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Andrés Calamaro llenó la ciudad de vísceras, sangre y pasión desde su concierto en el Teatro Metropólitan

En la CDMX, El Salmón estuvo muy, pero muy por encima de cualquier expectativa

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Andrés Calamaro está muy lejos de ser lo que todo el mundo espera, pero no de malas. Me refiero a que siempre ha en contra de todo stablishment, en la composición de sus discos, en sus letras, en sus bandas, hasta en la propia industria, donde no se ha ganado su nombre con base en otra cosa que no sea el rocanrol. El Teatro Metropólitan claro que no fue la excepción, pues como todos los días, no hizo nada de lo que esperaba su gente.

Andrés Calamaro en el Teatro Metropólitan. Foto: Pólvora

Andres Calamaro desde el Teatro Metropólitan, vísceras es lo que hace falta

Es un Andrés absolutamente rocanrolero, eléctrico, de cuatro instrumentos sobre el escenario, que parece simple a primera vista, sencillo, minimalista, y obsoleto. Puede ser, pero hace falta meterte no sólo en las canciones, en los ritmos, melodías y armonías, hay que escarbar hasta los adentros de cada uno de los músicos, meterte en su cerebro, en corazón, en sus pulmones y hasta en su hígado, en sus intestinos.

Porque para hacer lo que hicieron Andrés Calamaro y compañía, hacen falta vísceras, mente fría y corazón caliente. Hace falta traer fuego en las manos y sabor en las piernas.

Quién se trepa en el escenario sin importarle su propia historia, únicamente siguiendo los impulsos del tiempo presente, y lo que le dicta su estado de ánimo; ¿clásicos, eso qué es? Hay que tener valentía, trabajo, pasión, vocación y cultura para reinventarse, para tocar todos los días algo diferente, todos los conciertos algo variado, todos los años algo trascendente. Por eso en el Metropólitan, hubo no sólo canciones nuevas, y temas de siempre, también sonidos novedosos, crudos, y autodestructivos, distorsionados al máximo límite, que parecieran comerse por dentro los monitores.

Andrés Calamaro en el Teatro Metropólitan. Foto: Pólvora

Andrés Calamaro: alta suciedad, no apta para todo público

Debo apuntarlo, es un concierto no apto para todo público, porque a veces, el propio Andrés deforma, separa, pulveriza y vuelve a unir las piezas que le quedaron en una canción, se sale de tiempo, canta a sus anchas, aumenta la velocidad, la disminuye, comparte el protagonismo con sus compinches, y deja que al igual que él todos hagan a sus anchas. Jamás te acostumbres a un Calamaro escuchado en disco, ni esperes un copy paste del estudio, porque entonces no has entendido nada de sus aportes al arte.

Es como viajar a esa época que tus papás llaman del “verdadero rocanrol”, cuando dominaban el panorama Chuck Berry, Little Richard, The Rolling Stones, The Beatles o The Kinks , que le daban un peso muy grande a la maestría musical y el dominio del instrumento. A qué todo fuera explosivo y espectacular. Puritito sexo, drogas, rocanrol.

Andrés Calamaro en el Teatro Metropólitan. Foto: Pólvora

Un guitarrista virtuoso que no da lugar a piezas lentas, de gran poder en las cuerdas, mucho riffs y solos despampanantes que adornan piezas que jamás pensaste escuchar en un estilo blues bien estruendoso, bien sesudo. En el bajo un cabronzuelo de las figuras con los dedos, un estupendo marcapasos que aunque nunca gana la misma relevancia de sus camaradas, les sigue el paso muy de cerca junto al replicar de los platillos, y el eco de los tambores. Un baterista bien insano que le pega con mucha rudeza, bien enojado con la vida.

Pero el concierto, sin duda, se lo llevan los teclados. Es el director de la orquesta, quién maquina todo el funcionamiento de la cajita musical. Desde ahí parten la adrenalina, el baile, las palmas, el meneo, el cabeceo y el sentimentalismo, la pasión, agarrarse de a cartoncito entre parejas, y abrazados echar un danzón en lo que se cantan al oído unos temazos. A veces es muy rock n roll, otras muy psicodélico, pero también muy cumbiero, de fiesta al tope. Trabajo escencial que le ha dado un toque bien multi géneros a esta gira, que rescata un poco el formato melómano y oiginal de Calamaro, del que pretendió privarnos en este concierto, pero dejo ahí una que otra pista.

Andrés Calamaro en el Teatro Metropólitan. Foto: Pólvora

Un adiós a los que fueron, un saludo a lo que está por venir

Y Andrés Calamaro se fue del escenario entre aplausos, gritos, ovaciones, porras, halagos, pero compartiendo solamente un cachito de esa felicidad extrema con sus compañeros de vida, quienes nos dejaron mucho antes del tiempo que creímos tenerlos entre nosotros. Desde Pappo, hasta Gustavo Cerati. Desde Luis Alberto Spinetta, hasta Sandro. Unos capos todos, argentinos, revolucionarios. De características, sino iguales, por lo m nos muy parecidas a las del Salmón.

Son ellos el semillero que forjó a las estrellas de hoy, que ya inspiran a los rockstas del mañana, escuela para todos artistas por nacer. Genios que le trajeron, le traen y le traerán a los amantes de la música, una alegría eterna escrita en pentagramas, que ni el tiempo podrá enterrar.

El museo del rocanrol al que pertenece, sin duda alguna, en Salmón con su nado siempre a contracorriente.

Setlist de Andrés Calamaro en el Teatro Metropólitan. 10 de octubre de 2023

  • Outro/Input
  • Cuando no estás
  • A los ojos verdades afiladas
  • Me arde
  • Rehenes
  • La parte de adelante + Loco + Corte de huracán
  • My mafia
  • Los aviones
  • All you need Is pop
  • Estadio azteca
  • Para no olvidar
  • el salmón
  • Alta suciedad
  • Maradona
  • Tuyo siempre
  • Mi enfermedad + todavía una canción de amor + te quiero igual + dulce condena
  • Mis documentos
  • Flaca
  • Paloma
  • Crimenes perfectos
  • Los chicos

Periodista musical egresado de la UNAM; ahora editor SEO, reportero y fotógrafo de esta H. revista digital, con más de siete años en el mundo de las notas, reseñas y opiniones de la industria musical. Interesado cien por cien en la búsqueda de nuevos sonidos, tendencias y datos históricos.

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