Cine
Crítica de Spiderman: A Través del Spiderverso, la mejor cinta del arácnido
Quítate MCU, a un lado DC. Sony demuestra que el Spiderverse animado y el Spider-Man de Miles Morales son lo mejor que le ha pasado al género.
Cinco años han pasado desde que Sony entregara una sorpresiva cinta que generó una revolución en la animación a través de uno de los superhéroes más populares de la historia: Spiderman. Pero no, no fue el señor Parker, sino un chico de ascendencia latina que conquistaría a todos con un salto de fe, aquel cuyo nombre es Miles Morales. ¿Será que la telaraña se sigue extendiendo de buena forma a través del spiderverso?
De qué va Spiderman: A Través del Spiderverso
Miles (Shameik Moore/Emilio Treviño) está de regreso en la secuela de la saga ganadora del Oscar® Spider-Verse. Esta vez, el joven con raíces latinas residente de Brooklyn tendrá una nueva aventura épica que transportará al amigable vecino a través del Multiverso para unir fuerzas de nueva cuenta con Gwen Stacy (Hailee Steinfeld/Alondra Hidalgo), y así enfrentarse a un villano mucho más poderoso que cualquier cosa que hayan conocido antes.
Vamos por partes. Es sabido que esta aventura de Miles Morales llegaría mucho tiempo antes a cines y sería solamente una cinta. Sin embargo, la pandemia y otros detalles ocasionaron que el arco de este Spiderman se separara en tres partes sin necesidad de tener coches que desafían toda la física. Así, esta secuela funciona como un puente para un gran final, lo cual implicaba ya ciertos riesgos que todos asumieron, desde la producción, los directores, hasta los animadores y artistas de doblaje.
Era una vara alta de superar, siendo honestos. La cinta revolucionó de muchas formas el género con su predecesora, quitándole la deseada estatuilla dorada a Disney y mostrándole a otros estudios que un gran poder conlleva una gran responsabilidad. A pesar de todos esos retos, es increíble poder afirmar que esta continuación supera con creces a la primera, sumergiéndonos en el Spiderverso con una explosión de diversos estilos de animación, texturas y colores que vale la pena ver en la pantalla más grande posible.
Miles, Gwen y los demás: la insoportable levedad de ser Spiderman
Claro está que, en ese apartado técnico, no había manera de hacer algo menor a lo visto en el 2018. Pero es la historia y sus diferentes capas lo que le da riqueza a este multiverso animado de manera brillante. Mientras que la primera cinta era el origen de Morales aceptando ser el héroe de su ciudad, aquí Gwen Stacy cobra una relevancia muy importante desde el epílogo del filme.
Esos 20 minutos iniciales son una locura visual, pues observamos alrededor de Stacy un universo me emula ciertas acuarelas, que se deslava como si fuera algo liquido y, sobre todo, hay un exceso motivo rosa que forma parte de la identidad de ella. Y si lo visual no bastara, es esa breve reflexión de ser Spiderman y enfrentar la soledad que eso conlleva, además de su historia de origen, lo que funciona como la gran motivación inicial para meterse en líos dentro de los multiversos y, de paso, visitar a su único amigo, Miles.
Pero eso es apenas la punta del iceberg en el relato. Al volver a ver al Spider-Man de Brooklyn, con sus raíces latinas, cometiendo errores de adolescente y aprendiendo a ser el héroe que la ciudad le pide, una brecha comienza a creare entre él y sus padres. El sentimiento de extrañeza y el miedo por decir quién es en verdad son cuestiones que agobian a este muchacho con poco más de un año siendo el vecino amigable arácnido.
Aunado a esto, tenemos el regreso de un par de personajes como Peter B. Parker (Jake Johnson/Miguel A. Ruiz) y su bebé, ex mentor de Miles que tratará de guiarlo por el camino del bien nuevamente. Sin embargo, es Miguel O´Hara (Oscar Isaac/José Luis Rivera) , mejor conocido como Spiderman 2099, quien prueba ser un antagonista amenazante que proporciona una cuestión muy interesante acerca de lo que significa ser un héroe.
