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Scorpions: los mejores discos de su carrera
Scorpions es una banda que ha rockeado por 50 años pero pocos han conocido toda su discografía. Aquí te compartimos sus mejores álbumes.
Hay bandas que se ganan no solo el cariño del público gracias a sus éxitos de la radio: se genera todo un culto alrededor de ellas gracias a la lealtad que muestran con el público mexicano. No hay mejor ejemplo de ello en el heavy metal que Scorpions, el quinteto alemán que desde su primer show en nuestro país el 23 de marzo de 1994 (sí, el mismo día que mataron a Colosio), ha mantenido una estrecha relación que se extiende hasta este fin de semana como el primer acto estelar del Hell and Heaven.
Los mejores discos de Scorpions
Considerando que tienen 50 años de carrera, es fácil dejarse llevar entre sus himnos o perderse entre sus 19 álbumes de estudio y un puñado más en vivo. Para que no te agarren en curva con algún disco en rebaja y puedas incrementar tu repertorio más allá de los clásicos de Universal Stereo, te compartimos los 10 mejores discos de Scorpions. Ordenados por orden cronológico para evitar controversias.
In Trance (1975)
Después de un viaje bastante bueno y lleno de ácido con Fly To The Rainbow vino In Trance, un trabajo más pesado que el anterior y que destaca por las guitarras de Rudolf Schenker y Uli Jon Roth, tan solo hay que dar un repaso rápido a canciones como “In Trance”, “Life’s like a River”, “Top of the Bill” y “Night Lights” las cuales son riffs que se quedan muy rápidamente plasmados en tu cabeza. Este es un material de muy fácil escucha que te engancha de principio a fin por sus cambios de ritmo en cada uno de sus temas además de que tiene una duración de solo 37 minutos.
Fuera de lo musical, este álbum también tiene ciertas particularidades, una de ellas es que es la primera vez que se plasma la característica tipografía del nombre Scorpions que conocemos actualmente. Además de que tuvo su primera portada polémica ya que la modelo que sale sobre una guitarra en las primeras ediciones salía semidesnuda. Cabe destacar que este es su primer trabajo junto al productor Dieter Dierks,
Y un pilón: la canción “Top of the Bill” se creó a partir de una carta que un fan de Japón le hizo llegar a la banda.
Taken By Force (1977)
Cuando aún les queden dudas de porque Scorpions es una banda importante para el heavy metal, deben escuchar este disco. Esto es la perfección de sus primeros años, pesado, con su dosis de humor y temas un poco más densos.
Desde la frenética “Steamrock Fever” pasando por la zeppelinesca “The Riot of Your Time”, la funky “Your Light”, hasta la oscura “The Sails of Charon”, Taken By Force es la fantasía de cualquier metalero de la vieja escuela hecha realidad. Incluso tomaron un poema de la última novia de Jimi Hendrix (posterior esposa de Roth) para crear una de las mejores baladas en la historia de la humanidad: “We’ll Burn the Sky”. “You’re breath of life surrounded me, when can I join you to be free?”, ¡tremendo verso que siempre da escalofrío al repasarlo!
¿A qué no adivinan? La portada también fue censurada, en esta ocasión no por temas sexuales, sino por la escena de dos niños jugando en un cementerio. La fotografía, tomada de nueva cuenta por Michael von Gimbut, contiene este comentario de como los más jóvenes, sin tener experiencia de la vida, son quienes terminan peleando las guerras. En la gran mayoría de las regiones, esta imagen fue sustituida por una foto genérica del grupo.
Tokyo Tapes (1978)
World Wide Live o su concierto en Wacken siempre acaparan los reflectores pero para entender la primera parte de la carrera de Scorpions, Tokyo Tapes es de vital importancia. Seguro aquel fan al que le dedicaron “Top of the Bill” opinará lo mismo.
Los mejores temas de sus cinco primeros discos vienen incluidos, lo que provoca que nada se sienta a sobrante y al contrario, se aprecie mucho mejor canciones como “We’ll Burn the Sky” (su mejor balada de la historia), la épica psicodélica “Fly to the Rainbow” y los momentos fiesteros de “Pictured Life” y “Steamrock Fever”. La misma agrupación se nota en gran confort para bailar a ritmo de dos clásicos del rock (“Hound Dog”, “Long Tall Sally”) en un despliegue del desenfado de su era más rebelde.
