Cena y su Jakob o la misma Charlize Theron.
Asimismo, la continuidad en la saga es otra cosa que ya no es de mucha importancia, ya sea por ligeros cambios o detalles ocultos que funcionan para seguir explotando la franquicia o incluso el revivir a personajes que parecían haber muerto sin mayor remedio después de explotar, morir quemados, entre otros motivos, todo esto con el afán de mantener un fan service que, dicho sea de paso, le ha funcionado a Toretto y compañía.
Los viajes intercontinentales siguen presentes, las grandes persecuciones también y ni que decir de las reglas de la física y la gravedad, que no son nada para estos cuasi superhéroes montados en coches. A pesar de todo esto, la cinta logra el único cometido que, de un tiempo para acá, la saga siempre garantiza: entretener sin importar el absurdo sinsentido detrás de ellos.
Curiosamente, así como la familia de Dom y compañía tiene pecados capitales en su realización, hay algo que sigue conectando con los fans de Rápidos y Furiosos que la ha convertido en una de las franquicias más exitosas durante poco más de dos décadas y contando, al menos con el mercado latino. Ese es, justamente el tema de la familia.
Por ridículo que parezca, ese tema de los lazos filiales entre personas que no tienen algo consanguíneo pero sí una historia en común de unión y lucha apega a algo. Ni qué decir de la fe, esa que logra que un automóvil pueda derribar dos helicópteros en acción o que consolida que se pueden mover montañas (o esquivarlas en un Dodge Charger a toda velocidad). Con todo el absurdo que rodea la saga, es ahí donde encuentra esa conexión con muchos fans.
Sin duda, Rápidos y Furiosos X no es una de las mejores de la franquicia o mucho menos, pero si funciona como ese mero vehículo dominguero de entretenimiento que, parece que finalmente apunta hacia un desenlace para todos. Con una que otra sorpresa y una escena poscréditos, el filme termina en una nota alta que hará que los fans quieran ver lo que sigue pero que no luce como para aguantar una carrera de dos entregas mas. Y es que la familia también tiene que encontrar cierto descanso antes de morir en el olvido.