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Reseñas Discos

NOGATO, una refrescada española a la escena pop punk

Esta banda madrileña se atrevió a darle un giro espectacular al género que muchos, por lo menos en México, ya creíamos bien muerto.

Gustavo Azem Martínez

Publicado

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Nogato

No es común encontrar cosas relativamente nuevas en géneros musicales exprimidos hasta el cansancio. Generalmente hay que irse a otros países, conocer otras escenas y andar preguntando. A veces te caen cosas buenas al repertorio, la mayoría del tiempo no, pero que se rinde pierde.

Hoy fue uno de esos días. Andaba yo tirando el math rock, el post hardcore y algo de happy punk a nivel novedades, cuando se atravesó en las recomendaciones del Spotify, hasta el último rincón de la sección ‘más artistas relacionados’, una banda española, de Madrid, que se hace llamar Nogato.

¿Por qué mi curiosidad me llevó a darles play? El fenómeno es interesante y alguien debería darle estudio. “10 estrategias sencillas para que tu banda llame la atención”, podría ser el título de esa pinche nota. Órale, róbensela, se las regalo.

En fin, la verdad no sé. A estas alturas ya no tiene importancia porque lo verdaderamente valioso no es el truco para llevarme hasta su perfil, su música habla por sí sola.

Directo al análisis: así suena Nogato, la banda que refrescó al pop punk

Nogato es un cuarteto que se describe a sí mismo como emo/punk, pero están un poco lejos, a mi parecer, de encajar en ese género (bueno, cada quien se etiqueta donde quiera, yo no soy quién para decirles lo contrario).

Claro, tampoco es que tengamos muy buenos antecedentes en México. Su estilo está un poco más enfocado a lo que aquí llamamos Pop Punk; ese último intento por hacer que el férreo, atascado y apestoso punk entrara por las venas de las nuevas generaciones, que funcionó, pero se exprimió hasta que varias aberraciones irrumpieron en la escena. Prefiero ahorrarnos los nombres.

Aunque también podríamos aventar su rollo, al menos compararlo, con la onda que traen mexicanos como Trve Friends, Don o Camiches.

Son punk rock en esencia, pero suenan limpio, bonito, cantan bien y son niños nice, al menos de primera impresión. Nogato, sin embargo, logró revitalizar el género que al menos en México, está más muerto que la credibilidad de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa.

¿Cómo consiguieron darle un giro a la wea que Massapan, Allison o Delux tocaron hasta el cansancio y siempre sonando todos iguales entre ellos? Pues le metieron unas buenas pinceladas de post rock, le derramaron encima algo de emo bien influenciado, le amontonaron math.

Digamos que le quitaron pedantería, le restaron mérito a la imagen, le dieron mucho protagonismo a la música y pusieron todo su empeño en escribir mejores letras.

Al principio te puede sonar un poco raro la mierda que lees, pero cuando reproduzcas el primer disco de Nogato me vas a entender un poco. La placa homónima fue lanzada en 2019. Puedes encontrarla con facilidad en servicios de streaming como Spotify o bandcamp.

Su primer disco, el principio de algo que debería durar para siempre

‘Ciudad grande’ tiene la enorme responsabilidad de abrir el disco. Es la canción clave, la que te anima a seguir con la reproducción o de plano cambiarte a tus discos favoritos de Black Sabbath.

Desde su arranque notamos que se trata de un punk rock mucho mejor ejecutado que cualquier proyecto promedio. Adiós a las estructuras facilitas, adiós a las letras vacías y los coros pegajosos. Casi todas las canciones duran menos de dos minutos con 30 segundos. No hay coros innecesariamente largos para cumplir el stablishment, no le meten solos desalmados ni movimientos acústicos. Lo suyo es llegar y darle, pero darle bien fuerte.

La música de Nogato está hecha para sacar desde tus entrañas todo el estrés acumulado, todas las frustraciones, los problemas. En vivo deben ser una máquina de matar, me encantaría verlos.

Así son sus letras. Encontrarse a sí mismo y dejar de sufrir para hacer únicamente las cosas que te hacen feliz es la constante de cada tema. Son reflexivos, positivos, buena onda, pero sin ser ñoños.

“El arrepentimiento” es, quizá, la mejor canción del disco y marca la pauta para darle mucho más duro a sus instrumentos. A partir de la tercera canción se vuelven completamente locos.

“Empieza micho” es lo más punk que vas a escuchar en el álbum. Es una rola que va directo al grano. En apenas un minuto te gritan al oído que te dejes llevar en la vida, dejes de hacer planes idiotas y no intentes arrastrar a tu miseria a otros que ni la culpa tienen. Todo acompañado de tamborazos infernales.

“Nada” es un descanso. La única balada del disco, pero es una ternura engañosa. El trasfondo es crudo como los riffs después del coro. Se trata de la calma que llega después de la tormenta. Es tocar fondo.

“Demasiado tarde, todo se acabó. No hay nada que hacer, ¿para qué? No voy a buscarme una solución con caducidad otra vez, no voy a resistirme ni un segundo más, si quieren arrastrarme hoy lo conseguirán…”

Ah, pero luego te dan un levantón con “Tan cerca en el parque de las atracciones”. Nunca te dejan caer por completo. Hasta la música es más feliz, te rescatan de la mierda que ellos mismos te provocaron en la cabeza.

“Y caí pero he vuelto y gracias al dolor ahora soy como merezco y puedo imaginar cómo dices lo siento….”

En “Huesos” hay una mayor experimentación con su parte más instrumental. Tiene letra, pero no es relevante (tiene un gran mensaje, por cierto) porque los momentos donde solo te ofrecen música son magistrales.

No sé si “Al menos” fue la mejor canción para terminar este disco. No me mal entiendan, la música en general tiene unos toques punk macizos y riffs clásicos del math rock japones, pero muy pesimista. ¿Tanta buena onda para que al final se depriman por amor? Chale. Bueno.

Aquí les dejo este disco que se lleva de calificación un tremendo NUEVE:

La otra cara de la moneda

Pero la experiencia de Nogato va más allá de la música. La banda complementa su concepto con un Tumblr donde comparten el arte de cada cartel con los créditos y redes sociales de cada artista, conectando así su trabajo con el de una comunidad que muchas veces no es valorada en la música: los diseñadores.

También tienen un fanzine chidísimo. La idea es retratar, en forma de un “querido diario”, experiencias que vive la banda durante sus giras, así como un combo de fotografías (donde muchas veces incluyen a sus fanáticos) como un recuerdo gráfico de sus aventuras.

No sé cada cuantos días, semanas, meses o años piensan estrenar uno nuevo, pero esta clase de material fuera de la música se agradece de verdad. La industria lo ha olvidado poco a poco.

Periodista musical egresado de la UNAM; ahora editor SEO, reportero y fotógrafo de esta H. revista digital, con más de siete años en el mundo de las notas, reseñas y opiniones de la industria musical. Interesado cien por cien en la búsqueda de nuevos sonidos, tendencias y datos históricos.

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