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Justice League Snyder Cut: La importancia de la edición en el cine

La verdadera importancia del Justice League Snyder Cut.

Mario Valencia

Publicado

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Justice League Snyder Cut Review

Tras años de presión de los fans y del mismo director, llegó a algunos servicios de streaming el anticipado Justice League Snyder Cut, versión de cuatro horas que viene a reemplazar la visión del estreno en salas que vimos en 2017. Para muchos, un capricho de 70 millones de dólares, para otros, la redención de todo un universo cinematográfico; lo cierto es que esta versión es mucho más propositiva de lo que aparenta. Esto no será una reseña sobre la película (no importa que se diga, el morbo o el fanatismo harán de las suyas para que gastes 15 pesitos en Google Play), sino una reflexión que la misma cinta comparte. Una que a veces como espectadores, olvidamos al no reconocer la importancia de la edición y como esta, realizada bajo la dirección correcta, puede transformar toda una película.

No cuentes con ello, Warner

Un poco de historia antes de empezar. Snyder estuvo involucrado desde el día uno con la realización del DC Extended Universe, mismo que inició con Man of Steel en 2013. Para 2016, después de una larga revisión al guión, comenzó a filmarse Justice League, la alianza de los super héroes más famosos de la historia. Para Warner, la épica de cuatro horas era algo inconcebible para los estándares de consumo rápido que dictan la industria hoy en día.

Entre las discusiones de la post producción, una tragedia ajena al cine llegó a la vida de Snyder. El 12 de marzo del 2017, Autumn Snyder, hija de 20 años del director, se suicidó. Zack optó por bajarse del proyecto sin terminarlo, una acción más que comprensible pero que fue aprovechada por los estudios para hacer su voluntad. Entra a escena Joss Whedon.

Whedon, creador de Buffy la caza vampiros y director de una gran adaptación de Mucho ruido y pocas nueces, era el nuevo consentido de Marvel. En sus haberes ya estaban dos películas de Avengers, con más en puerta hasta que su escandalosa actitud en set, lo mantiene en pausa hasta el momento. Junto a él, Warner Bros. invirtió en extensas regrabaciones de escenas y tratamiento al guión, con la condición de que al final, su versión durara máximo dos horas.

Joss es un director capaz, pero con una inventiva distinta al tono sombrío planteado por Snyder. Por ello hizo su propio corte a semejanza del producto que tenía por costumbre crear, uno más cercano a los comerciales jocosos para vender hamburguesas del payaso y figuras de plástico. A Warner le brillaron los bolsillos con su película pero los fans le dieron la espalda y a pesar de sus decentes ganancias, no pudo recuperar lo invertido en publicidad. Un fracaso taquillero que replanteó el futuro de DC en el cine, más ante seguidores ávidos del director. Entra el movimiento #ReleaseTheSnyderCut a escena.

Las redes sociales estallaron durante dos años en un movimiento a favor de conocer la versión original del director. Esta no es la primera vez que ocurre con un trabajo de Snyder (vean los casos de Watchmen y Batman v. Superman) ni mucho menos uno de DC, pues la torpeza de Warner es impresionante desde siempre. Así ocurrió en 1980 con la segunda parte de Superman, dirigida por Richard Donner y co escrita por Mario Puzo. Las tensiones entre la producción y Donner le impidieron terminar el trabajo y en su lugar entró Richard Lester, autor de A Hard Day’s Night, quien dio un tono más cómico y familiar al hombre de acero. 26 años después, Donner pudo lanzar en DVD su versión, corregida para bien. La historia siempre se repite para aquellos que se nieguen a aprenderla.

La presión funcionó y durante un año, se trabajó en el Justice League Snyder Cut que si bien es superior en muchos aspectos, también mantiene varios problemas.

La era de los héroes

Sobre el corte de Whedon, son obvias sus carencias: inexistente desarrollo de personajes, villano de bigote retorcido venido al azar, el poder del amor a todo lo que da, cortes abruptos a la acción y una atmósfera más pueril que los Super Amigos. Ni siquiera pensemos en que no tiene mucha relación a la atmósfera impuesta por el propio universo de Snyder, sino que la película no funciona porque carece un contexto previo de varios personajes y un desarrollo lógico del conflicto. Aquí una lección más: una película debe valerse por si misma para contar todos sus elementos, sin la necesidad de medios externos (cómics, series o incluso secuelas).

Todo lo contrario en Justice League Snyder Cut. Acá vemos un extenso desarrollo de personajes, en especial de dos héroes que no habíamos visto antes de la misma forma en el cine: Cyborg y Flash. Al fin entendemos sus motivaciones, orígenes y poderes sin que aparezcan de la nada. Siendo francos, que maravilla desarrollar cinco héroes en una sola película a tener una veintena de filmes iguales. Más cuando al fin avocan la personalidad divina del universo DC: los dioses entre nosotros, el faro de esperanza para el ser humano común.

Pero esto tampoco significa que sea perfecto, pues en su afán de mostrar cada aspecto de su vida, esta edición se ve saturada de paja por doquier, lo cual abre el debate verdadero de la obra: ¿Qué tanta información le debe ser develada al espectador? ¿Qué momentos son importantes para el desarrollo de la trama?

Si el primer corte pecó de escueto, este segundo fue excesivo. Celebro que a estas alturas se le ofrezca al público masivo una película de cuatro horas, similar a las grandes épicas de los 60. Pero la duración debe ser justificada en relación a los elementos que propicien un progreso de la acción, no estancarse en la presentación o en la complacencia a los fans (claro que hablo del epílogo). ¿De qué sirvió realizar un nuevo corte si tampoco se aprovechó el tiempo de edición para reflexionar hacia futuro? Sin embargo, aquí no es donde falla la versión 2021.

Lo cierto es que ni el Snyder Cut ni la versión de Whedon, tienen ese elemento sorpresa que mantenga el suspenso. Snyder opta por resolver el conflicto de una secuencia al término de la misma, sin dejar algún misterio o problemática pendiente para después. Hay una premura impresionante del autor de soltar sus viñetas para tentar a sus fans con el potencial que pudo tener su universo, quienes terminarán frustrados al ver que a Warner, sus quejas ya jamás le importarán.

Justicia para todos

Al final, ambas películas mantienen errores y virtudes. Pero con Snyder se nota pasión y compromiso hacia la idea de narrar una historia. A través de su montaje, todo se entiende y tiene una intención de hacer sentir al espectador, de acercarlo a este mundo de fantasía más allá de la visión superficial de estudio. Para el público, hacer el experimento de comparar ambas versiones, sacar sus propias teorías y forjarse un criterio hacia su preferida, es la mejor virtud de todo esto.

La pandemia fue el golpe de realidad que necesitaban los estudios para transformar su producto y aprender que la audiencia, puede ser paciente con las fechas de estreno. Que esto sirva de lección para cualquier otra compañía o productor a apreciar la visión original del autor sin ceder a presiones de tiempo. Eso o prepárense para desembolsar otros 70 millones de dólares, digo.

Fotógrafo y reportero desde 2015, programador del Festival Macabro, profesor de Historia del cine en la FES Acatlán y coordinador de materiales en Filmin Latino.

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