Esta obra maestra en vivo fue reeditada en 2015. Consíguela para escuchar algunos tracks adicionales que fueron recuperados como “Hell Cat” con Ulrich en la voz y el bello arreglo que hicieron del himno nacional japonés.
Lovedrive (1979)
Primer placa con el guitarrista de eterna gorra, Matthias Jabs. Lovedrive es la base de una banda que encontró el camino al éxito comercial venidero. El sonido heavy más tradicional cedió su espacio a experimentar con distintos momentos de variedad que sus álbumes, empezaron a gozar.
El sonido más tradicional y veloz está presente en “Can’t Get Enough” y “Another Piece of Meat” (de esas que eventualmente dieron pauta a sonidos más extremos en otras bandas), tenemos la fórmula de balada clásica con “Holiday”, pero también el momento de virtuosismo en la guitarra con la instrumental “Coast to Coast”. Sin embargo, el tema que siempre me ha parecido una maravilla de toda su discografía es “Is There Anybody There”, de cuando a todos en el rock les dio por jugar con ritmos reggae. ¡Lo mejor es que funciona!
Para variar, esta portada también fue censurada por las buenas conciencias de Estados Unidos. Meine reflexionó al respecto en una entrevista: “no pensamos que esta portada fuera a ocasionar problemas ya que solo en Estados Unidos, veíamos como las fans nos enseñaban los pechos en los conciertos. Solo ahí”. La hipotenusa, como dicen.
Animal Magnetism (1980)
Álbum de transición entre haber encontrado la clave del éxito y seguir experimentando con ciertos ritmos. Con una métrica muy similar a su antecesor, esta placa presenta a Herman Rarebell no solo como un extraordinario baterista, sino en su faceta de escritor al crear gran parte de las letras, como “Make it Real” y “Don’t Make No Promises”.
Aunque Animal Magnetism es mucho más convencional que Lovedrive, incluye un tema especial de su discografía: “Lady Starlight”, la única pieza de estudio con arreglos de cuerdas y alientos adicionales. Esta experiencia es incomparable. Pero sin duda, la más conocida y celebrada aquí es la bluesera “The Zoo”, la oda de Klaus a Nueva York con un toque de talk box cortesía de Matthias.
Blackout (1982)
La época de mayor éxito y de exposición de Scorpions en los mercados más importantes como el estadunidense llegó con este disco, uno de sus materiales más pesados, para muestra la poderosa “Blackout” y el combo bastante rápido de “Now!” y “Dynamite”, pero también nos presentó uno de los clásicos inamovibles, “No One Like You”. La cereza del pastel sin duda vienen a ponerla los riffs característicos de canciones que actualmente son muy difíciles de escuchar en directo con el grupo como: “Can’t Live Without You”, “You Give Me All I Need” y “When the Smoke Is Going Down”.
El previo de este disco marcó un antes y un después para Scorpions, en especial para Klaus Meine quien tuvo que enfrentarse a una pérdida casi parcial de la voz, de la cual salió adelante gracias a intervenciones médicas. Ante dicha adversidad el grupo siempre mostro su respaldo a Klaus, ya que no veían a Scorpions en el futuro sin su característica voz. Para el booklet del compilatorio Box of Scorpions, así es como recuerda Meine esa etapa:
“Este álbum representa mi desastre personal y mi triunfo personal, al final fue un triunfo para toda la banda. Fue una victoria para nuestra amistad, para esta química tan especial que unió a esta banda. Blackout fue un gran éxito para nosotros, especialmente en Estados Unidos, y llevó a la banda al siguiente nivel”.
Como dato adicional, para cumplir un contrato con su discográfica, Scorpions grabó un Blackout con las voces de Don Dokken, material que no fue desechado y que se utilizó para varios coros del disco.
