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Nobody, una joya de acción a la John Wick

Saul Goodman y Doc Brown tirando balazos… ¿Dónde firmamos?

Mario Valencia

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Nobody review

Con insistencia, un amigo hablaba que debía ver esta nueva película de acción que recién estrenó en salas, titulada Nobody. El poster sin duda era llamativo: Bob Odenkirk (Saul Goodman para los cuates), herido, siendo acechado por varios puños pero sin dejar ese porte serio, de tipo común y corriente que vimos en Breaking Bad. Al investigar más, dos detalles alimentaron mi curiosidad.

El primero: Nobody es obra de uno de los directores de acción más ambiciosos de los últimos años, Ilya Naishuller. Su ópera prima, Hardcore Henry, es un frenético viaje grabado en primera persona llena de la vieja ultra violencia. La segunda: sale Christopher Lloyd en el elenco. ¡Doc Brown, el tío Lucas, el juez Doom tirando plomazos! Bajo estos dos ganchos, sin conocer la premisa, me aventuré a lo que resultó una incesante persecución sobre un adicto a un estilo de vida que jamás podrá dejar atrás.

De inicio, vemos a Hutch Mansell (Odenkirk), un padre de familia estancado en un rutinario trabajo y una familia sin amor. Es el oficinista típico, adicto al café y desafortunado, incluso cobarde en apariencia; claramente no es feliz y algo falta en su vida. Tras un intento de robo a su casa, algo de su pasado revive: esa necesidad de violencia. Poco a poco reluce su verdadera naturaleza, agresiva, fría. A pesar de la catarsis de golpear a un grupo de rufianes, pronto dará cuenta que se metió con la gente equivocada, llevándolo a una sangrienta cruzada de venganza.

Nobody review
Imagen: Universal Pictures.

En apariencia, Nobody es la maratónica de clichés que abundan en el género (si lo sabrás tú, Liam Neeson) del antihéroe en retiro obligado a retomar sus viejos modos, mafiosos rusos genéricos, etc. La realidad, es que la película tiene más en común con relatos como The Hurt Locker que en la categoría creada en este espacio como películas de camión. Dos grandes factores la alejan de la mayoría: el desarrollo del protagonista y la fotografía.

Al compararlo con el filme de Katherin Bigelow, tenemos el caso de un protagonista que en el fondo, no puede abandonar su viejo estilo de vida: la violencia, la guerra, se convierte en una necesidad por satisfacer. Nobody maneja excelente la sutileza para mostrar de forma gradual las capacidades de Hutch. De ser el tipo normal, un “don nadie”, pasa a ser un enigma hasta el final. Existe una razón para que se mantenga bajo el perfil del “don nadie” y lo vemos tan solo con las reacciones de algunos antagonistas. La mejor escena es cuando está en un salón de tatuajes en una investigación. Una bola de malandros se acerca a intimidarlo. Uno de ellos, un veterano de guerra, nota los tatuajes de Hutch que apenas se asoman por su manga. Reacciona en un pánico muy divertido. ¿Quién es este oficinista frustrado? Es un gran misterio por develar.

Él no está solo en este disfuncional cuadro familiar. Su esposa claramente debe lidiar con la misma perdida de Hutch, lo cual ha mermado el amor que siente. El director hizo un enorme trabajo para demostrar la distancia a través de la posición de la cámara donde predomina el gran angular para tomas abiertas con mucha profundida de campo, mientras el diálogo clave de la frustración entre ambos es un “te extraño”. Sutil pero fuerte.

Cuando Hutch revive, hay dos personas que le acompañan en el mismo proceso de reencontrarse: su medio hermano (RZA, cantante del Wu Tang Clan) y su padre, el gran Christopher Lloyd. Ambos retirados, pero conscientes que no podía durar mucho la farsa del desaparecido y el anciano postrado a la TV en un asilo respectivamente.

Al final, este arco narrativo sencillo ofrece mucha personalidad que lo diferencia de la mayoría. Y para los fans de la acción, pronto comienzan aquellos guiños a la John Wick que les hará sonreír: plomazos por doquier, excelentes persecuciones, grandes coreografías de peleas, ambientes neón super estilizados y un villano jocoso aunque demasiado genérico (por caridad, ya superen la guerra fría), el clásico gánster ruso sociópata… Pero con gusto por el baile y el canto.

Nobody es entretenimiento de calidad, filmado con gran astucia para detenerse en cada detalle y a la vez, disfrutar muchas emociones durante su hora y media de duración. Corran a verla a salas.

Fotógrafo y reportero desde 2015, programador del Festival Macabro, profesor de Historia del cine en la FES Acatlán y coordinador de materiales en Filmin Latino.

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