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Adanowsky: ‘ El Grammy es un pedazo de metal, no vamos a volvernos mejor por eso, pero el ego está feliz’
Adanowsky está por darle un final a The Fool; un disco que tuvo invitados como Beck y Karen O; y que tendrá su espacio en el Teatro de la Ciudad.
Adanowsky o Adán Jodorowsky, como quieran llamarlo, desde hace más de 20 años que llegó a México desde Francia por invitación de la rapera Arianna Puello, ya que estaba invitada para unos premios MTV de esos años y quería compañía. Desde entonces, y contra sus dudas que tenía sobre si iba a ser bien recibido en nuestro país, se quedó y no parece irse pronto.
Como cada etapa va cerrando ciclos de sus discos con algún show memorable, ya pasó en el extinto Plaza Condesa, el Auditorio BB y ahora, por primera vez llegará al Teatro de la Ciudad Esperanza Iris el próximo 24 de febrero y el disco del cual podremos decir adiós es The Fool, uno que tiene invitados como Karen O de Yeah Yeah Yeahs en “When The Angel Comes” y a Beck en “Chain Reactionary”.
Adanowsky: de un ídolo, un amante hasta un tonto en México
A lo largo de su aventura musical lo hemos visto ser un ídolo, Amador, Adán siempre que acaba la etapa se da vuelta a la hoja, pero ¿de cuál siente que faltó más tiempo para trabajarlo y también, ¿cuál será su favorito?
‘A todos les faltó algo, siempre pienso que pude hacer algo más a todos. El arte es incompleto y hay que dejarlos como son. Puedes pintar mil veces el mismo cuadro, pero hay que saber dejar. Son perfectos con sus imperfecciones.
Me da gusto de no haber hecho un pop vendedor y siempre haber seguido el camino que estuvo muy difícil, me corrieron de todas las disqueras porque no vendía discos, pero aquí estoy hoy. Con los años ya no se pregunta, a ver si tuvo éxito o no, hay que enfocarse realmente en hacer algo con consistencia, si hace solo música para que se venda y para tener éxito, no dudes. Hay que disfrutar el camino.
Los discos que disfrute más fueron The Fool y Amador. No me acuerdo cómo los grabé, me acuerdo cómo reímos, los amigos, como compartir con los músicos, es lo único que queda. Por eso me encanta ir a grabar al campo, una casa, un castillo, un cuarto chiquitito limitado, me gustan las experiencias cuando grabas y se escucha energéticamente. No es que es la misma música en cada estudio, vas cambiando de sitio y va cambiando la música contigo, no con los espacios, de eso me di cuenta.
Mi mayor reto de hacer música es que me guste a mí, sin hacer concesiones, eso estuvo muy difícil. Siempre un artista le quiere gustar a los demás y creo que ahí está el peligro. Hay que hacer su obra y su obra encontrará su público’.
Hablando de este último, The Fool, se relaciona con la carta del ‘tonto’ o bufón’ del tarot, una práctica esotérica de la cual Adán realiza desde hace años, incluso, aprendió a sumar gracias a las cartas que tenían en su casa. Esta carta de Fool te invita a la aventura. ¿Cuál es la aventura que Adán tuvo que vivir para poder invitarnos en un viaje de canciones románticas, otras un tanto nebulosas y otras de desamor?
‘Ese disco representa un Adán que ya no soy. Me siento cercano por recuerdos, pero ya no me siento conectado con ese disco. Bueno, entonces tengo ganas de hacer otras cosas, pero en ese momento estaba feliz leyendo libros y donde sea componer. Grabé ese disco y lo tiré la basura, porque no me gustaba y volvía a recomponer las canciones. Cuando haces un disco tienes que apurarte por ciertas fechas límites, pero por lo de la pandemia, debía tomarme todo el tiempo que quería, hacía tiempo que no había hecho un disco así pensado’.
