Cine
Pola Weiss, el legado experimental de una artista brillante
Dentro del marco de DocsMX y después de un aplaudido paso por el Festival Internacional de Cine de Guanajuato de este año, llega un documental acerca de una importante artista innovadora como lo fue Pola Weiss, vista desde una óptica que busca no sólo revivir su memoria, sino rendirle un sentido tributo a su incomparable creación del videoarte.
De qué trata Pola Weiss
La artista Alejandra Arrieta decide retomar la obra provocativa y altamente lúdica de Pola Weiss durante las décadas de los setenta y los ochenta. Pionera de la expresión conocida como videoarte, su actitud vital y trasgresora dejó una herencia a toda una generación de cineastas o, como ella decía, teleastas, centrados en lo experimental, mostrando que la televisión, el video y el arte pueden convivir de buena manera.
Una de las principales virtudes de este proyecto es la forma en que se construye como si fuera una de las piezas de Weiss, pues Arrieta usa todos los elementos y recursos que la auto denominada ‘venusina’ usaba en sus creaciones, dándole al documental una esencia única donde se percibe la marca de Pola visualmente, casi como un ejercicio de viodeoarte mismo que se siente creado por ella misma.
Utilizando recursos como la misma edición, la fotografía o los efectos visuales derivados de lo análogo, el documental de Pola Weiss se convierte en una experiencia que amplía no sólo la curiosidad acerca de las formas transgresoras o experimentales que ella imaginó desde hace décadas, sino que se convierte en un ejercicio mismo de cómo la tecnología puede ser usada a nuestro favor para crear un arte que sea autorreferencial, sensorial y para nada convencional.
Alejandra toma la decisión creativa de, a través de ese estilo estético, ir contando la historia de esta artista tachada de loca, irreverente y demás, pero que innegablemente era portadora de un gran ingenio que jamás encontró comprensión o eco en su momento. Desde su vida personal hasta su despertar artístico, así como la apegada relación que tuvo con su padre y los testimonios de amigos cercanos, la directora va tejiendo una biopic que más bien se siente como un autorretrato de Weiss.
Otro punto destacado del documental es la narrativa en voz en off con la voz de la misma videoartista, obtenida a través del material de archivo que forma parte del patrimonio que cuida su familia así como un interesante uso de la inteligencia artificial pues la directora pensaba usar su voz grabada como la narración, pero a través de esa herramienta consiguió que Pola Weiss (o al menos la recreación virtual de ella) diera voz a todo lo presentado y vivido por ella.
La estructura del documental también coquetea con una postura feminista bien definida, mostrando a Pola Weiss como una mujer empoderada que jamás dependió ni usó la etiqueta de esta ideología pero que con sus actos sobre el disfrute de su sexualidad y la fuerza de su arte que reivindicaba todo lo que implicaba ser una teleasta en medio de las críticas le implicó ser una adelantada en su tiempo no sólo para el arte contemporáneo experimental sino en la defensa de una oleada de pensamiento que, en estos días, se siente muy vigente.
Ni qué decir de los claros ejemplos que encuentran resonancia en la actualidad acerca de la tecnología y la autorreferencia, algo que ahora se ha convertido en el pan de cada día para gente que expone su vida y actividades constantemente ante una cámara de forma artificiosa. Pola Weiss lo hacía, pero con un sentido de trascendencia, donde la narrativa quedaba de lado ante la sensación y la experiencia que permite conectar en todos sentidos y volver las ‘cajas idiotas’ (o ahora celulares) en ‘cajas inteligentes’.
Finalmente, esta obra también se distingue por presentar dos retos interesantes. El primero de ellos es crear un filme donde las líneas entre el documental y la obra de Weiss son borrados gracias al gran sentido experimental de Arrieta que oculta discretamente ciertas verdades en medio de la óptica de Pola, su forma de ver el mundo y el arte que hacen que el espectador comprenda más de la vida y obra de Weiss.
Pero el más grande acierto, sin duda, es el poder crear un testimonio que le da un sentido de comprensión a la importante mujer que fue y ha sido incluso después de su trágica muerte, misma que fue alimentada de rumores, falsa información y calumnias y que aquí, con un sentido dolor y respeto, se aclara, dándole la importancia a esta gran mujer videoasta que se atevió a romper con los machismos y las convenciones de género a través de los altibajos de su día a día, esperando generar una curiosidad auténtica en este mundo lleno de colores y vida que nos regaló siempre Pola Weiss.