Cine
Andrés Kaiser: “El cine es la memoria de un pueblo”
Después de un gran paso por festivales nacionales e internacionales así como de haberse alzado con el Ariel como Mejor Documental en su edición 65, Andrés Kaiser, la mente detrás de la película Feral, estrena al fin su más reciente filme, Teorema de Tiempo, un emotivo proyecto que, mediante la memoria del archivo familiar del director, crea interesantes reflexiones sobre los recuerdos, la fuerza de las imágenes y la importancia del cine casero como forma de guardar un legado.
Andrés Kaiser: de las memorias familiares y el cine casero
“Estamos muy contentos por el estreno de la película pues tardé cerca de 10 años en hacerla, desde que encontré el material y las cintas de mi abuelo. Y sinceramente nunca pensé que fuera un proyecto que fuera a llegar tan lejos ni que iba a tener como un impacto en el público”, confesó el director. “Desde el principio pensé hacerlo porque era algo que a mí me gustaba y me movía internamente, pero que al final del día, en la construcción de la misma, terminó en una cinta que hace que la gente se identifique con ella porque todos tenemos familias y ciertas heridas dentro de ellas“.
Fue así que Andrés encontró un interesante camino que, al excavar en su propia memoria familiar, le abrió el paso hacia el presente y la relevancia que ella tenía. “Poco a poco la película fue creciendo, ganando terreno en los festivales y finalmente le dieron el Ariel, lo cual se me hace como una de las cosas más bonitas porque no sé si mis abuelos que hacían cine casero en los cincuenta en el salón de su casa algún día se hubieran imaginado que la Academia les haya reconocido su trabajo y eso es muy grato“, complementó.
El director, nacido en San Luis Potosí también resaltó la importancia del cine casero, parte clave para lo que es Teorema de Tiempo. “Decía un amigo mío que trabajo que no se publica, trabajo que no existe. Y eso resulta particularmente cierto en torno al cine casero, porque éste vive, a diferencia del cine industrial, una desgracia, que es su autodestrucción. Entonces, si pensamos en la enorme cantidad de imágenes e historias que se filmaron desde el punto de vista casero y que hoy en día ya físicamente no existen porque están en la basura o perdidas, sí hay una enorme pérdida de una parte del cine, que es el aquel hecho por la gente“.
“En ese sentido, el recopilar esas cintas e imágenes y rehacerlas para traerlas a un público ya en una película, transformar ese cine casero en industrial, que es básicamente lo que hicimos, le da otra característica. Porque entonces hace que esas imágenes existan y que el público pueda verlas e identificarse con ellas y con sus personajes que hace cerca de 70 años estaban haciendo cine, en provincia, que son mis abuelos“, agregó Andrés.
Para el director mexicano, también es fundamental el registro de las historias e imágenes pues será algo que perdure mucho tiempo. “El rescate de las imágenes, ya sean fotográficas, pictóricas o cinematográficas, ahí ha estado y va a seguir estando. Conforme pase el tiempo, probablemente hablemos menos de los formatos, ahora que todos traemos una cámara en el bolsillo. A través de esa idea, creo que el metraje encontrado y su rescate para llevarlo a una plataforma de exhibición va a existir siempre mientras existan las cámaras para registrar“.
Y es que, en palabras de Andrés Kaiser, “el cine es la memoria de un pueblo y el cine casero realmente es su memoria más nuclear porque no tiene aspiraciones propagandísticas ni estéticas, sino simplemente aspira a retratar la realidad. Es donde vemos la memoria en su estado más puro y más crudo. Y la gran pregunta reside en qué es lo que nosotros queremos retratar a través de la memoria mecánica. ¿Por qué tenemos ese impulso o esa necesidad tan obsesiva por generar una memoria de las situaciones?“, reflexionó. “Creo que ahí hay una pregunta interesante con ese formato y no solamente en el caso de mis abuelos“.
La identidad y las apariencias según Andrés Kaiser
Definitivamente la identidad es otro tema que Teorema de Tiempo toma como uno de los ejes principales del proyecto. “Es una cosa compleja que está en constante construcción“, declaró el realizador. “Pensamos que de pronto la adolescencia es el momento donde se ha formado y ya somos una persona para siempre. Pero la realidad es que nuestra naturaleza de personalidad y la vida misma nos exige una reinvención. En mi caso sucedió al encontrarme con todo este material de mi familia que invariablemente te hace repensar quien eres, porque además lo que estaba dentro de ello no lo sabía“.
