Reseñas Discos
Más de 30 años de 101, el concierto de Depeche Mode
La noche del 18 de junio de 1988 Depeche Mode se presentaba en Rose Bowl en Pasadena, California, para concluir el Tour For The Masses
La noche del 18 de junio de 1988 Depeche Mode se presentaba en Rose Bowl en Pasadena, California, para concluir el Tour For The Masses que iniciara en el 22 de octubre de 1987 en Madrid, y que los llevaría por primera vez a visitar Checoslovaquia (antes de la separación), Austria y Alemania Oriental (antes de la unificación).
Lejos estaban de imaginarse que no solo era el último concierto de la gira, sino que se convertiría en su primer material en vivo que sería comercializado bajo el nombre que se le ocurriera a su virtuoso extecladista Alan Wilder, 101. Su modesto presupuesto de 600,000 dólares no sería un obstáculo para convertirse en uno de sus trabajos más ambiciosos hasta la fecha considerado como una de las joyas audiovisuales de su repertorio.
Además de ser un álbum en vivo (doble), también se aventuró a inaugurar el formato concierto-documental bajo la dirección de D. A. Pennebaker (artífice de “Don’t Look Back” para la gira de Bob Dylan o el Monterey Pop, entre otros) que nos muestra algunos extractos de su concierto en el Rose Bowl. Por causas desconocidas hasta hoy, no todas las canciones del álbum vienen en el DVD (mucho menos en el VHS ni en el láser disc), aunque si podemos encontrar entrevistas con los integrantes de la banda y un vídeo en vivo de “Everything Counts”.
Music for The Masses fue el álbum causante de esa gira y marca el deslinde con su sonido industrial previo gracias al gran trabajo de estudio realizado por Wilder, así que aprovechando la sinergia del éxito del álbum en la venta de entradas para los conciertos y la hazaña de hacer un “sold out”.
El documental inicia con una conferencia de prensa, donde los de Basildon anuncian el concierto, también se ve desde el prisma de unos fans que ganaron en un concurso radiofónico, el poder acompañar a la banda durante su gira estadounidense. Es justo el momento que supuso el punto de inflexión para Depeche Mode, que a partir de aquí ya entraba en las grandes ligas de los conciertos masivos.
101: El mítico concierto grabado en el Rose Bowl
Con “Pimf” como intro gótica (uno de sus pocos temas instrumentales), va preparando al público, mientras, cada uno de Depeche Mode espera tras bambalinas. “Behind The Wheel” da el disparo de salida a lo que se convertiría en su directo más famoso, que disfrutar bastante, como se percibe en esas miradas cómplices entre Dave Gahan y Martin Gore, iniciando un viaje epopéyico. le sigue el legendario “Strangelove”, melódico tema de tintes sadomasoquistas.
No era muy frecuente en esa época, pero Martin tiene sus momentos de solista en las calmadas “Somebody” y “Things You Said”, en contraposición con un Gahan que es adrenalina pura hecha espectáculo sobre el escenario, Gore se muestra más reservado incluso dulce, características que se adaptan muy bien a estos clásicos.
Con una exquisita sincronía, van alternando singles de (Speak and Spell, Some Great Reward, Black Celebration) con los de Music For The Masses, creando una atmósfera sonora llena de oscuridad, erótica que Gahan logra, transformar con éxito en alegría contagiosa, elevando al estatus de himno “Never Let Me Down Again”, haciendo que el público mueva hipnóticamente las manos de un lado a otro, ritual que hasta hoy se repite en cualquiera de sus conciertos.
El concierto número 101 supuso una vuelta de tuerca para Depeche Mode contra todo pronóstico, pues aun cuando tenían buenos directos, no lograban despegar, no eran un grupo mega vendedor de entradas como lo demandaba la industria para convertirlos de una vez por todas en mito. Su éxito se debía en gran parte que sus fanáticos estadounidenses provenían de zonas marginales, para los que DM era un grupo de culto, y fueron esos los que abarrotaron el Rose Bowl en tiempo récord (las entradas se agotaron a unas horas de salir).
Cierra con una apoteosis total en la interpretación de “Everything Counts”, donde 86,000 fanáticos corearon al unisonó el éxito de 1983 ante a una banda que los miraba atónita, Dave Gahan se despedía de las masas. Ya de regresó a su camerino con una toalla al cuello, tomó asiento y rompió en llanto en uno de los momentos más paradójicos de toda su carrera pues era una de sus noches más gloriosas que jamás haya tenido.
Años más tarde Dave explicaría que aquellas lágrimas en el camerino reflejaban su temor a que todo hubiese terminado, pero mientras el lloraba, afuera se vendían miles de camisetas blanquinegras, posters y toda clase de mercancías del legendario concierto 101. Por su parte Jonathan Kessler contaba los cientos de billetes, el staff sonreía y el pequeño grupo de Basildon daba otro paso más para convertirse en leyenda.
101 marcó el final de una era y el bofetón definitivo para sus detractores, que constantemente cuestionaban su trayectoria, y preparaba el camino hacia la inmortalidad con Violator. Más de 30 años han pasado desde entonces pero cada que lo vuelvo a escuchar, regresa la misma sensación de electricidad, emoción y sí, de cierta envidia por no haberlo podido vivirlo en su momento, no solo por la falta de dinero sino porque entonces México no figuraba en el mapa de sus giras.