Pólvora Live
El Tri entre ruedas, claxonazos y chelas
Lora y El Tri de México se encargaron de rocanrolear la suspensión de tu nave
Fotos: Mario Valencia/Daniel Márquez
Se llevó a cabo un autoconcierto más, ahora tocó turno de El Tri, quienes tras un breve retraso, hicieron brincar y rocanrolear a los presentes en el Foro Pegaso. Pero antes de todo, vamos por partes.
Y de una te decimos que el concierto, aceptable por cierto, será más un hilo conductor pues no nos enfocaremos sólo en ello. Avisados están.
Horas previas al show
La llegada al Foro Pegaso es lo de menos, pero una vez ahí, te encuentras vendedores caminantes ofreciendo playeras, gorras y hasta cubrebocas, todos con algo referente a El Tri.
Si no compras o no traes barbijo y gel antibacterial, el personal de la entrada al Centro Dinámico Pegaso te regala un kit sanitizante con lo necesario para respetar las medidas de higiene, las cuales, por si no te las sabes, te las presentan en una hojita (vaya gasto de papel pero #PuebloMexa que ni con eso aprende).
También le dan una pulsera al conductor designado, para que el alcoholimetro a la salida pueda detectar fácilmente si respetó el puesto de salvaguardar la vida de los acompañantes o le valió 3 kilos de machito.
¿Puedo meter cosas de contrabando? Obviamente no, pero la revisión al interior del carro es “por encimita” y se centran en la cajuela; ya si llevas alguna maleta o bolso, te pedirán que te orilles y muestres el contenido.
Te estacionan según vayas llegando a la zona que indica tu boleto, de forma escalonada para que haya sana distancia hasta en los automóviles.
Tiempo de espera
Si no llueve como fue el caso de este autoconcierto de El Tri, puedes bajar de tu carro, estirar las piernas y ver el acomodo del escenario, todo esto junto al coche o bien, en la parte frontal del mismo. Si acudiste en camioneta tipo pick-up, la caja fue tu mejor aliado.
Durante ese lapso, pudimos obversar los carros custom, clásicos y hasta estilo carreras que fueron invitados. Podías tomarles foto y hasta posar junto a los mismos. Sí, eso fue lo más relevante hasta que la lluvia apareció. De ahí, a esperar que las bandas abridoras comenzaran.
Desde el primer momento, los vendedores autorizados se acercaban a ti para ofrecerte playeras, máscara y cubrebocas oficiales de El Tri, además de alimentos, preparados higiénicamente en los food trucks. La atención por el personal de venta fue inmejorable.
Los precios están pensados para que acudas con mínimo 4 personas y repartir gastos, porque van desde los $500 hasta los $3000 para el combo botella, bebidas gaseosas y botana. Lo random, es que puedes pedir champaña y al mismo tiempo echarte unos fruti lupis por $2700 pesos.
Abridores
¿Qué es un concierto de El Tri sin algo bien extraño? Unos morros que hacen beat box fueron los encargados de prender motores, llevándonos por un repaso musical a lo largo de los tiempos. Al principio estuvo bien, la gente brincaba, chiflaba y hasta tocaba el claxon, luego se volvió una mala broma que nadie peló.
Tocó el turno para Wartime Bloom, dúo de rock progresivo bien rudo que lograron tener al público con la mirada al escenario. Jordi y Santi tocaron rolas de su EP Woman y mostraron tener gran futuro en la escena, ya que traen una energía brava sobre el entarimado. Fueron aplaudidos y vitoreados a claxonazos.
Para cerrar, Railrod en su segunda fecha de autoconcierto. Heavy metal mexicano que durante 30 minutos mostró sus dotes e incluso nos dio un mensaje alentador para seguir luchando en esta combi llamada vida. “Pasé por malos momentos, pero aquí estoy, abriéndole a El Tri“, con eso se llevó vítores, luego se la mentaron por decir que el público estuvo más prendido con Moderatto.
Todo por el rocanrol
Ahora sí, pasaditas de las 9:30pm. las pantallas y sonido del Pegaso retumbaron con “El Tri somos todos, todos somos El Tri“, rolita de la campaña por redes sociales que la banda ha realizado para estar en contacto con sus seguidores y más en estos tiempos de pandemia covidosa.
Alex Lora tomó el micrófono y el grito atorado durante seis meses salió de su garganta, ‘¡viva México, cabrones, y que viva el rocanrol!‘. Los acordes de “Somos la raza más chida” dieron por iniciado el concierto. Para esos momentos, más del 50% de asistentes estaban fuera de sus carros, sin sana distancia entre ellos pero eso sí, con el cubrebocas bien puesto.
Y si ustedes pensaban que ibamos a tirarle sólo al público, están muy equivocados, también hubo varias personas que escudándose en la frase ‘soy prensa‘, se brincaban las cadenas divisorias y se acercaron lo más posible al escenario. Los pocos elementos de seguridad no pudieron detenerles. Todo mal, y luego nos andamos quejando.
A pesar de esa falta de respeto a la distancia de 1.5 metros entre persona y persona, la mayoría de los asistentes terminaron por regresar a sus autos por el frío, un clásico del Foro Pegaso y de Toluca en general. Claro, los que andaban calientes por el alcohol en sus venas, anduvieron deambulando entre los autos, charlando, brincando y cantando con desconocidos igual de jalados.
El Tri interpretó varios éxitos, desde “Nunca digas que no“, “Perro negro y callejero“, hasta “San Juanico” y “Santa Martha“, sin olvidar “Héroes de Blanco“, dedicada a todo el personal de salud que lucha para salvar vidas y mantener a raya al coronavirus.
El ambiente
Sin duda un autoconcierto es algo nuevo para todos, pero no se puede comparar a un evento donde estás pegado el uno con el otro. A pesar que por muchos momentos y zonas del recinto, parecía que no existiera un virus acechando al mundo. Incluso Lora pedía que tocaran el claxon pero al no ver respuesta, aplicó el ‘no los escucho cantar‘.
Por si fuera poco, la cantidad de asistentes se ve bastante reducida, pues pocos eran los que metieron 4-5 personas en sus carros. Sin contar que a la mayoría la ubican en la zona 1, donde mayormente se mantuvo Lora, dejando a los de zona 2 con pocas oportunidades de verle hacer sus movimientos pélvicos al momento ‘prau, prau‘ del “Muchacho Chicho“.
Conclusiones
El concierto de El Tri en el Foro Pegaso pudo ser mejor, pero también pudo ser peor. El audio tuvo ciertos problemas por momentos y los autos más alejados del escenario tuvieron un retrazo en las bocinas.
La fórmula ya se encuentra gastada, cientos de canciones tiene El Tri y Alex Lora sigue echándose ese popurrí de rolitas rancheras que todos aprovechan para ir al sanitario (muy limpio por cierto, hasta parecían del Sanborns de San Ángel) o charlar con el de a lado.
Y si quieres saber si estuvo lleno el evento, no, no lo estuvo y antes de comenzar parecía que iba a estar más vacío que el corazón de tu ex, pero no fue así. Tuvo una entrada aceptable.
Los autoconciertos son una medida transitoria para reactivar la industria, sin embargo, parece que su vida será corta pues muchas personas aún están renuentes a esta modalidad de eventos.