Love at First Sting (1984)
Siguiendo con esa época dorada de fama de los Scorpions, Love at First Sting llega a hacerle segunda al exitoso Blackout. De acá salen algunas de las canciones más famosas del grupo como “Still Loving You”, “Big City Nights” y la inolvidable “Rock You Like a Hurricane”. Este es un material con un muy buen acomodo de canciones, iniciando fuerte con “Bad Boys Running Wild” y “Rock You Like a Hurricane” pasando por subidas y bajadas de ritmo como con “Coming Home” y cerrando un poco más suave con “Crossfire” y “Still Loving You”.
La portada de este disco también fue censurada en algunos países, por lo que existen algunas versiones en donde la característica imagen del disco fue sustituida por una foto de los miembros de la agrupación con pantalones y chamarra de cuero.
Durante muchos años se creyó que tanto Herman Rarebell y Francis Buchholz habían grabado este material, pero debido a problemas con drogas estuvieron un tiempo en rehabilitación, por lo que se recurrió al baterista Bobby Rondinelli y al bajista Jimmy Bain para grabar los temas, aunque oficialmente no son mencionados en los créditos de este material.
Crazy World (1990)
Sabemos que para muchas bandas de rock, la década de los noventa vino como un balde agua fría por la llegada de sonidos como el grunge y ciertamente los géneros que fueron famosos en los ochenta fueron dejados un poco de lado. Muchos comenzaron una etapa de experimentación, entre ellos los Scorpions, quienes previo a experimentar para mantenerse vigentes lanzaron un par de discos muy a su estilo, uno de ellos Crazy World.
Si bien, toda la gente ubica este material por canciones como “Wind of Change” y “Send My an Angel”, hay que darle mérito a “Tease Me Please Me”, “Don’t Believe Her”, “To Be With You In Heaven”, “Lust or Love”, “Hit Between The Eyes” y hasta la misma “Crazy World”, que son un reflejo de cómo hacer buen hard rock.
Este es el último disco con la participación de bajista Francis Buchholz quien llegó a la banda en 1973. La canción “Wind of Change”, además de la original, cuenta con dos versiones más, tanto en ruso y en español incluidas en algunos discos promocionales. Este tema también es considerado como el “soundtrack” para la caída del muro de Berlín, y por muchos años debido a rumores se creía que la CIA había participado en su composición, información que ha sido desmentida por Klaus Meine.
Humanity: Hour I (2007)
Durante el milenio actual Scorpions ha lanzado un par de discos que destacan sobre sus demás trabajos desde el 2000, uno de ellos es Humanity – Hour 1, un disco que mostró que el sonido del hard rock de antaño no había desaparecido, aunque claro con un nuevo respiro. Este disco es conceptual, con canciones que hablan sobre el amor, el desamor, y la destrucción de la humanidad, está pensado y hecho para disfrutarse de manera cronológica, y al igual que varios de sus materiales previos juega muy bien con los cambios de ritmo, para muestra tenemos una apertura llena de energía con “Hour 1” y el cierre viene con el sello de la casa, la balada “Humanity”.
Aunque este material cuenta con varias colaboraciones las más destacadas son las de John 5 en la guitarra en “Hour 1” y la de Billy Corgan de The Smashing Pumpkins en “The Cross”.
Rock Believer (2022)
Así como Judas Priest demostró en Firepower que no es una banda relegada a la nostalgia, Scorpions mostró este año toda la energía que está dispuesta a entregarle al rock. Desde el riff inicial de “Gas in the Tank”, el álbum nos lleva de regreso a su mejor de los 80, en parte apoyados por la bestial batería de Mikkey Dee, quien contribuye por primera vez en una placa de los alemanes.
En Rock Believer por fin están de regreso los coros memorables, canciones que en definitiva uno puede verse cantando en futuros shows en vivo. “Seventh Sun” es de una ambición que no habían mostrado en 30 años, una épica de hard rock que inicia con tímidas notas en la guitarra, una fuerte línea de bajo y de repente, la vibra de una generación que vio evolucionar el género. Hasta el hecho de tener una sola balada (que no se aleja demasiado de la fórmula), ya habla de un grupo que necesitaba reencontrarse.
Si este álbum hubiese sido lanzado en los 80, sin duda sería otro de sus clásicos. Pero los fans del heavy clásico encontrarán un refugio muy honesto, despreocupado, lleno de momentos que recuerdan porque uno se enamora de actos así.