Cine
Judas And The Black Messiah, una reflexión a la revolución social
Judas And The Black Messiah es una alerta, una esperanza y una documento histórico que en pleno año 2021 sigue siendo relevante.
‘Yo soy un revolucionario’ es una de las frases que buscan despertar en cada persona en Judas And The Black Messiah.
Esta película es mitad realidad mitad ficción, trata sobre el partido de las Panteras Negras que se establecieron en sus inicios en Oakland, California pero en su facción Chicago que se fueron expandiendo poco a poco donde hubiera comunidad afroamericana o minorías en los inicios de los años 60. Aquí vemos la visión de William O’Neal, un ratero vulgar e insignificante de autos que fue detenido por su misma torpeza pero con una solución más allá de la cárcel, ser el infiltrado (la rata) dentro del partido Black Panthers liderados por el joven de 21 años, Fred Hampton.
El título es una mera referencia bíblica; Judas (William O’Neal) y el mesías negro de todo un pueblo reprimido (Fred Hampton) así que desde este entendimiento ya sabes que pasará. Esta dirigida por Shaka King, quien hasta el día de hoy no había hecho absolutamente nada relevante.
Todo nace de una entrevista que dio el verdadero O’Neal (la única documentada) donde narraba todo lo que vemos en pantalla, digamos que es el guion original que utilizó King y que adaptó gratamente. Así que si conoces de historia de Estados Unidos, esto no es ningún spoiler y es todo lo que ocurre hasta que el FBI asesina a Hampton. Tras esta entrevista de O’Neal, este ‘soplón’ cometió suicidio días después de verla al aire; así de fuerte es la culpa y la traición que pasó por sus venas.
La película está muy bien representada visualmente, te transportas a estas ciudades americanas, los peinados, la ropa, la tonalidad sepia; muy bien pero nada que no hayamos visto antes hasta en TV. Sin embargo parece más estar en los años 70 que una década atrás.
Las actuaciones son sobresalientes en los dos actores principales, tanto Daniel Kaluuya como Lakeith Stanfield lo hacen tan bien que estás viviendo con ellos todo el movimiento y no queda en ‘que bien actúan’ ya que va más allá, te hacen enojar y reflexionar bien o mal sobre sus argumentos durante las 2 horas de duración de Judas and The Black Messiah.
Sin embargo lo más importante es oro aspecto, el tema ideológico y que hace de esta cinta una película oportuna más no oportunista, ya que si se analiza el mensaje sería un error tomarlo al pie de la letra y en lugar de una revolución se encontraría uno en guerra civil; junto a la anarquía una de las utopías de la política a través de su historia.
Aquí vemos como el pueblo afroamericano como ocurre hasta el día de hoy es oprimido por la raza blanca en Estados Unidos (no nos meteremos en otros países porque nunca acabaríamos) y en busca de derechos y mismas oportunidades y respeto se alían con minorías como los puertorriqueños y los ‘rednecks’ del sur, quienes dejan de lado su racismo al entender que son tratados de la misma manera que los ‘negros’, así como vemos en Hillbilly Elegy.
Aquí entra el cuestionamiento de ¿por qué acabar el racismo con más racismo? Es una de las dobles caras de una moneda que está dañada desde su inicio. Aquí las Panteras Negras están hartas de la opresión y racismo blanco, sin embargo, ellos hacen lo mismo con sus ‘enemigos’, ya sea por odio, frustración o cualquier otra motivación. Es como combatir la intolerancia con más intolerancia. ¿Hasta dónde uno cruzo esa línea del bien y el mal? ¿Hasta qué límites tienes que llegar para ser escuchado? Hoy en día esto parece ser el mismo cuestionamiento en este país del norte de América, vemos movimientos como Black Lives Matters tras homicidios y brutalidades de policía blanca contra otros sectores, igual que si fuera 1960 y te da esa sensación de que nada, absolutamente nada ha cambiado. ¿Será un fascismo disfrazado de democracia? Así parece.
Por otro lado vemos que Judas And The Black Messiah llegó en un momento importante históricamente y eso le da más relevancia; se condenó por fin al asesino de George Floyd y al mismo tiempo, la policía de Minneapolis lo volvió a hacer y asesinó a otro muchacho ‘porque la chica policía confundió su pistola con una aturdidor’. Así que si no se toma como lo que es, un documento audiovisual histórico podría parecer un llamado a las armas que podría terminar de la misma forma que la película.
No hay duda, la brutalidad policiaca existe en todos lados, ahora es más notorio por las redes sociales y que realmente a muchos de estos policías no tienen ni el más mínimo reparo de mostrarse violentos y mandar su mensaje de superioridad. Eso es de los mensajes más fuertes de la película.
Ahora, tristemente es una película que en su ritmo tiene su punto más débil, el primer acto es lento y tedioso, como si fuera el capítulo de TV piloto y que por suerte entre la intriga, las traiciones y reflexiones logra componer pero tal vez, muchos no lleguen a esto con la misma emoción si no estás sumergido en la historia o al menos, con algún interés en política e historia ‘gringa’. La película realmente son Kaluuya y Steinfield, ya que los demás, hasta Martin Sheen, pasa a ser demasiado secundario.
Judas And The Black Messiah es una película que hay que verse y comprender todo por lo que reclama un gran sector en Estados Unidos, donde hemos visto a celebridades como Ice-T, Lebron James o Colin Kaepernick alzando la voz y mostrando un poco del mensaje de Hampton, el mesías negro.
Esta cinta está nominada al Oscar en las categorías de Mejor Película, Mejor Guion Original, Mejor Fotografía, Mejor Canción y doble al Mejor Actor de Reparto con Daniel Kaluuya y Lakeith Stanfield.