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¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret, un emotivo inicio hacia la vida

Llega a salas la nueva película de Rachel McAdams, ¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret, un conmovedor melodrama.

Mario Valencia

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Reseña de ¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret
¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret
4 Reviewer
Calificación

Confieso que al instante en que veo una nueva adaptación de alguna novela juvenil, me da una urticaria tremenda. Esta fórmula lacrimógena repetida hasta el cansancio, se esfuerza por concebir producciones baratas tipo Hallmark, innecesarias e irrelevantes. Afortunadamente ¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret, es una enorme excepción a la regla. Con las actuaciones de Rachel McAdams, Kathy Bates y la joven Abby Ryder Fortson, el filme resulta una enternecedora comedia bastante propositiva en tiempos tan oscuros.

Basada en la novela homónima de Judy Bloom publicada en 1970, estamos ante un relato sobre la maduración, el autodescubrimiento y un ingenioso análisis sobre la vida de la clase media en Estados Unidos que poco ha cambiado durante 50 años. Una joya que si bien pudo desarrollar mejor ciertos puntos, verla es indispensable si se tiene jovenazos en casa.

Crítica de ¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret
La cinta esta repleta de momentos gratos y llenos de nostalgia a épocas más simples. ¿Por qué desde niños nos obligamos a crecer tan prematuramente? Imagen: Sony Pictures.

De qué va ¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret

Margaret Simon es una chica de 11 años que vive en Nueva York junto a sus padres y su jocosa abuela. Cuando al papá de la joven le ofrecen un mejor empleo, deberán mudarse a un suburbio en Nueva Jersey para iniciar una nueva vida.

A lo largo de un año escolar, la chica deberá lidiar con varias crisis, cómo el gran conflicto de la identidad religiosa al tener una madre de origen cristiano y un padre judío, la presión de sus compañeras a comportarse cómo adulta y las inevitables etapas que todos atravesamos. Sin embargo, se apoyará de sus íntimas conversaciones con Dios para desahogar cada inquietud que se le presente en el camino.

¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret es un divertido y ameno coming of age, sin la densidad de otros trabajos recientes acerca de la adolescencia. Gracias a su estupendo ritmo, aborda distintas etapas muy universales con las que todos podemos empatizar. Desde la clásica complicidad que uno entabla con la abuela hasta esa horrible necesidad de quedar bien con la gente como es el caso de Margaret con su amiguita, la típica rubia insoportable y mitómana, lo cuál a su vez lleva a esta necesidad malsana de aparentar ser algo más. El tema de las apariencias es clave para entender la obra.

A pesar de su corta edad, Margaret siente la obligación de tener pechos grandes y su periodo para encajar con el resto de su grupo. Lo mismo con el tema religioso pues a pesar de que sus padres no la obligan a nada, la espina está latente por el lado de los abuelos. La incomodidad que sufre es obvia y claro, ¿por qué tendría que preocuparse por semejantes temas siendo sola una niña? Ver este viaje de descubrimiento resulta placentero, no sólo por la excelente actuación de Abby, sino por los elementos a su alrededor que se desarrollan de forma simultánea y que forjan para aprender lo valioso de las imperfecciones.

Lo brillante de ¿Estás ahí, Dios? recae en que no se limita sólo a este planteamiento juvenil. A la par, tenemos la historia de su madre, interpretada por la siempre maravillosa Rachel McAdams. En Nueva York, era maestra de arte pero se obliga así misma a cumplir con el estereotipo de ama de casa perfecta, ser esta imagen idónea mientras reprime sus anhelos. Una joya verla seguir su propio camino, tan sutil hasta un clímax de lo más lindo.

Sin embargo, faltó desarrollar mejor a un par de personajes esenciales en la vida de Margaret: el papá y su profesor, un entusiasta primerizo. En específico el caso del segundo, hubiera sido increíble verlo evolucionar junto a sus alumnos, no sólo relegarlo a pocas escenas.

Crítica de ¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret
No hay, no existe una película donde Rachel McAdams no luzca. Imagen: Sony Pictures.

Conclusión

¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret es un respiro en las salas para aquellos en busca de una experiencia agradable y que deje ese sabor de positividad que muchas veces, nos hace tanta falta. Las actuaciones son excelentes, así cómo el ritmo, los monólogos internos de Margaret con Dios y el manejo de la música. Además, es una película idónea para compartir en familia, pues el mismo discurso maneja reflexiones importantes por compartir. A veces hasta a uno se le olvida que debe dejar fluir su vida sin preocuparse por el que dirán.

Finalmente, no podía dejar a un lado el soundtrack tremendo que maneja desde Brigitte Bardot y The Drifters hasta un encantador final con cierto tema de Shocking Blue. Corre a verla.

Fotógrafo y reportero desde 2015, programador del Festival Macabro, profesor de Historia del cine en la FES Acatlán y coordinador de materiales en Filmin Latino.

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