El Haragán: 32 años de rock en el Auditorio Nacional

El segundo mes comienza y el 2022 ya nos augura mejores tiempos con los conciertos que cada día se sienten con más fuerza en la ciudad. La noche del 3 de febrero el Auditorio Nacional, imponente como siempre recibió una oleada de fans contentos y llenos de emoción por festejar por fin los 32 años de trayectoria de El Haragán y Cía.

Familias completas y varias generaciones juntas desfilaron por el lobby del Auditorio, todos portando por lo menos una camiseta o chamarra con el distintivo de su banda favorita. Botas, plataformas, estoperoles, largas cabelleras y chamarras rockeras engalanaron la estancia previa a la celebración. Esa vibra y felicidad que solo el rock urbano te genera podía sentirse en todo el auditorio, que en cuestión de minutos se abarrotó.

El Haragán y Cía en el Auditorio Nacional

En punto de las 8 pm abrieron el show con una buena dosis de rock. Aproximadamente 40 minutos después la obscuridad se hizo presente y solo una luz blanca apuntó al centro de las butacas del primer nivel del Auditorio. De pronto la inconfundible voz de Luis Álvarez se escuchó en la inmensidad y el músico apareció con guitarra en mano cantando a todo pulmón “Basuras”. De inmediato los fans se arremolinaron a su paso para acercarse lo más posible y por lo menos conseguir un saludo fugaz o una selfie improvisada con su ídolo. Luis continuó su camino al escenario escoltado por su fiel público mientras entonaba “Saber Amar”, “Y Es por Eso Que Me Voy” y “Alejandro”.

Finalmente El Haragán y Cía. aparecieron bien plantados en el escenario y el público los ovacionó de pie. El músico, ataviado con un pantalón negro brilloso, botas de combate y un saco de estilo vampírico lucía muy feliz. Saludó y agradeció la presencia de todos los rockeros y apasionados seguidores, para continuar al grito de ¿Quieren rockanrolear? con más clásicos como “La Perra Brava” y “El Chamuco”.

“2 largos años y 30 años de ensayo para estar en este escenario”.

Luis Álvarez

En ese punto del concierto llegó la hora de que se presentaran los invitados de lujo, los que inauguraron esta parte del show fueron Ale y Pedro de Triciclo Circus Band para interpretar “Jesucristo del Barrio”.

El homenaje del Haragán a los caídos

La velada siguió su curso con la energía del público y los músicos a tope, hasta que Luis hizo una pausa y le dedicó unas palabras a todos aquellos que se nos adelantaron en el camino. “No Estoy Muerto” resonó hasta el techo del auditorio. Y el mood del recinto cambió por completo, el público coreó hasta el cansancio “No estoy muerto, simplemente estoy durmiendo”. Mientras una proyección mostró a aquellos músicos que ya murieron, como Lalo Tex, Charlie Monttana, Pau Donés, Rita Guerrero, por mencionar solo algunos.

Por su parte, los fans aplaudían y gritaban a cada uno de los grandes que se fueron, otro cuantos contenían las lágrimas al recordar y escuchar la dedicatoria a las víctimas de la pandemia. Pero ese homenaje apenas iniciaba, el buen Sax de La Maldita Vecindad fue recordado por Luis Álvarez, quien señaló en todo momento el cielo. A continuación la pantalla del escenario mostró una fotografía del músico y la banda se arrancó con “Kumbala”.

Estos 32 años de El Haragán contaron con la presencia de varias estrellas, como El Guadaña de la Banda Bostik para el tema “Llamarada de Petate” armando un slam en las primeras filas, más tarde su hijo Moy estuvo en “Juan El Descuartizador”; Pocholo también apareció y Kenny deslumbró con su roja cabellera en el tema “Sé Mujer”.

En la recta final del festejo llegaron Alex y Celia Lora para cantar con su viejo amigo “Él No Lo Mató” y “Piedras Rodantes”. Y por último el dueto junto a Rubén Albarrán de Café Tacuba con “La Muñequita Sintética”. Luis Álvarez no se notaba cansado, al contrario todavía tuvo energía para ofrecerle otras tres rolas a sus fans: “Morir de Noche”, “Aburrida La Vida” y una con especial dedicatoria para su padre, “En los Años 30”.

Ahora sí, llegó el momento de decir adiós y El Haragán despidió su gran noche con un encore histórico. Subió a todos sus invitados al escenario y cantaron al unísono “A Esa Gran Velocidad”, el recinto aplaudió de pie, solo se veían cientos de manos al aire… Fue realmente una imagen muy emotiva para el rock urbano.