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Cine

Jungle Cruise, una nueva y olvidable aventura junto a The Rock

Por las lianas, La Roca cae a la selva… Otra vez.

Mario Valencia

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Jungle Cruise review

Oh, The Rock. Tan sano como beber un vaso de leche por la mañana, tan predecible como un post millenial recién vacunado. Ahora vemos al otrora campeón de la entonces WWF unirse a Emily Blunt, quien va imparable con su racha de estrenos este año en la nueva adaptación de Disney a su famosa atracción del parque de diversiones, Jungle Cruise. Así como en su momento Piratas del Caribe encontró su musa en el juego de Disneylandia, la casa del Ratón opta por llenar el vacío y la incertidumbre de dicha saga con esta decorosa cinta, la cual redefine lo que una película de matinée es… ¿Siguen existiendo las matinées o ya también la pandemia acabo con ella?

En medio de la Primera Guerra Mundial, vemos a Blunt interpretar a la doctora Lily Houghton, botánica aventurera que emprende una expedición al Amazonas en busca del Árbol de la Vida, cuya flor representará un cambio en la medicina moderna. Acompañada por su hermano, llegan al pueblo más cercano para contratar a un afamado capitán de barco que puede llevarlos hasta la enigmática ubicación de Lágrimas de Cristal. Sin embargo, la vida da un giro y terminan en el barco capitaneado por The Rock, un desvergonzado y dicharachero musculoso que conoce el Amazonas mejor que nadie.

Jungle Cruise es la remembranza de un filme de aventuras de la década de 1930 protagonizada por Errol Flynn, desde los atuendos, dirección de arte y peripecias entre lianas hasta el relato, que también parece sacado de hace 80 años. ¿Recuerdan aquellos anuncios de la época con engoladas voces radiales enalteciendo todas las características de algo? Algo así va el siguiente entrecomillado: “hay romance, pasión, suspenso, aventura y risas“. Todos estos elementos forman parte de una película sin mayor pretensiones que entretener, lo cual consigue sin problema aunque muy superficialmente.

Jungle Cruise review
Imagen: Disney.

Su mayor virtud es la complicidad creada entre The Rock y Emily Blunt como la típica pareja dispareja. Ella, inmaculada, recta y valiente. Sin ser uno de sus mejores papeles, logra encantar cada segundo en pantalla con su bravío espíritu. Lo mejor de todo es cuando se consigue y a la vez, promueve entre los más jóvenes el trabajo en equipo más allá del heroísmo individual. Porque todos tenemos debilidades y fortalezas. Él, es un truhan de chistes bobos y gran corazón, aunque con varios secretos que le llevan a mentirle a la joven en varias ocasiones. El clásico héroe varonil para idealizar.

Por otro lado resalta el comic relief proporcionado por el hermano de Blunt, Jack Whitehall. Un burgués británico sin idea de las complejidades del mundo exterior pero dispuesto a siempre acompañar a su hermana. El rehén perfecto para nuestro villano de bigote retorcido, quien representa todos los defectos de Jungle Cruise.

Dado que ya dimos por sentado que todo elemento visto en la película ha sido explotado hasta el cansancio, el lado antagónico saca a relucir las peores fallas del guion. Primero, tenemos al príncipe alemán, obsesionado por encontrar el Árbol de la Vida para ganar la guerra en nombre de Alemania. Una vil calca del villano de Cazadores del Arca Perdida, con los mismos métodos para perseguir a los héroes, la misma personalidad y hasta el maldito corte de cabello. Incluso hay guiños a la malvada que interpreta Cate Blanchett en El reino de la calavera de cristal. Esos alemanes no saben ponerle un freno a su maldad.

The Rock y Emily Blunt en Jungle Cruise
The Rock y Emily Blunt en Jungle Cruise

Después tenemos a los entes de los conquistadores, condenados a permanecer en el Amazonas por una antigua maldición. La copia al carbón de Piratas del Caribe es demasiado evidente para este momento.

Jungle Cruise no es más que un pueril movimiento publicitario de sus parques de diversiones para animar a la gente a ir después de la pandemia. El resultado no es malo pero carece de personalidad y sobre todo, con un trago amargo como conclusión, tan inverosímil que ni un niño permitiría algo así. ¡Ya deja de temerle a la muerte, Disney!

Es un olvidable entretenimiento, ideal para llevar a los niños a una matinée sabatina, a menos de que en casa cuenten con los DVDs de Indiana Jones. ¿Esperaríamos una secuela de esto después? Por Dios, ¡no!.

Fotógrafo y reportero desde 2015, programador del Festival Macabro, profesor de Historia del cine en la FES Acatlán y coordinador de materiales en Filmin Latino.

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