Reseñas Discos
Avatar regresa con Dance Devil Dance, uno de los mejores discos para iniciar el año
Avatar está de regreso con su noveno disco, Dance Devil Dance, una evolución al estilo que les dio grandeza.
El fenómeno Avatar en México es fascinante. A pesar de existir desde inicios del nuevo milenio, el concierto ofrecido en el Domination hace unos cuantos años, sirvió como carta de presentación ante miles de aficionados que se dejaron llevar por el excéntrico show de la banda sueca. Desde entonces, es imposible no verlos entre las peticiones de cada festival de metal que se organiza en nuestro país (al menos su visita en el Hell and Heaven ya apagó un poco los ánimos).
Ahora el quinteto liderado por el arlequín más querido del metal, está de regreso con Dance Devil Dance, novena placa de estudio que musicalmente, continúa una línea muy similar a la de su antecesor.
Avatar y su siguiente paso para la dominación mundial
El tintineo de campanas y el estribillo western anticipan el regreso del rey en el sencillo que da nombre al disco. De inmediato, la banda nos lleva a texturas familiares, esa interesante mezcolanza de géneros que les dio una personalidad única. Entre pasajes de metalcore, heavy, riffs llenos de groove y la que quizá, sea la mejor mezcla de batería que hayan tenido (¡todo el tiempo el beat es brutal!), Avatar se regocija de este híbrido para entregarnos un inicio fuerte y divertido.
Por ahí se asoman sus ya habituales coqueteos con el industrial en “Valley of Disease” pero es al llegar a “On the Beach” donde Johannes juega con su voz entre melodía pop y guturales, que Dance Devil Dance toma esa forma en exceso amena, sin la atmósfera tan densa que tuvo Hunter Gatherer y su vibra distópica. Es la canción perfecta para englobar el espíritu de la obra, una aspiración a convertirse en banda de grandes arenas pero que aún se apoya en su raíz brutal para causar un mayor impacto. Uno de esos temas que debería convertirse en recurrente de sus sets en vivo.
El carnavalesco personaje de Johannes ataca de nuevo en un tema auto referencial en “Do You Feel In Control”: ‘I saw a shape made out of shadows of what used to be a man’. ¡Qué maravilla de verso para un track tan pesado!
Regresamos a la fiesta con el punto más alto de Dance Devil Dance: “Gotta Wanna Riot”. Con el coro tan pegadizo y el estribillo más cañero, da la impresión que les gustaría adentrarse a terrenos del hard rock, lo cual les vendría muy bien a futuro, reflejado en la segunda parte del material.
En este punto la intensidad disminuye a favor de un sentimiento más de arena rock… Lo cuál seguro desanimará a más de algún trve pero en mi caso, ayuda a refrescar la fórmula antes de que se estanque en la repetición. “The Dirt I’m Buried In”, sencillo antes escuchado, tiene estos geniales acordes de funk para el verso en un ejercicio que nos lleva de vuelta a los 70. Ni que decir de “Train” que juega con la batería y voz en un tono melancólico de balada blues. Cómo si Johannes se tomará unos minutos para subirse a la barra de un burlesque a seducir al público. Joya.
No dura mucho el cambio, pues Avatar regresa al doble bombo con “Clouds Dipped in Chrome” y la cuasi marcha de guerra, “Hazmat Suit” que explota en un clímax idóneo para cualquier mosh pit.
El álbum cierra con la colaboración hecha junto a Lizzy Hale de Halestorm, “Violence No Matter What”. Me acerqué a este tema con temor dado que jamás he logrado conectar con ella y oh sorpresa, tampoco aquí se dio. De hecho, no podría ser más de relleno su intervención después de la excelente conclusión que pudo ser “Train” y la propia canción, recae en distorsiones genéricas. Ella intenta adaptarse al sonido Avatar pero no se siente natural. Lástima.
Conclusión
Dance Devil Dance es contundente, ecléctico y sobre todo, complaciente hacia sus seguidores. Los momentos en los que cambia velocidad por melodía son los más interesantes (más cuando lo hacen en la misma canción). Quizá deberían explotar aún más estos horizontes para evitar caer en lo predecible pues en ocasiones, muy a mi pesar, reciclan varias ideas viejas. Por suerte no ocurrió tan seguido.
A pesar de no ser la obra maestra esperada, escucharlo y compartirlo es esencial si queremos formar una legión más grande de súbditos del Avatar Country, movimiento que se ha forjado como un digno sucesor de aquellos precursores del shock rock setentero. Que exista Avatar es vital para la inspiración de nuevos músicos que crecerán con su música aspirando a ser como ellos. Ya es hora de que ocupen un trono más allá de su propio imaginario.