Pólvora Live
Holding Absence + The Word Alive: la mejor jornada metalcore para iniciar el año
Una maravillosa forma de regresar a los conciertos, y se nos viene un 2024 espectacular
El Foro Indie Rocks armó una buena noche de metalcore para iniciar el año. Por un lado tuvimos a la banda galesa de post hardcore llamada Holding Absence. Del otro estaban ni más ni menos que The Word Alive, desde Phoenix, en Arizona. Desde su anuncio, este combo prometía volverse absolutamente parte cráneos, y la gente no los abandonó, pues el escenario se abarrotó de puro fan del género metalero más meneable del condado.
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Holding Absence
Es interesante la forma en que manejan el escenario. Son solente cuatro personas amontonadas en el muy pequeño espacio que ofrece el escenario interior del Foro Indie Rocks, pero se mueven, bailan, matean y menean las caderas cuando la cosa se pone dura. Es como si no le tuvieran miedo a caer de la tarima, a darse un guitarrazo en el hocico, a qué alguna luz les caiga en la cabeza. Ni a la misma muerte.
Al tiempo, se aventaban una buena dosis de metalcore y recorrían sus mejores éxitos. A pesar de ser un set relativamente corto, de apenas una docena de canciones, quisieron esforzarse por darle a sus fanáticos una de las noches más emocionantes del principio de año. Para ello se vieron de su gran carisma, y de su ejecución cuando perfecta.
Esta fue su primera vez en México, razón por la que muchos de los fanáticos le cayeron únicamente para verlos a ellos, y de paso se llevaron una sorpresa con el headliner. Lucas Woodland mencionó que desde el anuncio oficial, estaban bien excitados por venir a México, y fue algo que se notó de verdad. Cada riff, solo, coro, verso y grito que pasaba, era ponerte la piel de gallina, los pelos de punta.
Son salvajes, simón, de una batería demencial, y un guitarrista que parece que va a deshacerse las manos y quedarán hechas carne molida, bañado en sangre por la forma en la que toca. Pero también se dan un respiro para descansar de tanto alucín, y nos regalan unas baladas bien dulces, pero harto destructivas. Un toque que ninguna otra banda tuvo durante la noche, y que los hizo especiales. Aunque decidieron rematar más bien con un momento de harto chingadazo.
The Word Alive
Ahora el verdadero plato fuerte de la noche. The Word Alive. Verlos en acción es un cúmulo de energía. Es liberador porque te transmiten una emoción de que todo va a estar chingon simplemente escuchando su música. No sé de dónde viene, de dónde lo sacan. Si es mágico, si es místico, pero es la verdad. O al menos mi percepción de la verdad.
Son una banda potente que a diferencia de quienes les precedieron en el escenario, no tienen muchas baladas dentro de su repertorio ni dentro de su nuevo disco, así que salieron a explotar las bocinas, y reventar nuestros oídos. Conservan una capacidad de conexión envidiable en el escenario, y es eso lo que le da un aderezo especial a la presentación en vivo.
Mis respetos para Daniel Nelson en la batería, porque carga todo el ritmo, y todo el peso de la banda sobre sus hombros al no tener con ellos a un bajista que le entre al quite. Simplemente hay detrás de todos una programación que a veces tiene sintetizadores, atmósferas medio electrónicas y un poco de bajo nada humanizado que se siente bien hueco. Pero es brutal cómo las guitarras luchan a lo largo del show por quién toca más cabrón, quién hace los mejores solos, quién trae el riff más ponchado o cual hace que la gente se ponga más estúpida.
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Tyler, por su parte, es un auténtico showman, es un frontman, un líder pues, un vocalista y animador de corazón. Sabe mover a la gente, canta cabrón y se prende con cada canción que pasa por su set, aunque tenga varios años incluida en el mismo. Cada momento de la noche es muy especial para él, pero no es tan egoísta como para quedarse con toda esa emoción para él solo. Se acerca a la gente, les da la mano, les toca la cabeza, les manda besos y se roba los celulares para grabar desde el escenario.
¡Maravillosa forma de abrir el año conciertero! De aquí pa’lante, camaradas.