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Carnifex en el Gato Calavera: su último deathcore por latinoamerica en 2024

La banda norteamericana partió el queso durante su visita a la Ciudad de México en pleno inicio de semana

Azem

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Desde mediados de 2023, cuando llegó el Gato Calavera muy cerca del Metro/Metrobús Xola, había escuchado comentarios mucho más entusiasmados de colegas, fanáticos y bandas, a diferencia de la cueva insufrible de calores con sudores malolientes donde aprecié tocadas afrancamente memorables en plena Avenida de los Insurgentes. Así que me dirigí con emoción, y bendecido por el tránsito fluido que te otorga una ciudad vacía por el festejo a la Guadalupana. El motivo: Carnifex vino a cerrar su gira por Latinoamérica.

Carnifex en el Gato Calavera. Foto: Gustavo Azem/ Pólvora
Carnifex en el Gato Calavera. Foto: Gustavo Azem/ Pólvora
Carnifex en el Gato Calavera. Foto: Gustavo Azem/ Pólvora

No es una colonia que inspire mucho al rocanrol. De hecho, hasta se ve raro que un puñado de gente vestida de negro, con logos imposibles de leer o imágenes bien satánicas en la avenida, fumando, hablando y riendo. A la espera de acceder para ver a una banda bien brutal. Para madrearse unos a otros. Para salir con dolor de cuello. Sin voz. Sin dinero. Con apenas unos minutos para alcanzar el último metro a su cantón.

Carnifex en el Gato Calaveras, una experiencia mucho mejor que la Navidad

En fin, que los cinco integrantes de Carnifex subieron al escenario, y empezaron con su deathcore bien enfermo. Uno que otro fanático del público ya se andaba muriendo por la falta de ventilación en el Gato Calavera, luego se armar un circle pit a petición del cantante de Nunca Digas Muere, banda abridora que le puso sal y pimienta al platillo en cuestión. Por ello se chingaron unas chelas bien muertas en el inter. Para recobrar dos o tres barritas de energía.

Apenas empezaron a emanar pisadas de guitarra, taborazos, dedazos en el bajo, y gritos que se llevaban consigo el alma de los presentes, la cosa se torció bien loco. Ahora ya no eran diez personas armando un pogo, coustodiados por otros 30 alrededor que v Ian su Facebook. 50 o 60 morros, chicas, rucos o señoras, armaron un intercambio navideño, pero de chingadazos en el centro de la pista. Otros varios le entraron hasta al crowdsurfing, mientras la primera fila intentaba manosear a los músicos.

Carnifex en el Gato Calavera. Foto: Gustavo Azem/ Pólvora
Carnifex en el Gato Calavera. Foto: Gustavo Azem/ Pólvora

De buenas a primeras, fueron ellos los primeros que se emputaron porque un wey llegó hasta el escenario y se quería tomar una selfie. También que no mame. La brutalidad en pleno, y sale con sus pendejadas. De pura suerte no le soltaron un buen derechazo en su quijada. Supongo que les pasó por la mente en algún momento, pero se hicieron responsables del éxtasis provocado por sus canciones, y se limitaron a pedir que nadie invadiera su espacio de chamba de nuevo.

Una banda brutalmente deathcore, así fue la tocada de Carnifex en Ciudad de México

Hay que decirlo, lucían agotados de tanta fecha echando desmadre, pero aún así salieron a entregar el espíritu. Se les podía ver bien apagados por momentos, apenas moviéndose o mateando, solo con la vista clavada en el horizonte, haciendo riffs casi en piloto automático, pero no dejaba de sonar brutal.

Ese maravilloso salvajismo es, en gran oarte, orquestado por el mismísimo Scott Lewis. Parece inmune al cansancio. Es el único que se mantiene intacto tras el paso de las rolas, de los minutos, de los segundos. Como si la nula construcción de ventanas, el calor infernal y las nubes bien sofocantes de humo emanado de unas máquinas que parecen tener vida propia e instinto asesino, le afectaran apenas un 0.10% de lo que nos chinga a todos los demás, a sus compañeros, y hasta staff, ingeniero de sonido, al bar tender, al de la taquilla improvisada sobre una mesa de aluminio con marca de chela.

Carnifex en el Gato Calavera. Foto: Gustavo Azem/ Pólvora
Carnifex en el Gato Calavera. Foto: Gustavo Azem/ Pólvora
Carnifex en el Gato Calavera. Foto: Gustavo Azem/ Pólvora

Quien le cayó, podrá presumir de un tremendo rocanrol como última tocada del año. Y contará por el resto de sus días que lo vivido esta noche en el Gato Calavera fue mucho más divertido que los tíos, primos y sobrinos peleando por los terrenos, más emocionante que abrir tu regalo del intercambio y que sean calcetines, mil veces mejor que meterle un +4 a la tía que por sexto año consecutivo te dirá que con tantos tatuajes, el cabello largo y esa pinta que me llevas, nadie te tomará en serio jamás. Tremendo.

Periodista musical egresado de la UNAM; ahora editor SEO, reportero y fotógrafo de esta H. revista digital, con más de siete años en el mundo de las notas, reseñas y opiniones de la industria musical. Interesado cien por cien en la búsqueda de nuevos sonidos, tendencias y datos históricos.

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