Guns N’ Roses, caos y nostalgia en la CDMX

Conforme el Metrobús avanzaba, la ilusión de un concierto inolvidable aumentaba. En cada estación, decenas de fanáticos con paliacates rojos o sombreros de copa, subían en dirección al regreso de Guns N’ Roses a la CDMX. La noche era un franco volado, tristemente no por la banda sino por el experimento que simbolizaba ir a una sede nueva para conciertos y sobre todo, por ser la oportunidad de redención para que Live Talent (Music Vibe para aguardar las apariencias, no nos hagamos) demostrara que aprendió de la serie de errores que los llevó a ser la promotora apestada en el mundo del rock. Algo que por supuesto, no pasó.

Es frustrante asistir a un evento donde, a pesar del enorme esfuerzo y la calidad de los artistas en el escenario (maldita sea hasta Axl se lució con su vestuario), la logística sea quien se lleve la nota. No se puede ocultar entre coros y solos, lo mediocre de una organización evidenciada hasta por la propia banda. He ahí la cuestión.

Axl, Slash y Duff: una triada infalible

Antes de seguir con la perorata de amargura, veamos el lado bueno: el protagonismo de la música de Guns N’ Roses y como emocionó a miles de personas.

Frente a mi vi de todo: una pareja de enamorados besándose en éxtasis con “Sweet Child O’ Mine”, un padre que llevaba a sus dos hijos a un concierto por primera vez, decenas de chicas adolescentes con su paliacate rojo que cantaban emocionadas practicamente todas, desde los hits de “Welcome to the Jungle” e “It’s So Easy” hasta el “Shadow of Your Love”. Lo excitante fue ver como estas canciones han sabido trascender entre generaciones y se han adoptado como himnos.

El encanto del grupo está en esos pequeños detalles, simples pero efectivos. Entre números, Axl se cambiaba de camisetas en esta pasarela de películas serie B donde destacó La mujer murciélago y hasta su portada de Luchas calientes. La genialidad de Slash es ser este puente introductorio para que muchos se asombren por las posibilidades que tan solo la escala pentatónica ofrece. Su blues es impresionante y cuando lo aplica, deja sin aliento. Ni que decir de Duff, que aportó la vibra punk al asunto. “¿Cómo están, motherfuckers?”, preguntó antes de interpretar “Attitude”.

Las canciones nuevas, “Absurd” y “Hard Skool”, funcionan muy bien en vivo y conectaron con los más jóvenes que se introducen a través de estos temas. De nueva cuenta, GN’R es un vehículo que apela a la unión intergeneracional de rockeros, la introducción perfecta al género.

El cierre fue una oda nostálgica muy conmovedora, desde el silbido de “Patience” y los coros de “Don’t Cry”, hasta el desenfreno con “Paradise City”. Todo funcionó… Hasta que nos enteramos que el show tuvo que ser cortado por los problemas de logística.

A Guns N’ Roses se le podrá criticar muchas cosas: que Axl ya no canta igual, que su show es muy predecible o que Slash tarda media hora con sus solos. Pero el compromiso de ofrecer calidad y complacer a los fans está y eso, ni en sus años de gloria se veía tan seguido.

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El prólogo del desastre: un vistazo al futuro del Hell and Heaven

En Los productores, Mel Brooks planteó una situación jocosa a partir un hecho moralmente reprobable: es más fructífero producir algo destinado al fracaso, que esforzarse demasiado por un evento de calidad. Music Vibe es la encarnación de esto.

A nivel organización, este show fue la antesala de lo que será el Hell and Heaven. Agradezco que al menos el Estadio Azul esté a dos calles de Insurgentes donde el Metrobús o cualquier otra opción, es accesible para acercarte a tu hogar en la CDMX y no en esa vorágine en medio de la carretera llamada Foro Pegaso. ¿Se imaginan dar una vuelta así, pagar 10 mil pesos y no entrar? Eso ocurrió esta noche.

Decenas de usuarios en redes sociales, compartieron fotos y videos del caos vivido para entrar a la otrora casa del Cruz Azul. Avenida Dakota lucía abarrotada en una fila interminable cuando Guns N’ Roses, ya había iniciado el show, incluso cinco minutos antes de lo pactado y que por cierto, también terminó antes. Algunos mostraron como la situación escaló al punto del portazo, otros más desertaron y los “afortunados”, entraron hasta ya avanzado el show.

Parte del caos se desató por el mediocre nivel de organización de los acomodadores que desconocían las entradas correctas (vi como algunos asistentes eran llevados de una puerta a otra) y en especial, por como descaradamente se sobrevendieron las entradas. Yo mismo fui testigo de ello, pues mi asiento en realidad había sido comprado por alguien y tuve que ser cambiado de lugar.

La salida fue un tema insufrible. Perdón por lo coloquial pero, ¿qué chingados teníamos que estar haciendo en la Plaza de Toros?

Con todo esto, ¿valía la exorbitante cantidad que se pedía? Claro que no. Vaya, hasta la agrupación compartió un post en redes disculpándose al término del evento por la premura del cierre y los problemas que aquejaron.

Todos vivimos experiencias distintas. Para algunos fue perfecto y bajo estos argumentos tan escasos de empatía como “lleguen temprano”, no entenderán el sufrir de personas que perdieron todo el esfuerzo de conseguir su boleto. Ojalá todos aquellos afectados levanten la voz en materia legal. Esto ocurrió en 2019 en el Estadio Jalisco, que triste que tres años de diferencia, no hayan servido.

Setlist de Guns N’ Roses en el Estadio Ciudad de México

1. “It’s So Easy”.
2. “Mr. Brownstone”.
3. “Chinese Democracy”.
4. “Slither”.
5. “Welcome to the Jungle”.
6. “Double Talkin’ Jive”.
7. “Live and Let Die”.
8. “Estranged”.
9. “Shadow of Your Love”.
10. “Rocket Queen”.
11. “You Could Be Mine”.
12. “Reckles Life”.
13. “Attitude”.
14. “Absurd”.
15. “Hard Skool”.
16. “Civil War”.
17. “Sorry”.
18. “Sweet Child O’ Mine”.
19. “November Rain”.
20. “Knockin’ On Heaven’s Door”.
21. “Nightrain”.
22. “Patience”.
23. “Don’t Cry”.
24. “Paradise City”.