“Ver esas imágenes una y otra vez, analizar por qué se hizo así junto a las ganas de retratar esto o aquello, o de no retratar lo incómodo sino solamente lo positivo y de esconder lo negativo habla también de nuestras personalidades. Y en ese sentido, para mí sí que fue enriquecedor para reimaginarme como cineasta, como artista. Me di cuenta de que estoy realmente muy enamorado del cine de archivo porque es algo a lo que le quiero dedicar mucho tiempo. Si bien también me gusta mucho el género y la ficción, de pronto no es tan fácil hacer ficciones, pero ya veo claridad en compaginar ambas partes”, agregó Andrés.
Kaiser curiosamente afirma que la influencia de este material de archivo le ayudó a su óper prima como director, Feral. “Creo que es una consecuencia del archivo que encontré de mis abuelos, porque durante mucho tiempo no lo pude ver, no tenía las capacidades para verlo, no lo quería tocar, compré un par de proyectores y se rompieron las cintas, entonces más bien las dejé ahí. Y entonces poco a poco lo empecé digitalizando y quería hacer una película con eso, pero no tenía idea cómo, eran tantos años en la vida de una familia con imágenes tan diferentes entre sí, tan disímiles, que no sabía cómo hacerlo“.
“Entonces, creo que Feral inconscientemente fue una respuesta a eso pues decidí escribir mi propia peli de archivo y resolverla a mi manera. La escribí tal cual y no caí en cuenta de eso hasta que estaba después con la peli estrenada y me di cuenta de cómo el personaje que interpretaba Héctor, se filmaba a sí mismo en estas cintas tipo found footage de terror de la misma manera en que mi abuelo Arnoldo se filmaba. Entonces fue bonito descubrir que de manera inconsciente, el cine casero de mi abuelo influyó en cómo contaba una historia de ficción de género“, acotó Kaiser.
Otro aspecto del documental es el juego de las apariencias, algo que ha cambiado desde los tiempos de su abuelo hasta ahora. “Es algo digno de estudio porque para Arnoldo, la cámara era la oportunidad de ser alguien más, de reinterpretarse como persona y el poder ser cualquier cosa. Ahora, lo que nos dan las redes sociales es el poder de interpretarnos de la manera en la que nos queremos ver o en la que buscamos que otros nos quieran ver. Y eso es muy curioso porque cada vez más esa frontera entre lo que somos y lo que queremos ser o como queremos que nos perciban, se hace cada vez más estrecha y se va difuminando”, aseveró el potosino.
“Esa frontera ha estado ahí desde que la imagen mecánica existe y cada vez se va incrementando mucho más. Y ahora con la llegada de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial, eso todavía va a crecer y a mezclarse de una manera de la que no tenemos mucha idea de cómo. Pero ya podemos estar percibiendo eso. Es como hablar de una especie de la dictadura de la imagen que, desde que empezó la fotografía, dicta nuestros días. Cada vez es mucho más importante la imagen, la nuestra y la que creemos que es el mundo“, meditó además Andrés Kaiser.
Asimismo, se refirió a la sensibilidad que tuvo para poder retratar la intimidad y los problemas detrás de Arnoldo y su propia familia. “Fue complicado encontrar con qué sensibilidad tratar la película y a sus personajes. Porque al final del día, todos somos seres humanos y más allá de poder ver esos registros felices del cine casero, justamente también esconden lo que no estamos viendo, lo que se calla y sucede a puerta cerrada. Y eso, en el caso de mi familia, sí era una situación en la que me di cuenta que tenía que entrar y hablar de ello“, manifestó.
“No era simplemente hacer una narración de qué es lo que estoy viendo, sino también de qué es lo que está oculto. Entonces lo más difícil fue tratar elegantemente eso, de no ser demasiado duro también con mi abuelo sino tratar de empatizar con él, de verlo como un hombre de su época y de entender sus motivaciones y así tratar de tener un poco una neutralidad porque sin ella no puedes realmente profundizar ni crear un personaje tridimensional en ningún sentido. La película no es un anecdotario familiar sino una reflexión sobre las complejas relaciones familiares que todos vivimos y que se nos pueden salir de control en cualquier momento”, expuso Kaiser.
Lo que se viene para Andrés Kaiser
Después de hablar sobre todos esos recovecos interesantes de Teorema de Tiempo, el realizador adelantó un poco de lo que se viene para él. “Estoy trabajando nuevamente con cine de archivo, terminando una película construida enteramente por este tipo de filme. Será una película que habla sobre un escándalo que sucedió en los 60’s en la ciudad de Cuernavaca, donde un monasterio benedictino trajo a psicoanalistas, a psicoanalizar a sus monjes. Entonces es la lucha entre un pequeño pueblito y la enorme estructura vaticana del otro lado. Es un relato que se quedó olvidado por ahí abajo del tapete y estamos recopilando material para ello“, detalló. .
“Además, sigo escribiendo cine de ficción y de horror realista. Y pues eso va un poco más lento, pero esperemos que no tome tantísimo tiempo“, concluyó.