La cosa es que yo no veo el futuro en el tarot. Es más bien si tienes una duda ahí, sí, leo. Tengo que ir por aquí o por acá, si quiero armar un estudio de grabación en el sur de la ciudad y vivir ahí, que sea mi negocio al mismo tiempo, lo hago o no y me salió El Mundo, lo hice y me salió muy bien. Consulto de repente cuando tengo una duda, pero no lo consulté para The Fool, curioso ¿no? Porque es una carta del tarot. Si ves, en el tarot son varios personajes, son 22, es un número muy simbólico y están adentro de nosotros, somos varios personajes. Cuando una persona me dice ¡ya no te reconozco, cambiaste! yo me pongo feliz, qué maravilla que no me reconozcan. Imagínate ser la misma persona siempre’.
Para Adán Jodorowsky lo más difícil, es ser libre
Ha sido crucificado en escenario, ha salido de una vagina gigante y pocas veces ha sido solo él, curiosamente, en el Teatro de la Ciudad es dónde se va al desnudo, solo con su banda y sin un espectáculo de los que tiene acostumbrados a sus seguidores en cada fecha importante.
‘Soy rebelde, en el Teatro de la Ciudad todo el mundo dice ‘Ah, digno de una obra’ y todo lo contrario, me parece muy interesante también romper justamente con la ilusión del espectáculo. Que el público no sea público, el cantante no sea cantante, que seamos solo una persona compartiendo, que no hay más ni menos que simplemente conocidos. Si tengo que hacerlo, cantaré en medio del público, no me importa, quiero aprovechar la oportunidad de explorar en libertad.
Intento romper con los límites, no es fácil, la sociedad te pone siempre ahí pendiente de la mirada de los demás. Ahora te estoy dando clases de creatividad, se llama psicocreatividad, estoy enseñando a la gente a liberarse del miedo de la mirada de los demás, es bien difícil, los pongo en medio del cuarto a bailar y ser ridículos en frente de todo el mundo, les cuesta muchísimo y a mí también, pero cuando entras en la jaula del león, tienes que luchar contra él, si no te come’.
Como dividir entre el artista en el escenario y el productor, ahora ya con tres Grammy en su casa, dos latinos y uno americano junto a Natalia Lafourcade, en un recorrido muy prolífico.
‘Nunca pensé ser productor de música, ahora ya llevo casi 15 años haciéndolo, pero todo empezó con León Larregui cuando se hizo Solstice, la canción “Brillas” que fue un éxito rotundo y entonces, después Volumen con él, hice la canción “Locos” que también fue un éxito. Después me llamó Daniela Spalla, hice su disco Camas Separadas y también fue un éxito, y no he parado, hice Bandalos Chinos y llegaron Bunbury, Caloncho, El David Aguilar, Jay de la Cueva, Natalia Lafourcade.
León Larregui era mi vecino, vivía en la puerta en frente de mí y vino a preguntarme si le podía recomendar algunos músicos franceses, le hice escuchar una grabación y dijo ‘Ah, me encanta cómo suena, quien lo produjo’ y dije, ‘bueno, es mi música y yo lo hice’. Así empezó y él me siguió a París, confió totalmente, hicimos Solstice.
Natalia mi vecina también, vivía una calle de mi casa y cuando hizo Hasta La Raíz, me invitó a su casa para que opinara de sus canciones, le dije algunos consejos y tuvimos pendiente. Natalia es un artista increíble. Yo no me esperaba eso, en el estudio sabe perfectamente lo que hace, se lo merece realmente su Grammy. Nuestro encuentro fue alquímico porque decidió hacer un disco totalmente fuera del esquema de la industria, canciones de siete minutos. Es valiente para un artista tan grande como ella hacer un disco así, pero mira lo que pasó, ganamos varios Grammys.
Es una estatua, es un pedazo de metal, no vamos a volvernos mejor por eso, ¿verdad? Pero el ego está feliz’.