Cine
Desconectada: la mejor comedia de suspenso para centennials
Después de una interesante propuesta con Buscando, Desconectada busca ahondar más en el miedo a la tecnología pero lo hace de formas absurdas
La tecnología puede ser usada como una señal de amenaza ante el abuso y exceso de sus herramientas. Y es peor cuando a la generación ‘centennial’ la pones a enfrentar sus cuestionables apegos a la misma, algo que sucede en Desconectada, un spin off de una gran cinta de suspenso que aquí se convierte en una entretenida pero muy absurda farsa.
De ir Buscando a estar Desconectada: el universo del suspenso tecnológico
Fue en el 2018 cuando el guionista y director Aneesh Chaganty, hindú de nacimiento, presentó un interesante thriller tecnológico en el que un padre utilizaría todas las herramientas posibles para localizar a su hija desaparecida en Buscando… (2018).
Bajo una propuesta interesante donde el cineasta explotaba los pros y contras de estos instrumentos de uso diario como las redes sociales, las cámaras o el email, encontraba un balance entre lo realista y lo terrorífico de estos medios, creando una historia eficiente que causó sensación en la audiencia por su innovadora forma de presentar los miedos y peligros que residen en ellos.
Cinco años después, ahora de la mano de la dupla conformada por Nicholas D. Johnson y Will Merrick, llega Desconectada, ópera prima de este dúo que también escribe el guion donde el enfoque da un giro con respecto a lo presentado en la anterior cinta de este curioso universo cinematográfico al poner al frente a la adolescente en vez del adulto para hacerse cargo de una nueva búsqueda pero ¿funciona esto?
Centennials al rescate: del realismo a la farsa en Desconectada
La premisa de este spin off presenta a June (Storm Reid, Euphoria y When They See Us), una joven experta en el multistaking de las redes cuya relación con su madre, la viuda Grace (Nia Long), no es tan buena que digamos. Cuando ella se va de viaje de placer a Colombia con su nueva pareja, Kevin (el siempre malandroso Ken Leung) y no regresa, June tendrá que hacer lo imposible por encontrarla o saber qué fue de ella.
Desde el inicio, este suspenso sienta las bases nuevas de Desconectada. Primero, una secuencia inicial clave a través de una grabación que resulta pieza clave del rompecabezas posterior, para después presentarnos cómo June se pasa la vida conectada a todo, su celular, su computadora, incluso dejando abierta la señal de su cámara para que el espectador sea testigo de sus interacciones privadas.
Gracias al carisma de Storm Reid es que la cinta mantiene el interés y vive la ‘tensión’ que se va desarrollando poco a poco con giros de tuerca muy descabellados. Y es que si bien June es una chica inteligente o, por momentos, una sabelotodo bastante arrogante que es capaz de opacar a cualquier policía o detective privado (ni Nancy Drew es tan fregona), el horror generado por el alcance de las herramientas electrónicas choca con la fantasía exagerada de la historia.
A través de su tremenda astucia salida de la nada, la adolescente hace su investigación propia con ayuda de un compinche por contrato de 8 dólares la hora, Javier (un hilarante Joaquim de Almeida), entre otras ayudas involuntarias, va desmenuzando el misterio detrás de la desaparición de su madre, manteniendo cierta tensión hasta que todo se torna predecible sin necesidad de que un Tik Toker analice las capas de un misterio sin resolver.
Desconectándose del suspenso: los pecados de Desconectada
Es en su construcción moderna del suspenso que, a diferencia de Chaganty, la historia de estos dos primerizos, asesorados por el coguionista del primer filme, Sev Ohanian, pierden la línea realista para caer una y otra vez en una exageración fantasiosa que se convierte en algo más cómico que de suspenso, alejándola de lo que Buscando… había conseguido anteriormente.
A pesar de los nobles intentos de Nichols y Merrick de jugar con el elemento de la predominancia tecnológica, algo en lo que sí logra desmarcarse de la anterior cinta de este universo es la voracidad que estos medios generan, creando teorías de conspiración entre Tik Tokers y streamers buscando 15 minutos de fama hablando de lo que no les incumbe y desconocen por completo.
Pero esos chispazos de realidad, como en esa primer ahora de película donde la tensión se siente más auténtica antes de un giro de tuerca donde, cual canción de Emmanuel, todo se derrumba, no bastan para que al final este filme se sienta como un gran chiste involuntario acerca de cuidar tus contraseñas y tratar bien a tus progenitores antes de que sea demasiado tarde.
Al final, Desconectada irónicamente se desconecta de esos terrores reales que la tecnología tiene y los presenta a una generación que ya no teme a nada más que a perder seguidores en Facebook e Instagram, dejando de lado el punto humano de la historia para otra ocasión, pues esa subtrama acerca de las familias rotas y la dependencia de las redes se convierte en un gran gag bastante olvidable cuando debía ser el corazón mismo de este thriller.
Afortunadamente, con todo y sus problemas narrativos, Desconectada no deja de ser un filme entretenido que puede impactar a las nuevas generaciones a pesar de lo absurdo de las situaciones presentadas, convirtiendo al filme en un thriller ideal para ellos o simplemente en la mejor comedia de suspenso jamás hecha para los centennials.