Mientras O’Hara y su Sociedad Arácnida lucen como los salvaguardas del multiverso arácnido y creen que ningún evento ‘canónico’, por trágico que sea, puede ser alterado o el universo se destruye, Morales pone en jaque esa visión. Es ahí donde la profundidad de este Spiderverso detona, pues Miles tratará de evitar que el fatídico destino llegue a su universo a su manera.
Pero de los nuevos aliados en la batalla por mantener la sagrada telaraña del multiverso, el que se roba cada momento es Spider Punk (Daniel Kaaluya/Óscar Garibay), un Spiderman de raíces hindús que está siempre contra el sistema establecido y al que no le gustan para nada las reglas, por más contradictorio que eso sea.
Aunque Miguel no es exactamente el tipo más amigable del barrio, sus intenciones duras son buenas. Pero la gran amenaza se cierne en La Mancha (Jason Schwartzman/Javier Ibarreche), un ex científico que pondrá a prueba al Spiderman de Miles y a todos los del multiverso, creando otra disyuntiva interesante acerca de la naturaleza del bien y el mal. ¿Acaso uno puede existir sin el otro? Todas esas disyuntivas se desarrollan a través de las capas del Spiderverso que no es tan complejo como el del MCU que ya ni piez ni cabeza tiene.
El diseño de ambos personajes resulta destacado. Mientras que O’Hara luce ese azul magnético con rojo clásico del arácnido, cuando las luces se apagan o comienza a ponerse muy de malas, se ve en tonos más oscuros. Ni qué decir de La Mancha, que a pesar de ciertos deslices por parte de Ibarreche en el doblaje, el diseño animado destaca por ser sencillo, en blanco y negro y volver a lo más sencillo del espíritu del genero: un punto y una línea.
La cantidad de referencias y sorpresas también es un plus en este filme de Spiderman. La ventaja de atravesar un multiverso es justamente esa: mostrar las distintas versiones, los diferentes destinos y, sobre todo, esa definición del canon que, al romperse, puede generar una anomalía a lo Spiderman: Sin Camino a Casa (Watts, 2022). Afortunadamente, siendo animación, los guiños a todos estos universos se vuelven por demás interesantes mientras los estilos de dibujo se enfrentan entre sí de forma armónica.
¿El doblaje mató a Spidey?
No podíamos dejar de hablar del tema más polémico alrededor de esta secuela y es el doblaje. Después de que Sony mostrara que mucho ‘star talent’ iba a estar presente en este filme, los fans y puristas se quejaron de que robarán espacio a otros que sí sabían hacer el trabajo. Pero, para ser honestos, las aportaciones de Andres Navy, Gaby Meza o Diana Su son meramente de pequeñas frases que no afectan en nada la experiencia del filme animado.
El que más peso llega a tener es, justamente, Javier Ibarreche, que aunque no es brillante si logra meterle un sentido de villanía a su personaje. Pero por otro lado, es innegable que Emilio Treviño resulta ideal para darle vida a Miles, mostrando una evolución interesante en su voz, carácter y drama, poniendo a esta versión de Spider-Man muy en alto. Ni que decir de Alondra Hidalgo o los demás que ocupan un lugar trascendente para que el filme mantenga su nivel en español.
Curiosamente, lo peor en el doblaje se encuentra en el esfuerzo que se loe pone a las voces latinas de los padres de Morales, especialmente con Río, que a veces suena demasiado excesivo, poco natural y de risa o de algunos detalles en la sincronización de los diálogos por parte de Alex Montiel y su Buitre medieval que se perciben ante miradas (u oídos) muy exquisitas.
Fuera de esos detalles, este viaje a través del Spiderverso con Miles Morales y compañía supera en todo sentido a la anterior, marcando la pauta de lo que será un desenlace a todas luces épico y en el que Spiderman tendrá que dar más que un salto de fe para poder terminar bien parado del posible desastre inminente. Estamos ante una de las mejores cintas que ha propuesto este año, salvando al genero de superhéroes del aburrimiento y posicionando a Miles como una promesa para el mundo arácnido.