Tim ‘Ripper’ Owens: así fue su concierto entre covers a himnos del heavy metal

Fernando pasó el mejor cumpleaños de su vida. El delgado joven de veintitantos, ataviado en una camiseta de Judas Priest, le gritaba a Tim ‘Ripper’ Owens que ayer, 17 de julio, había sido su cumpleaños. “Happy birthday, dear fucker”, le cantó el estadounidense, quien había subido al escenario con un aspecto de camionero sureño. Fuera de bromas, Owens le extendió un puño para felicitarlo. El fan estaba casi al borde del llanto. Pareciese que había sido un sueño, una recompensa por corear cada canción que Ripper, había cantado toda la noche. Pero llegar a este punto del show, tomó un recorrido interesante que vale la pena contarles.

Llegué a las 7:30 a este nuevo recinto llamado La Piedad, ubicado exactamente en la salida de la estación del Metrobús del mismo nombre. El lugar es una especie de recreación a la experiencia de un bar gringo, pero al estar en la colonia Nápoles, sabes que el consumo no será el más accesible del mundo.

Caminé hasta la primera fila sin problema. Aunque al principio no había mucha gente, poco a poco se llenó el lugar con un buen ambiente y metaleros de todas las edades. Las bocinas tocaban clásicos del ayer y hoy, viejos temas de Twisted Sister, Judas Priest, Slipknot hasta los estrenos de Skid Row y John 5.

Antes de Tim ‘Ripper’ Owens, tocó escuchar a dos bandas nacionales: Sky Wolves y Eversum. De la primera… Sin palabras, que gran propuesta, muy en la tradición del heavy mexicano clásico. Se nota una banda con ganas de comerse al mundo, excelente en su ejecución y con buenas ideas en sus temas. El bajista es una locura, de esos músicos que te transmiten su pasión. Varios coros fueron pegadizos, además era imposible no contagiarse por la energía de su frontman. Dan ganas de verlos más veces, en otros escenarios, con más desafíos y otro público. Bien por ellos.

Con Eversum pasan los años y sigo sin entender su propuesta. De repente avocan a melodías más experimentales, otras pasajes oscuros y hasta guturales. Pero no siento que alguna tenga dirección. Lástima, pues el guitarrista trae una vibra única.

Tim ‘Ripper’ Owens, la nostalgia encarnada

Los minutos pasaron y el retraso era inminente. Mis colegas fotógrafos se habían perdido en otros puntos del foro así que la charla casual había terminado. El staff de La Piedad corría de un lado a otro para alistar todo. Que grata sorpresa fue ver que a Tim ‘Ripper’ Owens le armaron una excelente banda de músicos mexicanos. Los ex Strike Master, Pach y Picos, subieron junto al brutal Ozz Gutiérrez y Pablo de 0gma en las guitarras.

Especial paréntesis para Ozz: si no viviéramos en una escena tan ingrata, él no seguiría tocando en estos venues. Él es para grandes ligas, para tener los reflectores caer en la teatralidad de su espectáculo. Es un ente excéntrico que entre solos y locura envuelve a quien lo vea.

Al fin, el cantante, con gorra negra de bandera gringa y lentes oscuros, subió al escenario guiado por dos elementos de seguridad que para ser el clásico guarura grandulón, todo el tiempo estuve agitando la cabeza o grabando con su celular en lugar de tomar en serio su labor. El poder del heavy metal.

“One on One”, “The Ripper”, “Burn in Hell”, “Metal Gods” y hasta su épico tema de la era Iced Earth, “When the Eagles Cries”, sonaron en la primera parte del show. Pero Tim ‘Ripper’ Owens no era feliz: los primeros temas se vieron opacados por problemas con el sonido y… Que no le habían dejado una agüita en el escenario. Lo interesante fue ver que, a pesar de tantos años, Owens debía apoyarse en letras por escrito para recordar algunas canciones. Muy notorio cuando interpretó “Last in Line” de Dio, por cierto.

Aprovechando que un día antes, se había presentado Helstar en el Keepers of the Flame, a Tim ‘Ripper’ Owens se le hizo fácil invitar a James Rivera, vocalista que por su apariencia y atuendo fue recibido por un estruendoso “Ozzy, Ozzy“, a pesar de la bella disposición de Rivera de decirnos “mi sangre también es mexicana”. Ambos nos llevaron hasta “The Green Manalishi”, canción compuesta por el difunto Peter Green de Fleetwood Mac. Fue el cover del cover, una especie de… Meta cover.

Los clásicos siguieron y tras unos tragos de cerveza, Ripper demostró un rostro menos severo y agradecido con la banda. “Nunca ensayamos, solo esperaba que estos cabrones se aprendieran las canciones y estuvieran cuando yo llegara”, dijo. Más simpático, hasta se tomó el tiempo de autografiar algunos discos y hojas de papel que le estuvieran extendiendo. Pero en especial, de celebrar al joven Fernando, su fan más entusiasta en la primera fila.

La parte final se marcó por una excelente secuencia de clásicos de Judas Priest: “Breaking the Law”, “Hell Bent For Leather” y “Electric Eye”. Pero la sorpresa fue ese final donde, una vez más, sacó su lado Dio Disciple para el himno “Heaven and Hell” en la mejor demostración de su voz en toda la noche.

Tim ‘Ripper’ Owens podrá lucrar descaradamente con el éxito de su paso en dos íconos del géneros, pero el resultado es una divertida bohemia metalera en la que todos se entregan, corean, beben y la pasan bien. No olvida sus raíces como vocalista en una banda tributo y no hay nada de malo en ello, al contrario, es el show necesario para iniciar con energía cada semana. Un grande.