Pólvora Live
Una Noche de Kumbala junto a la Maldita Vecindad en el Teatro Metropólitan
Una vez más, nos lanzamos a ver a la Maldita Vecindad que al final dejó a todos con el grito de “Solín” en el Teatro Metropólitan.
Cuando has visto a una banda muchas veces, ya es parte de tu día a día, a veces, ya no distingues si hay ciertos cambios a menos que estos sean bruscos. Con La Maldita Vecindad, a pesar de no sacar nada nuevo en mucho tiempo, si han tenido que cambiar por fuerzas mayores o para renovar el catálogo.
La muerte de Sax fue el parteagüas para estanueva era en la banda liderada por Roco, Pato y Aldo, los únicos sobrevivientes de esos Hijos del Quinto Patio. Si bien, podríamos decir que Sax y La Maldita llegaron a un amargo adiós desde el aniversario de El Circo en Carpa Astros, Roco ha tomado las riendas de la banda para no dejarla morir.
Así se armaron un Día de Muertos en la Arena CDMX, anduvieron echando cotorreo con La Sonora Santanera, inauguraron las sesiones de una estación de radio y ahora, prepararon un espectáculo diferente llamado Noches de Kumbala en el Teatro Metropólitan, con dos fechas el 8 y 9 de junio, la primera diendo sold out. En unos días, se van con lo mismo al Teatro Diana de Guadalajara.
Maldita Vecindad y las enseñanzas de los ancestros
No se ve mucho a la Maldita Vecindad en el Metropólitan, por ahí Roco ha sido invitado a shows pero como tal no. Incluso eso lo dejó en claro Pachukote más adelante.
‘Que chido verlos a los ojos, así de cerquita, bienvenidos esta noche a pura felicidad de paz y baile, un teatro de gran cultura como antes las carpas. Empezar a pedir permiso a los guardianes de esta tierra, bien cwrquita de templo mayor‘, y así le dieron a la “Canción Omaha”.
A ritmo de ‘no aguanto más, quiero bailar‘, todos se levantaron de sus asientos a echar los prohibidos con “Bailando”.
‘Aqui estamos, vivos, sanos, compartiendo la medicina de la musica con los que queremos. La gran lección de esa pandemia fue reconocernos, como decian los ancestros, somos la gran familia humana. Es el momento más necesario para poder sanar esta sociedad tan enferma de manipulación, desconexion’. Acto seguido todos sacudieron las manos en el aire para eliminar todo lo malo, ya bien contentos y como decía su abuelita, “Ya lo pasado, pasado”.
Luego fue tiempo de recordar a esos amigos que eran buenos carnales y decidieron viajar en “Pata de perro”. El equilibrio femenino en “Mujer” y luego hacer memoria que en el palco de honor, nadie podrá ya reír en “El circo” para luego echarnos una pancita con “Los Agachados”, con ese buen video lleno de cameos en la pantalla central.
‘Estar en el teatro. Años que no tocábamos aquí, así que darle al poder de la palabra, embelleciendo la vida con la danza, la música, la gráfica, la palabra‘, buena intro para darle al “Don Palabras”, donde al final dando ese toque de cumbia villera llegó el Vulgar, es del Gran Silencio en el acordeón y un cacho de “Cumbia sobre el río” de Celso Piña.
Luego como en los primeros años en la vecindad, un set acústico. Algoq ue ya habían repetido en la ofrenda con canciones para renacer, para los que ya trascendieron como Sax, familiares y la gente que aman, en amor, espíritu y conciencia. Así llegamos a “La Martiniana” o “Mojado”, dedicada a los migrantes. La sorpresa fue “Con solo tocarte”, rola que casi nunca tocan y que fue para una película malona llamada Asesino En Serio. Un descanso y set que mató el ambiente de fiesta, en especial con la última canción.
Terminó ese set acústico y de nuevo a lo sabroso, de las épocas prohibidas donde odiaban a los rockeros, grafiteros y patinetos que hasta olimpicos llegó el “Apañón”. “Aparencias”, “Rafael”, “Música Guerrera” y “Un poco de sangre” fueron el preámbulo para la parte final. “Pachuco”, rolón con el que se cimbró el lugar y como dicta el nombre del show, no podía faltar “Kumbala / La Boa”.
Al final todo lo que parecía haber sido una noche agradable para la gente, no lo fue así. La banda se retiraba y todo el Metropólitan pedía a gritos “Solín”, por varios minutos, casi 10 de que nadie se movía de su asiento, incluso algunos músicos no se quitaban del todo sus instrumentos pensando que Roco diría, ‘va, toquémosla‘, pero no fue así. Por lo que los chiflidos, gritos de “culeros” no pararon, al salir, la gente seguía quejándose por ese vendedor de amor. Otra cosa, auqnue hubo al menso un tema por disco, es extraño ver coo Baile de Máscaras y msotros, siendo dos álbumes muy queridos, casi son borrados del set.