Reseñas Discos
The Rolling Stones – Exile on Main Street
Exile on Main Street es el mejor disco doble de The Rolling Stones. Siendo de la autoría de Keith Richards, fue la peor pesadilla de Jagger
Sus Satánicas Majestades (Mick Taylor, Keith Richards, Mick Jagger, Charlie Wats y Bill Wayman), ponen a la venta a través de Rolling Stones Records, el 12 de mayo de 1972 en EU e Inglaterra, su mejor disco doble; Exile on Main Street.
Este álbum es un disco crudo, desordenado, sin conexiones, caótico, frenético, lleno de canciones oscuras, es decir, una áspera obra maestra, el cual divide opiniones.
Sir Elton John comentó en su momento: “Es el mejor álbum de Rock and Roll de todos los tiempos (a pesar de sus 18 temas)”.
Por su parte, Sir Mick Jagger declaró: “el disco tiene una de las peores mezclas que he oído nunca. Es curioso que a todo el mundo le guste Exile on Main Street, la verdad es que no sé porque. El disco tiene cuatro temas buenos pero los otros no funcionan”.
Parece que este par de genios habían escuchado discos diferentes, la disparidad de opiniones tiene que ver con la autoría del casi cien por ciento de Richards, que fue una pesadilla para Jagger.
De las adicciones a la vuelta al trabajo…
A principios de 1971, Keith estaba en la clínica de desintoxicación Cheyene Walk para limpiar su sangre de las cantidades industriales que tenía de heroína, cocaína y alcohol. Entre vómitos, sudores y gritos, que le provocaban su abstinencia, encontró un piano que hacia menos tedioso el tratamiento.
Ya recuperado, decide huir a Francia, un poco por el desmedido cobro de impuestos que le imponía el Reino Unido y porque la policía antinarcóticos le pisaba los talones. En la Costa Azul alquiló el Nellcôte Chalet, donde volvió a agarrar la fiesta que duro diez meses la cual le costaba 7,500 dólares semanales entre comida, alcohol, drogas y alquiler.
Pero como tenía que volver a trabajar con The Rolling Stones, estuvo buscando un estudio de grabación en el sur de Francia pero ninguno le convencía, por lo que se le ocurrió la idea de grabar en el sótano de su mansión. Mandó a traer de Inglaterra un camión equipado con aparatos de grabación y trajo a Nicky Hopkins, Ian Stewart, Billy Preston, Al Perkins, Dr. John, Amyl Nitrate, Bill Plummer, y Jim Price para dar soporte musical a su propuesta.
Jagger estaba muy enojado, el lugar estaba a cuarenta grados y tenía mucha humedad, lo que hacía que las guitarras se desafinaran y que él no lograra cantar con toda su potencia. Por otra parte, no entendía porqué los ritmos musicales eran de chile, mole y pozole; country, hard rock, rock and roll, góspel, blues y boggie. Y porque eran tantas canciones; 18.
El Conde Ziggenpuss (como se hacía llamar Richards), no les dio concesiones, hizo que todos se aplicaran y tocaran como si lo hicieran por primera vez en un estudio de grabación, los obligó a darlo todo.
Exile on Main Street, desde gospel hasta country
Los temas eran de todo y para todos. “Rocks Off, Happy”, “Rip this joint” y “All down the line” son temas de Rock and Roll en su estado puro. Keith no le da descanso a Mick con “Shake your hips (Slim Harpo)”, lo que le debería agradecer.
“Casino Boggie”, siendo ligera, es divertida y tiene onda. “Tumbling Dice” esconde un rollo existencial. “Sweet Virginia” y “Turn on the run”, son muy buenas canciones country.
“Shine a light”, brilla una luz sobre ti, es un himno gospel que ya quisiera cualquier iglesia tener o haber hecho. “I just want to see his fase”, es un tema increíble porque parece que grabaron por error los ensayos, no hay letra como tal y todo parece ser una gran improvisación con un toque de jazz.
Otros temas menores, pero no malos son; “Torn and Frayed”, “Sweet black Angel”, “Loving Cup”, “Let it loose” y “Soul survivor”.
En el disco doble, el Conde compartió créditos en “Stop breaking down” (Robert Johnson) y en “Ventilator blues” (Jagger y Taylor).
“Sin importar lo que la gente nos arroje, podemos esquivarlo, improvisar y sobreponernos”.
Keith Richards