Conecte con nosotros

Cine

Monster, Hirokazu Kore-eda nos da una dura reflexión de lo ‘anormal’

AJ Navarro

Publicado

el

A través de un guion excelso, Kore-Eda vuelve con Monster, un relato que reflexiona sobre la idea del monstruo en la sociedad moderna
Monster
5 Reviewer
Calificación

Uno de los realizadores más destacados de Japón en la era moderna es sin duda Hirokazu Kore-eda. Después de grandes obras como Shoplifters (2018) o El Tercer Asesinato (2017), por citar algunas, el nipón regresa con Monster, ganadora en Cannes al Mejor Guion en competencia, esta vez para cuestionar directamente el concepto del monstruo que nos rige en la sociedad, ese que se asocia a lo anormal o lo mal visto, de una manera sincera y dolorosa.

De que trata Monster

Cuando el joven Minato empieza a comportarse de forma extraña, su madre siente que algo va mal. Sus sospechas la llevan a descubrir que el posible responsable de todo ello es un profesor, por lo que ella decide tomar cartas en el asunto, exigiendo saber qué está pasando. Pero esta solamente es una parte de la historia que, mientras se desarrolla a través de los ojos de la madre, el profesor y el niño, mostrará una dolorosa verdad que saldrá a flote.


Al más puro estilo narrativo de Akira Kurosawa en el clásico del séptimo arte, Rashomon (1952), donde las tres historias de sus protagonistas mostraban diferentes versiones de la verdad planteando la moraleja de que no existe una versión absoluta de la misma sino depende del punto de vista, el guionista Yuji Sakamoto muestra un relato misterioso donde las apariencias engañan y se transforman a partir de la mentira y los puntos de vista de cada uno.

A partir de un primer acto en que el bullying parece ser el centro de atención del filme, la telaraña de posibilidades se va tejiendo. Esa es la gran virtud de Monster, la capacidad de armar un gran rompecabezas que, mientras conocemos todas las perspectivas de los involucrados, se va transformando poco a poco, pasando del acoso escolar hacia un tema mucho más delicado sobre las perversiones y lo mal visto, o el lado ‘monstruoso’ del ser humano.

Pero ¿qué es un monstruo para nosotros? Según su definición venida de su raíz latina, es un ser que presenta ciertas anomalías o desviaciones notables respecto a su especie, algo representado en el género de horror y fantástico de manera maravillosa desde Mary Shelley y su trascendental obra Frankenstein (o el moderno Prometeo) hasta Guillermo del Toro y su excelente Laberinto del Fauno (2006) donde ambos relatos coquetean con la cuestión de la monstruosidad más inherente a la condición humana que a las criaturas ‘anormales’.

El corazón de Monster radica en los dos jóvenes protagonistas con una revelación donde Kore-eda cuestiona los prejuicios sociales. Foto: Tulip Pictures
El corazón de Monster radica en los dos jóvenes protagonistas con una revelación donde Kore-eda cuestiona los prejuicios sociales. Foto: Tulip Pictures

Lo que hace entonces Kore-eda con Monster roza más con esos orígenes de la monstruosidad, aquella vista desde los ojos del ser ‘normal’. Usando su conocimiento en el lenguaje cinematográfico, el japonés crea un emotivo relato acerca de lo que implica ser diferente en la sociedad y cómo esos prejuicios creados a partir de la ignorancia o de lo políticamente correcto pueden ser el verdadero monstruo que acecha en las sombras, sin saber la capacidad de destrucción que tiene.

Sin abandonar su vena dramática, Hirokazu se centra en Minato como un centro de distracción al que vamos conociendo pedazo a pedazo y sobre el que giran las dos primera historias, con guiños a su relación con los compañeros de escuela, aquellos que molestan, dicen o mienten en cada momento. Y es ahí donde radica otro tema fundamental de Monster, otra criatura que causa más estragos que cualquier kaiju desatado: la mentira como motor de la acusación o de justificación a los actos que no son bien vistos moral y socialmente.

A través de las tres historias, Sakamoto y Kore-eda hacen un juego interesante ante el uso de la palabra monstruo, esa que da nombre al filme en inglés. Para los protagonistas, un monstruo es, de igual forma, aquel que sale con una hostess de un bar, un niño con desplantes de ira en el salón de clases o un niño que se comporta de manera diferente a la esperada. Es ahí donde la crítica social de este proyecto radica, en develar cómo la verdadera monstruosidad no radica en sus supuestos actos o los prejuicios generados a partir de rumores, sino en la acusación dura que lleva a funestos resultados.

Una de las historias muestra el punto de vista del profesor de Minato. Foto: Tulip Pictures
Una de las historias muestra el punto de vista del profesor de Minato. Foto: Tulip Pictures

Aquí, el monstruo es toda representación de la ‘anormalidad’, son las sombras y estragos de una mentira o suposición que carcome desde dentro a todos. Al ir tejiendo los hilos y llenando los huecos de sus dos primeras historias, el tercer relato es el detonante que detona ante nosotros, pues nos permite observar justamente las consecuencias de la monstruosidad que nos rodea amenazante bajo los espectros extremos de una corrección política o una desaprobación a lo socialmente establecido que termina en tragedia.

Mas allá de la enriquecedora pero dolorosa historia, Monster cuenta con unas actuaciones infalibles. Desde el profesor de escuela, al que odias de inicio y comprendes después, hasta la madre que clama por justicia hasta toparse con la verdad detrás de todo. Pero son los pequeños niños los que conmueven y conquistan los monstruos a los que ambos se enfrentan. Bajo un espectro de inocencia pura y de duda, ambos encaran los duros dilemas, manejando incluso la idea de renacer para ser felices ante la incapacidad de ser lo suficientemente ‘normales’.

Los tres actos, musicalizados por el maestro Ruychi Sakamoto (El Último Emperador, Feliz Navidad Sr. Lawrence) en lo que fue su último trabajo para cine antes de su triste fallecimiento, aderezan de forma perfecta estas relaciones que desnudan lo más bello y cruel de nuestra humanidad, comunicándonos con los sentimientos que busca transmitir constantemente Kore-eda, no revelando sus giros ocultos para revelar al verdadero Monster (o monstruo) oculto a plena vista entre nosotros. Es así que el nipón se mantiene como uno de los mejores retratistas de la vida contemporánea al hacernos reflexionar abiertamente sobre la resignificación del monstruo, haciéndonos ver que nunca es bueno juzgar por lo ‘anormal’ o lo diferente.

Hirokazu Kore-eda presentó este filme en la 76va edición del Festival de Cannes. Foto: Valery Hache/ AFP
Hirokazu Kore-eda presentó este filme en la 76va edición del Festival de Cannes. Foto: Valery Hache/ AFP

Comunicólogo, amante del cine, la música y todo lo que sea cultura. Forjando una carrera en el medio desde 2018 a la fecha. Colaborador en varios espacios, consciente de que un gran poder conlleva una gran responsabilidad.

Haga clic para comentar

Deja una Respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *